"Aragón pone siempre la alfombra roja a proyectos extractivistas del territorio”

Flamante Premio Nacional de Juventud 2024, Gros habla sobre por qué es necesario defender el Pirineo Aragonés y terminar con el gas como única alternativa de combustible. Y sobre la importancia de unir las reivindicaciones ecológicas con las feministasAdjudicado por 12,8 millones de euros el polémico proyecto para unir en telecabina Benasque y Cerler “Marina es una joven activista de 29 años, biotecnóloga y defensora del medio ambiente con gran capacidad para movilizar y concienciar y modelo a seguir para futuras generaciones de activistas. Es una firme defensora de la introducción de la perspectiva ecofeminista en los procesos de transformación colectiva en los que se ha involucrado”. Así comienza el texto del fallo a través del cual el Instituto de Juventud (Injuve) otorgó su premio anual 2024 a la aragonesa Marina Gros Breto en la categoría de medio ambiente. Y los dos ejemplos de su trabajo que se mencionan en el texto son la Plataforma en Defensa de las Montañas de Aragón y la red Gas No Es Solución, en las que participa como integrante de Ecologistas en Acción, la organización en la que trabaja desde Huesca. Gros Breto considera este premio como un reconocimiento colectivo, no individual, porque “desde el activismo nadie hace las cosas sola” y celebra que se destine a la juventud en un tema tan sensible como el medio ambiente: “Los jóvenes tenemos un derecho innegable a alzar nuestra voz, ya que nos vamos a enfrentar a las consecuencias de una crisis climática que no hemos causado nosotros. Nuestra generación va a ser aquella que tenga que lidiar con los efectos de las decisiones que han tomado dirigentes, empresas, personas que tienen nombres y apellido”.  ¿Por qué el gas no es una solución? Porque tiene consecuencias brutales en los países donde se extrae y porque potencia la crisis climática. Debemos cambiar la mirada con respecto al gas fósil, un combustible contaminante y perjudicial para la salud de las personas. Muchas de nosotras vivimos atadas a los combustibles fósiles y no podemos salir. Creemos que hay que sacar el gas de nuestros hogares y por eso hablamos de que en 2030 deberíamos descarbonizar todas las viviendas y en 2035 sacar el gas del sector industrial, que es el que más gas utiliza. ¿Qué alternativas energéticas proponen? Primero es necesario evaluar qué usos se están haciendo del gas fósil y si es necesario mantenerlos. Aquí tenemos un debate ecosocial sobre la mesa: qué sectores industriales queremos mantener y para qué. A lo mejor algunos no son necesarios en el futuro. Desde la red proponemos el uso de energías renovables para el sector industrial. Y en los hogares, soluciones como la aerotermia o la solar térmica para la calefacción y el agua caliente.  Manifestación por el clima Con la Plataforma en Defensa de las Montañas de Aragón se discute la viabilidad de un proyecto de telecabinas en el Pirineo aragonés, financiado con fondos Next Generation y que, en teoría, se define como turismo sostenible. Sí, son varios proyectos. Y el más importante es el que pretende unir las estaciones de Astún y Formigal, de manera tal de atravesar todo el valle glaciar de Canal Roya. Eso supone una amenaza concreta para el entorno natural y desde 2022 trabajamos en la plataforma para proteger el valle. Hubo mucha movilización ciudadana y gestiones en diferentes instituciones de Europa, incluso expusimos el problema en el Parlamento Europeo y se consiguió frenar el proyecto. Pero quedan otros dos más que son similares y desde la plataforma seguimos alertando a las comisiones europeas de que no se está haciendo una adecuada utilización del medio ambiente, pero aún no se han conseguido frenar. Hoy la principal industria de España es el turismo, con todas las consecuencias nefastas que acarrea y que se vienen estudiando y analizando desde hace años. ¿Es posible el turismo sostenible en este

Jan 19, 2025 - 07:43
"Aragón pone siempre la alfombra roja a proyectos extractivistas del territorio”

"Aragón pone siempre la alfombra roja a proyectos extractivistas del territorio”

Flamante Premio Nacional de Juventud 2024, Gros habla sobre por qué es necesario defender el Pirineo Aragonés y terminar con el gas como única alternativa de combustible. Y sobre la importancia de unir las reivindicaciones ecológicas con las feministas

