Aena-Ryanair: dos lecturas
Ya conocemos a Ryanair: nadie como ellos para presionar a las Administraciones en pos de precios y servicios bajos. Aunque también es verdad que después ofrecen precios competitivos, pero son implacables con sus proveedores. Ahora acusan a Aena de poner tarifas altas que desincentivan la operativa de los aeropuertos pequeños y algunos medianos, por lo […]
Ya conocemos a Ryanair: nadie como ellos para presionar a las Administraciones en pos de precios y servicios bajos. Aunque también es verdad que después ofrecen precios competitivos, pero son implacables con sus proveedores. Ahora acusan a Aena de poner tarifas altas que desincentivan la operativa de los aeropuertos pequeños y algunos medianos, por lo que se marchan de algunos aeropuertos pequeños (Ryanair suprime 800.000 plazas en aeropuertos regionales de España).
Pero, dicho lo anterior, hay que mirar la película completa: nadie más que Ryanair ha intentado operar en Valladolid, por ejemplo. Ha habido alguna incursión de Air Nostrum, pero ninguna de las grandes lo ha intentado. Y tampoco Jerez es visitada por las grandes. Ahora, la salida de Ryanair de estos dos aeropuertos supone que se quedan el uno sin vuelos comerciales y el otro con un mínimo absolutamente catastrófico. Sólo falta que culpabilicemos de este desastre a quien sí voló a estos aeropuertos.
Para Aena, el negocio es ridículo: ¿qué va a hacer ahora en Valladolid? Poner dinero a espuertas para nada, porque no va a volar nadie.
En toda Europa existen problemas similares. El aeropuerto de Lodz, en Polonia; el de Klagenfurt en Austria; el de Teeside o Bournemouth en Inglaterra; o el de Cardiff, en Gales, padecen los mismos problemas. Todos sus responsables negocian soluciones viables. Ninguno de estos aeropuertos pertenece a una red que tenga detrás el respaldo de las máquinas de hacer dinero que son Barajas o El Prat, por lo que negocian para buscar soluciones.
Aquí, extrañamente, Aena sale a acusar a Ryanair, cuando es evidente que la relación se ha deteriorado. Lo normal entre cliente y proveedor es negociar. Y amenazar, y romper y después volver, porque las dos partes se necesitan. Porque Ryanair quiere volar y los aeropuertos quieren aviones.