Un ejército de paraguas vuelve a desafiar a Mazón reclamando su dimisión: "El mes que viene, otra vez"
"El mes que viene, otra manifestación. Ya te digo yo que esto no se nos olvida". Valencia ha vuelto a reclamar la dimisión de Carlos Mazón a viva voz y pese a la lluvia, insistentemente molesta pero anecdótica frente al ejército de paragüas que recorrían las principales arterias del centro de la ciudad del Turia. El sonido de las xirimitas ambientaba una estampa de reivindicación, dolor e insistencia. Gritos de la ciudadanía y de la sociedad civil, representada por sindicatos y partidos que no han querido faltar a la cita con las calles del centro histórico de la capital de la provincia en la que se depositaron todos los ojos la tarde-noche del 29 de octubre, cuando la peor gota fría de la historia arrasó a su paso y provocó la muerte de 224 personas. Pero no fue solo el temporal el causante de ese abultado número de cadáveres y vidas destrozadas. Eran miles los valencianos encargados de recordárselo a Carlos Mazón, president de la Comunitat Valenciana y centro de todas las críticas por su (falta de) gestión e irresponsabilidad frente a las alertas de la AEMET y los primeros compases de unas riadas que ya arrastraban cuerpos mientras él, desconectado de la realidad, disfrutaba de una sobremesa en la que se repartía la dirección de la radiotelevisión pública valenciana À punt. Con gritos como "el president, a Picassent" -en referencia a la cárcel sita en dicho municipio- o "Mazón, dimissió", los vecinos de Valencia insistían fervientemente en la única salida digna que le queda a un presidente autonómico "indigno". Porque el tiempo pasa pero la herida está muy lejos de curar, como se percibe escuchando cualquier conversación de los grupos que abarrotan el centro de Valencia por cuarta vez desde la tragedia. "Este tío no puede volver a pasearse por aquí en un año, porque lo tiramos por el balcón", se escucha a la izquierda. "Yo a la primera no pude venir porque tenía el garaje lleno de barro y lodo", confiesan a la derecha. Miles de conversaciones y muchas formas de digerir lo sucedido, pero un objetivo único. "Alumno aventajado de Zaplana" Era una de las soflamas que se podía leer en algunas de las pancartas que portaban consigo los manifestantes. Una idea, la de que Mazón no es más que lo mismo de siempre en el PP valenciano -de hecho, fue quien sucedió a Zaplana al frente de las ITV tras los numerosos escándalos de corrupción del otrora capo de los conservadores en la terreta-, que gana peso con la reconstrucción. Y lo hace precisamente por el nepotismo en la contratación y la red clientelar que se vislumbra en el horizonte de las adjudicaciones públicas, sin concurso y de emergencia asignadas por el president de la Comunidad Valenciana y su pléyade cercana. Numerosos son ya los ejemplos: desde el conjunto de empresas vinculadas a la trama Gürtel y al zaplanismo, hasta la otrora mercantil en la que trabajaba su jefe de gabinete o la millonaria asignación investigada...
"El mes que viene, otra manifestación. Ya te digo yo que esto no se nos olvida". Valencia ha vuelto a reclamar la dimisión de Carlos Mazón a viva voz y pese a la lluvia, insistentemente molesta pero anecdótica frente al ejército de paragüas que recorrían las principales arterias del centro de la ciudad del Turia. El sonido de las xirimitas ambientaba una estampa de reivindicación, dolor e insistencia. Gritos de la ciudadanía y de la sociedad civil, representada por sindicatos y partidos que no han querido faltar a la cita con las calles del centro histórico de la capital de la provincia en la que se depositaron todos los ojos la tarde-noche del 29 de octubre, cuando la peor gota fría de la historia arrasó a su paso y provocó la muerte de 224 personas. Pero no fue solo el temporal el causante de ese abultado número de cadáveres y vidas destrozadas. Eran miles los valencianos encargados de recordárselo a Carlos Mazón, president de la Comunitat Valenciana y centro de todas las críticas por su (falta de) gestión e irresponsabilidad frente a las alertas de la AEMET y los primeros compases de unas riadas que ya arrastraban cuerpos mientras él, desconectado de la realidad, disfrutaba de una sobremesa en la que se repartía la dirección de la radiotelevisión pública valenciana À punt. Con gritos como "el president, a Picassent" -en referencia a la cárcel sita en dicho municipio- o "Mazón, dimissió", los vecinos de Valencia insistían fervientemente en la única salida digna que le queda a un presidente autonómico "indigno". Porque el tiempo pasa pero la herida está muy lejos de curar, como se percibe escuchando cualquier conversación de los grupos que abarrotan el centro de Valencia por cuarta vez desde la tragedia. "Este tío no puede volver a pasearse por aquí en un año, porque lo tiramos por el balcón", se escucha a la izquierda. "Yo a la primera no pude venir porque tenía el garaje lleno de barro y lodo", confiesan a la derecha. Miles de conversaciones y muchas formas de digerir lo sucedido, pero un objetivo único. "Alumno aventajado de Zaplana" Era una de las soflamas que se podía leer en algunas de las pancartas que portaban consigo los manifestantes. Una idea, la de que Mazón no es más que lo mismo de siempre en el PP valenciano -de hecho, fue quien sucedió a Zaplana al frente de las ITV tras los numerosos escándalos de corrupción del otrora capo de los conservadores en la terreta-, que gana peso con la reconstrucción. Y lo hace precisamente por el nepotismo en la contratación y la red clientelar que se vislumbra en el horizonte de las adjudicaciones públicas, sin concurso y de emergencia asignadas por el president de la Comunidad Valenciana y su pléyade cercana. Numerosos son ya los ejemplos: desde el conjunto de empresas vinculadas a la trama Gürtel y al zaplanismo, hasta la otrora mercantil en la que trabajaba su jefe de gabinete o la millonaria asignación investigada...
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