Adjudicado por 12,8 millones de euros el polémico proyecto para unir en telecabina Benasque y Cerler

“Marina es una joven activista de 29 años, biotecnóloga y defensora del medio ambiente con gran capacidad para movilizar y concienciar y modelo a seguir para futuras generaciones de activistas. Es una firme defensora de la introducción de la perspectiva ecofeminista en los procesos de transformación colectiva en los que se ha involucrado”. Así comienza el texto del fallo a través del cual el Instituto de Juventud (Injuve) otorgó su premio anual 2024 a la aragonesa Marina Gros Breto en la categoría de medio ambiente. Y los dos ejemplos de su trabajo que se mencionan en el texto son la Plataforma en Defensa de las Montañas de Aragón y la red Gas No Es Solución, en las que participa como integrante de Ecologistas en Acción, la organización en la que trabaja desde Huesca.

Gros Breto considera este premio como un reconocimiento colectivo, no individual, porque “desde el activismo nadie hace las cosas sola” y celebra que se destine a la juventud en un tema tan sensible como el medio ambiente: “Los jóvenes tenemos un derecho innegable a alzar nuestra voz, ya que nos vamos a enfrentar a las consecuencias de una crisis climática que no hemos causado nosotros. Nuestra generación va a ser aquella que tenga que lidiar con los efectos de las decisiones que han tomado dirigentes, empresas, personas que tienen nombres y apellido”. 

¿Por qué el gas no es una solución?

Porque tiene consecuencias brutales en los países donde se extrae y porque potencia la crisis climática. Debemos cambiar la mirada con respecto al gas fósil, un combustible contaminante y perjudicial para la salud de las personas. Muchas de nosotras vivimos atadas a los combustibles fósiles y no podemos salir. Creemos que hay que sacar el gas de nuestros hogares y por eso hablamos de que en 2030 deberíamos descarbonizar todas las viviendas y en 2035 sacar el gas del sector industrial, que es el que más gas utiliza.

¿Qué alternativas energéticas proponen?

Primero es necesario evaluar qué usos se están haciendo del gas fósil y si es necesario mantenerlos. Aquí tenemos un debate ecosocial sobre la mesa: qué sectores industriales queremos mantener y para qué. A lo mejor algunos no son necesarios en el futuro. Desde la red proponemos el uso de energías renovables para el sector industrial. Y en los hogares, soluciones como la aerotermia o la solar térmica para la calefacción y el agua caliente. 

Manifestación por el clima

Con la Plataforma en Defensa de las Montañas de Aragón se discute la viabilidad de un proyecto de telecabinas en el Pirineo aragonés, financiado con fondos Next Generation y que, en teoría, se define como turismo sostenible.

Sí, son varios proyectos. Y el más importante es el que pretende unir las estaciones de Astún y Formigal, de manera tal de atravesar todo el valle glaciar de Canal Roya. Eso supone una amenaza concreta para el entorno natural y desde 2022 trabajamos en la plataforma para proteger el valle. Hubo mucha movilización ciudadana y gestiones en diferentes instituciones de Europa, incluso expusimos el problema en el Parlamento Europeo y se consiguió frenar el proyecto. Pero quedan otros dos más que son similares y desde la plataforma seguimos alertando a las comisiones europeas de que no se está haciendo una adecuada utilización del medio ambiente, pero aún no se han conseguido frenar.

Hoy la principal industria de España es el turismo, con todas las consecuencias nefastas que acarrea y que se vienen estudiando y analizando desde hace años. ¿Es posible el turismo sostenible en este contexto?

Es posible si nos planteamos para qué viajamos y qué tipo de consumo hacemos de los espacios naturales. Pero es que tiene que ser posible porque está en juego la supervivencia de los pueblos. A día de hoy tenemos un problema muy grande de vivienda en los entornos rurales. Y esto es más acuciado todavía en sitios turísticos, como pueblos del Pirineo aragonés donde ya se está hablando de una ibizificación, lo mismo que sucede en las Islas Baleares. Nos encontramos con trabajadores y trabajadoras de las estaciones de esquí que no pueden alquilar una casa porque los precios están disparados. 

¿Qué sucede en Aragón con las políticas en torno al clima?

