Propinas

Veía hace unos días la película Daddio, en la que Sean Penn interpreta a un taxista de Nueva York. En un momento dado, el taxista se queja amargamente de la drástica disminución de las propinas desde que los clientes pagan con tarjeta de crédito en lugar de en metálico. Algo muy similar a lo que […] The post Propinas appeared first on 7 Caníbales.

Jan 20, 2025 - 01:00
Propinas

Veía hace unos días la película Daddio, en la que Sean Penn interpreta a un taxista de Nueva York. En un momento dado, el taxista se queja amargamente de la drástica disminución de las propinas desde que los clientes pagan con tarjeta de crédito en lugar de en metálico. Algo muy similar a lo que ocurre en la hostelería española.

El público paga la cuenta con su tarjeta y lleva poco dinero suelto en el monedero, si es que lo lleva. Según los hosteleros, los españoles somos cada vez más rácanos en este aspecto. Probablemente pensamos que los trabajadores de hostelería están ahora mejor retribuidos y a eso se añade la generalización de esa tarjeta de crédito. En algunos casos el establecimiento permite añadir esa propina en el mismo cargo que se hace con la tarjeta, pero cada vez son menos porque ese dinero extra, que va destinado a los camareros, Hacienda, siempre al acecho, lo considera un ingreso más del hostelero a efectos fiscales.

Un grupo de conocidos restaurantes de Madrid ha decidido presentar a sus clientes unas facturas proforma en las que al total de lo consumido se añade, de forma destacada, una sugerencia de propina del ocho o del diez por ciento. Sugerencia, que no imposición, que ya existe en países como Portugal o Gran Bretaña, y que ha levantado bastante polémica en las redes sociales. Probablemente porque la forma en que se está haciendo genera una cierta confusión al aparecer con el mismo tamaño de letra que el total de lo consumido.

España no es Estados Unidos, donde la propina por servicio, de entre un quince y un veinte por ciento, es algo institucionalizado como forma de compensar los bajos sueldos de los camareros. Pero incluso allí hay un fuerte debate sobre la conveniencia de suprimirlas.

¿La propina se da por obligación, por costumbre o para recompensar un buen servicio? Personalmente soy partidario de dejarla sólo en este último caso. Una gratificación a alguien que nos ha tratado con amabilidad y profesionalidad. Si la atención ha sido mala no hay necesidad ninguna de dejarla. Incluso es una buena forma de decirle a ese camarero que no nos ha gustado su trabajo. En cualquier caso lo importante es que los profesionales de la hostelería cobren sueldos dignos y no tengan que depender de esas propinas. Todo apunta a que vamos hacia su desaparición, pero entre tanto yo seguiré dejándola a quien lo merezca.

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