El lujo en el transporte al trabajo

 Es curioso porque, a veces, el auténtico lujo es no tener que transportarse y poder trabajar en zapatillas de estar por casa y con un bonito paisaje detrás de la pantalla del ordenador. Gracias a una terrible pandemia, podemos disfrutar (a veces y algunos) del teletrabajo. Bienvenido sea, pero el lujo al que me refiero es en el transporte de verdad. Unos buenos kilómetros de transporte.Para tener claro de lo que hablo, habría que definir lujo. Lo único claro es que para cada uno significa cosas muy diferentes. Me gustan los relojes, vale, pero, para mí, un reloj de muchos miles de euros, no es que sea un lujo, es una bobada. De mucho dinero, pero una bobada.Para mí el lujo es aquello muy exclusivo y que me hace disfrutar. No solo disfrutar en el momento, sino que da una alegría que dura. Y no suele ser algo fácil, cuesta conseguirlo. - ¿cuesta mucho dinero?- No tiene por qué. Los mejores lujos no suelen ser caros. Hablando del transporte al trabajo, no estoy pensando en un jet privado, ni en un superdeportivo. Más bien en una superdeportiva. De dos ruedas y sin motor.Para mí, el autentico lujo en el transporte al trabajo es: poder ir en bici…  y hacerlo.Es algo muy exclusivo y que poca gente podrá apreciar. ¿Sabes la cantidad de condiciones que se tienen que dar para ir en bici al trabajo? La primera es una distancia corta o, mucho mejor, un buen recorrido y una ducha caliente junto a un aparcabicis vigilado al llegar. La segunda y más difícil todavía, tener la salud, humor y ganas de ir en bici para así incrementar esa salud, ese humor y esas ganas de ir en bici tras cada trayecto. Me hace disfrutar. Mucho. Los que montan en bici (algunos saben de dónde es la foto), saben de lo que hablo. Y son dos veces al día. La ida y la vuelta. Hay que tener un cierto cuidado con el tráfico, la logística, la ropa limpia, el ordenador, pero nada problemático. Y ese disfrute dura bastante más que el cansancio de los primeros días.Y es algo que cuesta. Un poco de esfuerzo, un poco de serendipia, el buen criterio de alguien a la hora de diseñar un edificio (gracias). En resumen, un lujazo así, al alcance de tan pocos, hay que aprovecharlo. Y mucho mejor en estos días. Que en verano hace demasiado calor a la vuelta y ahora los atascos, con sus lucecitas, se ven muy bonitos desde fuera.

Jan 19, 2025 - 17:53
El lujo en el transporte al trabajo

 

Es curioso porque, a veces, el auténtico lujo es no tener que transportarse y poder trabajar en zapatillas de estar por casa y con un bonito paisaje detrás de la pantalla del ordenador. Gracias a una terrible pandemia, podemos disfrutar (a veces y algunos) del teletrabajo. Bienvenido sea, pero el lujo al que me refiero es en el transporte de verdad. Unos buenos kilómetros de transporte.

Para tener claro de lo que hablo, habría que definir lujo. Lo único claro es que para cada uno significa cosas muy diferentes. Me gustan los relojes, vale, pero, para mí, un reloj de muchos miles de euros, no es que sea un lujo, es una bobada. De mucho dinero, pero una bobada.

Para mí el lujo es aquello muy exclusivo y que me hace disfrutar. No solo disfrutar en el momento, sino que da una alegría que dura. Y no suele ser algo fácil, cuesta conseguirlo. 

- ¿cuesta mucho dinero?

- No tiene por qué. 

Los mejores lujos no suelen ser caros. Hablando del transporte al trabajo, no estoy pensando en un jet privado, ni en un superdeportivo. Más bien en una superdeportiva. De dos ruedas y sin motor.

Para mí, el autentico lujo en el transporte al trabajo es: poder ir en bici…  y hacerlo.

Es algo muy exclusivo y que poca gente podrá apreciar. ¿Sabes la cantidad de condiciones que se tienen que dar para ir en bici al trabajo? La primera es una distancia corta o, mucho mejor, un buen recorrido y una ducha caliente junto a un aparcabicis vigilado al llegar. La segunda y más difícil todavía, tener la salud, humor y ganas de ir en bici para así incrementar esa salud, ese humor y esas ganas de ir en bici tras cada trayecto. 

Me hace disfrutar. Mucho. Los que montan en bici (algunos saben de dónde es la foto), saben de lo que hablo. Y son dos veces al día. La ida y la vuelta. Hay que tener un cierto cuidado con el tráfico, la logística, la ropa limpia, el ordenador, pero nada problemático. Y ese disfrute dura bastante más que el cansancio de los primeros días.

Y es algo que cuesta. Un poco de esfuerzo, un poco de serendipia, el buen criterio de alguien a la hora de diseñar un edificio (gracias). 

En resumen, un lujazo así, al alcance de tan pocos, hay que aprovecharlo. Y mucho mejor en estos días. Que en verano hace demasiado calor a la vuelta y ahora los atascos, con sus lucecitas, se ven muy bonitos desde fuera.