Cuatro avances para tratar el cáncer de los que hay que estar pendientes este año: "Esto es muy ilusionante"
La estimación de casos en España aumenta, pero también la supervivencia gracias a la adaptación cada vez más afilada de los tratamientos a cada personaLos médicos se preguntan por qué está aumentando el cáncer en las personas jóvenes La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) estima que este año se diagnosticarán un 3,3% más casos de cáncer. Sin embargo, la mortalidad está “en fuerte descenso”. Más personas enferman, pero también muchas más sobreviven porque la investigación avanza –a veces con dificultades presupuestarias– y genera nuevas terapias, cada vez más dirigidas. Al cáncer, dicen los expertos, hay que intentar ponerle todos los apellidos posibles, perfilarlo de la mejor manera para garantizar un mejor ataque y, al mismo tiempo, para ahorrar poner tratamientos innecesarios o que de antemano se sabe que no van a funcionar (muchos siguen siendo muy tóxicos). De todos modos, en un proceso oncológico no solo cuentan los fármacos: el ejercicio físico, la alimentación o la salud mental ya se sabe que son claves para recuperarse. Estos son cuatro avances que están marcando el paso al tratamiento contra el cáncer en España. Hay ensayos clínicos sobre cómo reprogramar el sistema inmune para ponerlo a trabajar contra el tumor, nuevas terapias menos invasivas, otras desarrolladas al margen de la industria por un precio muy inferior o una unidad para hacer ejercicio físico dentro de los hospitales. Incluso hay avances que no hacen, sino que deshacen para evitar quimioterapias innecesarias. Ahorrarse tratamientos El paradigma de “cuanto más, mejor” en los procesos oncológicos es historia. Una de las puntas de lanza de la medicina personalizada es precisamente afilar lo máximo las terapias para generar el menor daño posible y, en el último caso, incluso ahorrártelas. Los resultados de un ensayo realizado en España e Italia, llamado Pegasus, han demostrado que la mayoría de los pacientes operados de cáncer colorrectal no necesitan quimioterapia después de la cirugía. Este tratamiento hasta ahora se prescribe de manera automática para evitar que haya células en sangre que hayan quedado en circulación. Sin embargo, el 80% de los pacientes pueden evitarla con una simple muestra de una gota de sangre a través de la que se detectan las micrometástasis, desgrana la jefa de sección de cáncer digestivo del Hospital del Mar e investigadora de la Fundación CRIS contra el Cáncer, Clara Montagut. La técnica todavía no está incluida en la cartera de servicios por su elevado de coste, pero la expectativa es que su potencial se aplique pronto a la clínica cotidiana. El equipo de Montagut está reclutando pacientes, en un nuevo estudio multinacional también con Alemania, para seguir maximizando las posibilidades de la biopsia líquida: esta vez, utilizar el proceso para saber más sobre ese 20% de pacientes que sí requieren tratamientos después de una cirugía colorrectal. “Los que dan negativo, nada de quimio; pero en los que son positivos –explica la oncóloga– pensamos que esta terapia se puede quedar corta y queremos poder estudiar el perfil molecular del tumor mejor para poner los tratamientos más adecuados”. La doctora Clara Montagut. Otra de las líneas de investigación se centra en evitar a los pacientes visitas tediosas al hospital para tratarse. El Ministerio de Sanidad autorizó en julio, siguiendo este espíritu, una nueva inyección que se pone en el muslo cada tres semanas en sustitución de la infusión intravenosa tradicional. Hasta ahora, el fármaco de inmunoterapia, llamado atezolizumab, estaba autorizado pero se administraba en 60 minutos. El tiempo se reduce a siete. Las 'células puñal' Un equipo liderado por Luis Álvarez-Vallina –con investigadores del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid y el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO)– ha puesto a España en lo más alto de los avances para tratar
La estimación de casos en España aumenta, pero también la supervivencia gracias a la adaptación cada vez más afilada de los tratamientos a cada persona
Los médicos se preguntan por qué está aumentando el cáncer en las personas jóvenes
La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) estima que este año se diagnosticarán un 3,3% más casos de cáncer. Sin embargo, la mortalidad está “en fuerte descenso”. Más personas enferman, pero también muchas más sobreviven porque la investigación avanza –a veces con dificultades presupuestarias– y genera nuevas terapias, cada vez más dirigidas.
