El manuscrito con el que Milei anticipa qué ocurrirá en 2025

El Gobierno les anticipó a todos cuánto costará el dólar; sorpresa entre los ministros por el ajuste detrás del ajuste y la nueva modalidad para hacer compras que crece con el apoyo de potencias mundiales y bancos de primera línea

Jan 19, 2025 - 11:39
El manuscrito con el que Milei anticipa qué ocurrirá en 2025

Tarde de colación dulce, agua mineral y recuerdos de los tiempos estudiantiles en el verde césped de la Quinta de Olivos. Javier Milei arranca el diálogo con Diego Valenzuela, su viejo compañero de la Universidad de Belgrano, y casi de inmediato empieza a escribir en una hoja una parte de su plan para el dólar en 2025. El Presidente no pierde algunas costumbres. Es lo mismo que hacía cuando transitaba la carrera de Economía junto al ahora intendente de Tres de Febrero.

Milei profundizó esta semana el rumbo que lo condujo en su primer año de Gobierno. El martes, poco después de las 17, el Banco Central explicó que en 13 días comenzará a aplicar una tasa de devaluación de apenas 1% mensual, algo sobre lo que ya había hablado. Es un cambio importante en la regla que mandó durante los últimos 12 meses.

El organismo liderado por Santiago Bausili difundió las modificaciones tras conocerse el número de inflación de diciembre. Fue de 2,7%. Si bien la Casa Rosada siempre espera alguna décima menos, ese detalle no fue suficiente para guardar la norma cambiaria, que se estaba preparando desde hacía días.El Gobierno celebró esta semana el dato de inflación y, en especial, el de superávit.

El inicio de 2025 encuentra a la Argentina en una situación extraña. Los actores económicos están obligados a convivir con la incertidumbre que les genera un exceso de certidumbre (reduce el espacio para la especulación) en un terreno en el que no están acostumbrados, como el precio del dólar.

Según los anuncios del equipo económico, se necesitarán $1.140 en octubre próximo, cuando arranque la recta final de la carrera electoral de medio término, para comprar un dólar.

El ministro de Economía, Luis Caputo, pasó el último año fabricándose la fama para que ahora le crean. En diciembre de 2023, se juntó con un grupo de banqueros para contarles qué iba a hacer. Los escépticos de aquel momento están convencidos hoy, algo que reduce el riesgo de devaluación en un país que se acostumbró a vivir con esa amenaza de sombra.

Milei lo toma casi como una cuestión personal. El Presidente usa el gráfico mencionado al principio para justificar por qué no hay atraso cambiario en la Argentina. Cree que los cálculos tienen más verdad que las playas. No le alcanza con ver imágenes de argentinos en Brasil y menos turistas en el país para hablar de un peso demasiado fuerte.

El Presidente dice que muchos de sus colegas no toman en cuenta la situación fiscal dispuesta por su gobierno, en medio de errores históricos y líneas de tiempo sesgadas. Es el arma de guerra intelectual de Milei, que lo condujo a distanciarse incluso de Domingo Cavallo, a quien consideró en su momento como el mejor ministro de Economía del que se tenga recuerdo.

Hay algunas escenas recientes que parecen sacadas de películas a las que se les cambió el final. El exministro de Carlos Menem, denostado por los principales grupos industriales del país en su momento, escribió días atrás en su blog que hay una apreciación exagerada del peso, en torno al 20%, similar a la que existió en los últimos años de la convertibilidad, algo que, siempre según Cavallo, condujo a una deflación que impulsó la posterior depresión. El capítulo final de esa saga fue la crisis de 2001.

Las palabras de Cavallo no suenan muy distintas a las que se escuchan hoy en las fábricas. En el equipo económico, sin embargo, no están de acuerdo con su mirada ni con la de los críticos a la política cambiaria.Otros tiempos. Cavallo saluda a Milei tras su elección de medio término. Hoy molestan las críticas del exministro.

Caputo y sus funcionarios más cercanos creen, sin embargo, que no hay mala fe en las palabras del exministro. Tienen razón. Cavallo no dice lo que piensa, sino que se limita a escribirlo en su blog. Desde que asumió Milei, con quien tiene gratitud porque recuperó positivamente la experiencia de los años 90, eligió no hablar con la prensa y suele rechazar pedidos de entrevistas.

El oleaje de las voces críticas no cambia el rumbo del barco de Milei. No solo por la reducción del ritmo de devaluación, una contraindicación según la mirada de quienes hablan de un súper peso, sino también por la profundización de algunas tendencias que marcaron 2024.

Mañana asumirá Donald Trump en Estados Unidos. El jefe político de la mayor potencia mundial tiene pocos amigos en la región. Se cuentan entre ellos a Santiago Peña (Paraguay), Nayib Bukele (El Salvador) y el propio Milei, muy por encima de los demás. Especialistas en temas internacionales descuentan que Trump enviará señales a la región mediante estos tres países para mostrarle al resto acerca de la conveniencia de acompañarlo.

La geopolítica regional, entonces, jugaría en principio a favor de la apreciación del peso, a menos que el Gobierno decida lo contrario. En la anterior gestión de Trump, la Casa Blanca convenció a sus socios europeos en el Fondo Monetario Internacional (FMI) de prestarle una enorme cantidad de dinero a la Argentina. La Casa Rosada descuenta que ocurrirá lo mismo en esta oportunidad, por lo que habrá más dólares en el país.