Es un poco desastre y lo que se hace es insuficiente. No solo desde este gobierno sino también del anterior. De entrada, sigue sin cuestionarse el modelo económico. Se plantean, por ejemplo, leyes sobre energías renovables en Aragón que solamente benefician al oligopolio energético, a un sistema de implantación de renovables sin planificar, que no tiene en cuenta a la ciudadanía y que no se pone al servicio del acceso público a la energía. Y uno de los temas que creo que van a ser de los más candentes es el de los centros de datos, cómo empiezan a aparecer todos estos proyectos dentro del territorio aragonés. Aún no hemos analizado este tema en profundidad, pero sabemos que tienen un impacto fundamental, sobre todo en el consumo de energía y de agua. La pregunta también es por qué se promueven este tipo de proyectos, con un beneficio social muy bajo y muy pocos puestos de trabajo y que son sumideros absolutos de energía y de agua. Por qué Aragón pone siempre la alfombra roja a este tipo de proyectos que incurren en una lógica extractivista del territorio. 

Los ecofeminismos

Marina Gros estudió la carrera de biotecnología motivada por la idea de cambiar el mundo desde la investigación. Uno de sus sueños infantiles era descubrir alguna vacuna para curar una enfermedad que afecta a mucha gente, por ejemplo. Pero durante la carrera se encontró con una carencia de reflexión epistemológica sobre para qué y para quien se investiga, sobre todo en el tema de los transgénicos, que se pueden usar para fabricar insulina como para apoyar la extractividad despiadada de Monsanto. Entonces, decidió sumarse a un espacio que le permitiera desarrollar toda esa capacidad crítica. Y lo encontró en Ecologistas en Acción, a cuya sección juvenil donará parte de los 5.000 euros del premio de Injuve (otra parte irá para la campaña Los seis de Zaragoza) y donde consiguió confluir dos de sus motivaciones fundamentales: el feminismo y la conciencia medioambiental.

Françoise d'Eaubonne fue la pensadora francesa que acuñó por primera vez el término ecofeminismo. La física y filósofa india Vandana Shiva puso ese nombre a uno de los libros claves para entender esta confluencia que, en España, tiene a Yayo Herrero como una de sus máximas referentes y, el mundo, a Berta Cáceres como símbolo internacional, una ecofeminista indígena y activista social hondureña que fue asesinada en 2016 después de oponerse a la instalación ilegal de la represa de Agua Zarca en su país.

¿Qué es el ecofeminismo? ¿Por qué es importante en el mundo actual?

Nosotras hablamos de ecofeminismos porque hay diferentes miradas. Lo que busca es confluir un diálogo entre la ecología y el feminismo, tratando de desmontar esa lógica de la dominación, de que tenemos derecho de poseer los cuerpos de las mujeres, de expoliarlos y utilizarlos. Y lo mismo sucede con la naturaleza, esa idea de que podemos usarla para nuestro beneficio y ya está. Los ecofeminismos lo que buscan es situar la vida y los cuidados en el centro. Y acabar con la lógica de la productividad, porque no podemos estar produciendo las 24 horas del día, no es ese nuestro objetivo en la vida. También tenemos que entender que los seres humanos no estamos fuera de los ecosistemas en los que vivimos, del territorio en el que nos establecemos. Y todo lo que ocurre ahí nos acaba afectando. No podemos vivir al margen, por eso decimos que somos ecodependientes. Y también interdependendientes: la importancia de concebirnos como seres colectivos, dentro de un entorno y no como sujetos aislados.

Hace pocos días, Eldiario.es publicó un informe de la comisión interna de Ecologistas en Acción sobre el presunto acoso sexual y laboral que ejerció uno de sus fundadores. ¿Cómo os afectó esa noticia a ti y a tus compañeras? 

Es un tema que ha generado mucho dolor en la organización. Me cuesta hablar del tema. Creo que se están dando los pasos necesarios desde nuestra solidaridad con las víctimas, teniendo presente la presunción de inocencia y desde una perspectiva de justicia restaurativa, que no sigue con las lógicas punitivistas a las que estamos acostumbradas. Estoy muy confiada en el trabajo que están haciendo las compañeras de la comisión antiacoso, que cuentan con el apoyo de dos expertas ajenas a la organización.

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