Al cáncer, dicen los expertos, hay que intentar ponerle todos los apellidos posibles, perfilarlo de la mejor manera para garantizar un mejor ataque y, al mismo tiempo, para ahorrar poner tratamientos innecesarios o que de antemano se sabe que no van a funcionar (muchos siguen siendo muy tóxicos). De todos modos, en un proceso oncológico no solo cuentan los fármacos: el ejercicio físico, la alimentación o la salud mental ya se sabe que son claves para recuperarse.
Estos son cuatro avances que están marcando el paso al tratamiento contra el cáncer en España. Hay ensayos clínicos sobre cómo reprogramar el sistema inmune para ponerlo a trabajar contra el tumor, nuevas terapias menos invasivas, otras desarrolladas al margen de la industria por un precio muy inferior o una unidad para hacer ejercicio físico dentro de los hospitales. Incluso hay avances que no hacen, sino que deshacen para evitar quimioterapias innecesarias.
Ahorrarse tratamientos
El paradigma de “cuanto más, mejor” en los procesos oncológicos es historia. Una de las puntas de lanza de la medicina personalizada es precisamente afilar lo máximo las terapias para generar el menor daño posible y, en el último caso, incluso ahorrártelas. Los resultados de un ensayo realizado en España e Italia, llamado Pegasus, han demostrado que la mayoría de los pacientes operados de cáncer colorrectal no necesitan quimioterapia después de la cirugía.
Este tratamiento hasta ahora se prescribe de manera automática para evitar que haya células en sangre que hayan quedado en circulación. Sin embargo, el 80% de los pacientes pueden evitarla con una simple muestra de una gota de sangre a través de la que se detectan las micrometástasis, desgrana la jefa de sección de cáncer digestivo del Hospital del Mar e investigadora de la Fundación CRIS contra el Cáncer, Clara Montagut.
La técnica todavía no está incluida en la cartera de servicios por su elevado de coste, pero la expectativa es que su potencial se aplique pronto a la clínica cotidiana. El equipo de Montagut está reclutando pacientes, en un nuevo estudio multinacional también con Alemania, para seguir maximizando las posibilidades de la biopsia líquida: esta vez, utilizar el proceso para saber más sobre ese 20% de pacientes que sí requieren tratamientos después de una cirugía colorrectal. “Los que dan negativo, nada de quimio; pero en los que son positivos –explica la oncóloga– pensamos que esta terapia se puede quedar corta y queremos poder estudiar el perfil molecular del tumor mejor para poner los tratamientos más adecuados”.
Otra de las líneas de investigación se centra en evitar a los pacientes visitas tediosas al hospital para tratarse. El Ministerio de Sanidad autorizó en julio, siguiendo este espíritu, una nueva inyección que se pone en el muslo cada tres semanas en sustitución de la infusión intravenosa tradicional. Hasta ahora, el fármaco de inmunoterapia, llamado atezolizumab, estaba autorizado pero se administraba en 60 minutos. El tiempo se reduce a siete.
Las 'células puñal'
Un equipo liderado por Luis Álvarez-Vallina –con investigadores del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid y el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO)– ha puesto a España en lo más alto de los avances para tratar el cáncer en sangre y este año, si todo va según lo esperado, empezarán dos ensayos clínicos con 30 pacientes con linfomas (de células B) y mieloma múltiple tras desarrollar una técnica que modifica células humanas en el laboratorio para después enviarlas al cuerpo de nuevo a atacar las cancerígenas. Se llaman células puñal –Stab-T, en inglés– porque no solo hacen la ofensiva sino que reclutan a otras, que no han sido reprogramadas previamente, para que combatan con ellas las células malignas.