En cualquier caso, el objetivo prioritario será hacer trabajar al dólar para bajar la inflación. Milei tiene motivos económicos evidentes para acelerar el retorno a la estabilidad, pero también políticos. La escalera descendente por la que transita el índice de precios desde diciembre de 2023 es la principal fuente de legitimidad de ejercicio para un Gobierno que llegó con escaso poder.El Gobierno descuenta que la llegada de Trump al poder significará más dólares para la Argentina

La construcción de poder mediante el ordenamiento económico seguirá siendo un dolor de cabeza para la oposición política no alineada con el modelo de Milei. El primero en la lista de los que tendrán migraña es Axel Kicillof, el gobernador de la provincia de Buenos Aires.

Aunque no lo dirá en voz alta, ajustó sus cuentas ante la dificultad de obtener más fondos de la Casa Rosada. Pero ese ajuste, no le alcanza. En el primer semestre de 2024, la provincia tuvo un déficit financiero (después del pago de la deuda) de US$137 millones. Es mucho mejor que el rojo de US$738 millones del año anterior, siempre bajo su gestión.

El secreto peor guardado de Kicillof es que aplicó un fuerte recorte bajo la bandera del Estado presente. El gasto cayó 19% por una disminución en las partidas para personal, jubilaciones y obra pública.

La expectativa es que los números finales de 2024 muestren un déficit cercano a los US$1.000 millones, la mitad de lo que tuvo en el último año de Alberto Fernández y de Cristina Kirchner en el poder. El hecho de que el número haya mejorado, no quiere decir que sea bueno.

Kicillof tiene la dificultad adicional del fuego amigo. Sufre la complicación de que la legislatura bonaerense le impidió hasta ahora tomar deuda millonaria en un contexto de tensión con La Cámpora. De manera que uno de los principales opositores a La Libertad Avanza en un territorio clave como la provincia de Buenos Aires arranca el año electoral obligado a pensar cómo hacer un ajuste mayor.

El mismo trabajo tiene por delante el ministro de Economía, Luis Caputo. La diferencia es que él juega ese partido con una convicción inversamente proporcional a la de Kicillof. Hay un hecho que lo pinta.

El equipo económico comenzará a recibir desde esta semana a ministros que, como se ven las cosas, fueron doblemente ajustados.

Tras la caída del presupuesto 2025, el Gobierno volvió a prorrogar la última versión hecha originalmente por Sergio Massa para 2023. Varios compañeros de Caputo en el Gabinete notaron que en el decreto publicado esta semana para extender la vieja norma se perdieron algunos millones por el camino con respecto a lo que ya se había acordado para este año, cuando se hizo la norma que no prosperó. Es un extraño caso de motosierra sobre motosierra.

Los ministros creen que Economía soltará un poco las riendas a medida que avance el año. Algunos de ellos se llevaron una buena sensación de sus últimas conversaciones con Caputo, quien se mostró muy entusiasmado con la recaudación de la primera quincena de enero, clave no solo para su búsqueda de estabilidad, sino también como señal de una recuperación más clara de la actividad.

Economía, sin embargo, se está mostrando receptiva de cara a aquellos funcionarios que lleguen con nuevas ideas orientadas al futuro. Un hecho sintomático de lo que vendrá ocurrió la semana pasada en la oficina 1003 del piso 10 del Ministerio de Economía.Patricia Bullrich negocia la compra de barcos franceses 100% financiados

Martín Tolivia, director nacional de Proyectos con Financiamiento Externo Bilateral, recibió a enviados de Patricia Bullrich (Seguridad) para avanzar en la compra de buques de 80 metros de eslora para la Gendarmería por más de 300 millones de euros. Uno de ellos se hará en Francia, y el resto en Mar del Plata, para que haya transferencia de conocimiento.

La frugalidad contrastó con el nivel de los invitados. Como el mozo estaba de vacaciones, Tolivia en persona fue el que buscó y sirvió el agua. Se acercó más gente de la que se pensaba. Fueron autoridades locales del Banco Santander (uno de los prestamistas) y de la Embajada de Francia en la Argentina, porque la proveedora será la empresa Kership, de ese país. Participaron por vía digital directivos del Santander de París y hasta del ministerio de Economía del gobierno de Emmanuel Macron, el encargado de poner las garantías.

La licitación la había lanzado Aníbal Fernández, antecesor de Patricia Bullrich en el cargo. La expresidenta del PRO le hizo modificaciones al pliego mediante uno de sus colaboradores, el economista Martín Siracusa. Puso los papeles a tono con las urgencias argentinas. Por ejemplo, requirió que el proveedor consiguiera la totalidad del financiamiento y dos años de gracia antes del primer pago. Su equipo pensó que el proyecto se caía, algo que no ocurrió.

Cada vez más funcionarios están pensando en las mismas alternativas. La propia Bullrich está hablando con Airbus para renovar la flota de helicópteros. Todo sin lastimar el superávit fiscal que mostró Caputo esta semana. De él depende, entre otras cosas, que otras potencias del mundo estén interesadas en financiar a largo plazo proyectos en la Argentina.