La ciencia forense resuelve los detalles de un crimen cometido hace 5.600 años
El esqueleto del hombre de Porsmose fue hallado en Dinamarca, con flechas incrustadas en cráneo y esternón.
La ciencia forense es clave para resolver crímenes, pero también se puede aplicar para esclarecer asesinatos ocurridos hace muchos siglos. Es lo que ha ocurrido con un caso que tuvo lugar en la Dinamarca de hace 5.600 años.
El esqueleto del hombre de Porsmose fue encontrado en el año 1946, en una turbera cerca de Næstved, Dinamarca, con flechas todavía incrustadas en el cráneo y el esternón.
Ahora, su rostro puede verse por primera vez desde su misteriosa muerte, después de que los científicos que investigan su asesinato reconstruyeron su imagen a partir de sus huesos.
En el proceso, revelaron algo contra-intuitivo: que la flecha fatal no era la que estaba clavada en su cara, sino la que estaba en su pecho.
Las reconstrucciones faciales forenses generalmente se ocupan de reconstruir los rostros vivos de los muertos utilizando sus cráneos. Pero Cicero Moraes, autor principal del nuevo estudio, dijo que esta reconstrucción era única, ya que capturaba la muerte del sujeto: "El objetivo generalmente es saber cómo era la cara del individuo", afirmó en declaraciones recogidas por el Daily Mail.
"Pero en el presente trabajo también nos interesaba saber qué lesiones se podrían haber producido en la estructura anatómica", agregó el artista. "Si bien la flecha en la cara es visualmente impactante e incómoda, y podría ser fatal dependiendo de la situación, fue la que impactó en el pecho la que dañó estructuras importantes", dice Moraes.
El estudio reveló que la flecha fatal, hecha de hueso, probablemente había penetrado la vena braquiocefálica, el arco aórtico y la vena pulmonar derecha del hombre, matándolo.
Para completar su trabajo, los autores comenzaron reconstruyendo virtualmente los huesos del hombre de Porsmose, utilizando fotografías y datos de medición.
"Luego reconstruimos el rostro utilizando técnicas forenses, creando un busto que incluía las áreas impactadas por las puntas de flecha. En la zona del pecho, donde una flecha impactó en el esternón, también reconstruimos algunos otros huesos y el sistema circulatorio. De esta manera fue posible evaluar por dónde había pasado la flecha fatal", añadió Moraes.
En el momento de su muerte, el hombre de Porsmose tenía entre 35 y 40 años y medía aproximadamente 1,66 m. El misterio rodea las circunstancias de su asesinato, pero después de que le dispararan en la cara y el pecho, su cuerpo cayó al agua o fue arrojado allí. Nunca se sabrá si fue ejecutado, asesinado o cayó en una batalla.
Un granjero asesinado
El Museo Nacional de Dinamarca, que alberga sus restos, lo imagina como un granjero asesinado en una publicación en las redes sociales.
"Mientras todos duermen profundamente, unos desconocidos entran en la casa. Los perros gruñen, pero los silencian a palos. Los extraños irrumpen en el patio y prenden fuego a los techos de paja de las casas", dicen.
"Despierta a la familia y toma su hacha. Juntos escapan de la casa en llamas. Pero afuera reina el caos y pierde de vista a sus hijos. Ve a uno de los desconocidos que se va con su esposa. Corre tras él con el hacha en alto. Pero entonces siente un dolor punzante en el pecho y la luz desaparece", prosigue el texto.
"Cuando la siguiente flecha le alcanza la cara, ya está en camino hacia los eternos campos de maíz de sus antepasados", concluyen.
El equipo brasileño detrás del nuevo estudio está formado por Cicero Moraes, el dentista forense Thiago Beaini de la Universidad de Uberlândia, la cirujana dentista Janaina Paiva Curi y la fisioterapeuta Lis Moura y publicaron su estudio en la revista OrtogOnLineMag.