Estos tratamientos suponen una evolución todavía más potente respecto a las terapias CAR-T, que se basan en esta reprogramación celular y ya se están financiando en España con resultados muy positivos en pacientes que no habían conseguido buenos resultados con otros tratamientos. Prometen mayor eficacia, especialmente ante las recaídas, que son frecuentes. “El futuro del cáncer es esto y estamos intentando ofrecer alternativas a quienes no las tienen en este momento. Esto es muy ilusionante, pero a la vez nos genera mucha presión, porque conocemos a las personas y a veces no podemos hacerlo todo lo rápido que quisiéramos”, explica Álvarez-Vallina, que también es codirector de la Unidad CRIS de Inmunooncología del Hospital 12 de Octubre.
'Made in' hospitales públicos
Las terapias celulares personalizadas son el presente y el futuro de los tratamientos, pero su precio es elevado. Una red de hospitales públicos, liderados por el Clínic de Barcelona está buscando soluciones para que llegue a más pacientes y ha empezado a producir terapias CAR-T al margen de la industria farmacéutica a un coste muy inferior. Si el precio de los primeros tratamientos llegaba a los 400.000 euros por paciente, estos se desarrollan por 89.000, según los datos proporcionados por el jefe de Inmunología del Clínic, Manel Juan.
Desde 2020 han tratado a 450 pacientes con un difícil pronóstico, tanto con leucemia linfoblástica aguada (LLA) como con mieloma múltiple. En estos últimos, en el 95% es eficaz y en el 60% la evidencia de enfermedad se elimina completamente de la médula ósea y de la sangre. Un éxito. Todo comenzó con un ensayo clínico en 2020, después el uso compasivo (previa aprobación) y al fin la exención hospitalaria, que es la vía que permite a los hospitales públicos desarrollar estos tratamientos de fabricación no industrial. Este año siguen tratando pacientes. Cada vez más.
El deporte como medicina
A los investigadores que hace una década ya decían que el ejercicio físico era importante durante los procesos oncológicos los miraban como si estuvieran locos. Progresivamente, sin embargo, diversos estudios fueron confirmando que los pacientes tenían menos secuelas, una mejor respuesta a los tratamientos y una recuperación más integral para recuperar la rutina.
Carmen Fiuza, doctora en Biomedicina y parte del grupo de Investigación en Ejercicio y Cáncer Pediátrico del Hospital 12 de Octubre, es coautora de una investigación que comparó la evolución en niños con leucemia que hacían deporte con los que no: el tiempo de hospitalización en los primeros se redujo un 17%. Sobre la base de esta investigación se creó la Aceleradora, una unidad de ejercicio físico en el Hospital Universitario La Paz financiada por la Fundación contra la leucemia infantil Unoentrecienmil.
El proyecto lleva funcionando un año y medio y ha comenzado una nueva fase: reclutar a niños y niñas que pasan por la unidad para incluirles en un proyecto de investigación que servirá para seguir generando nueva evidencia científica sobre lo que apuntan cada vez más estudios: que el entrenamiento en pacientes pediátricos con cáncer reduce los efectos secundarios de la quimioterapia, mejora la fuerza muscular y la capacidad cardiorrespiratoria, además de potenciar la respuesta inmune frente a los tumores. La incorporación de terapias no farmacológicas en la sanidad pública es un proceso lento. De los 49 hospitales que tienen Oncología Pediátrica en España, solo ocho cuentan con algún espacio dedicado al ejercicio físico.
En un documento reciente, la Sociedad Española de Oncología Médica recuerda que no solo es beneficioso para las personas enfermas, sino que es vital como herramienta de prevención. “La evidencia científica señala un efecto de hasta un 30% en la reducción del riesgo de cáncer de mama, colon, vejiga, endometrio, esófago y estómago, además de una reducción de casi el 20% del riesgo de mortalidad específica para todos los cánceres combinados”.