Cinco años desde el 'Megexit': cómo ha cambiado la vida de Harry, Meghan... y la Corona británica

Justo ahora se cumplen cinco años desde el ' Megexit ', aquel terremoto ocurrido en la Corona británica y el día en el que Harry y Meghan decidieron romper con la realeza (y la familia) para emprender una nueva vida como celebrities en la californiana Montecito. Momento de hacer un balance de fortunas y daños para Sussex y la propia monarquía. Con resultados desiguales. Las crónicas reales coinciden en señalar que en aquel frío invierno de hace cinco años el ambiente en Buckingham Palace era irrespirable . Las relaciones de Meghan Markle y Harry con el resto de la familia real se habían envenenado tanto que la mismísima Reina Madre Isabel casi vio como un alivio la decisión de los Sussex de romper con todo. Nada más simbólico que el lugar y la mansión que Meghan y Harry eligieron para emprender su nuevo vida. El lugar era la californiana Montecito, tierra de naranjos, fama, lujo y prosperidad. Y la mansión era una vasta propiedad de 13 chimeneas dentro de una urbanización cerrada. La promesa de que el duque y la duquesa de Sussex podían tenerlo todo . A 14,65 millones de dólares, y comprada a un oligarca con necesidad de dinero para un divorcio exprés, Rockbridge era una ganga. Una primera muestra de la nueva vida que emprendía la pareja 'exroyal', tan llena de oportunidades de negocio. Aquella sería la plataforma de lanzamiento perfecta para Archewell, su medio para centralizar actividades y entretenimiento. El día a día de Harry y Meghan pasa por muchas cosas, desde colaborar con organizaciones benéficas para evaluar y aminorar el impacto de la pobreza y el VIH/SIDA en los países del sur de África hasta proyectos por empoderar y educar a las mujeres jóvenes y, por descontado, todo tipo de propuestas multimedia capaces de promocionar la imagen de la pareja por todo el mundo. Un montón de proyectos -mayores y menores- que tienen varios fines -imagen, fama, dinero...- y una propuesta ideológica final: que no se equivocaron al marcharse . Por supuesto, todo ha tenido un coste. En primer lugar, los índices de la popularidad de la pareja no son precisamente óptimos. Principalmente entre los británicos, que ha optado por el olvido mayoritariamente. Pero tampoco la imagen de los Sussex en Montecito es mucho mejor y cada muy poco salen noticias de c ómo es el trato que la pareja dispensa a sus empleados de Archewell, donde los empleados salen y entran a una velocidad de vértigo. Los despedidos y huidos hasta han creado un 'grupo de damnificados' para contarse sus experiencias con sus antiguos empleadores. Es indudable que el dinero entra en la mansión de Montecito , pero no se sabe a qué coste. Los rumores sobre presuntas crisis matrimoniales son insistentes y mucho se habla de lo poco que coinciden Harry y Meghan en público. Mientras tanto, el príncipe ofrece una imagen cada vez más taciturna y un amigo de la pareja relataba hace poco a 'Vanity Fair': «Parece el tipo de hombre que, francamente, trabajaría felizmente para organizaciones benéficas por el resto de su vida y sería muy feliz si Meghan ganara todo el dinero y él no lo necesitara». 'Spare', las memorias de Harry , fue el último clavo en el ataúd. Un éxito de ventas y muy bien escritas (por J.R. Moehringer), narra la solitaria vida anterior del príncipe con todas sus penas, pero realmente sin ningún examen de conciencia del estilo ‹¿qué cosas puede yo haber hecho mal?›. Fue un punto de no retorno con su familia (o exfamilia). Es bien sabido que Harry y Meghan no tienen relación alguna con las viejas islas . Carlos III y Kate Middleton han tenido que afrontar unos complicados episodios de cáncer, con los que todavía luchan y Harry no ha viajado a verlos. Dicen que alguna que otra llamada de teléfono ha existido, pero ni eso son capaces de confirmar. Mientras, los hermanos Harry y Guillermo simplemente se detestan. Parece que no hay vuelta a atrás . En términos puramente pragmáticos, y más allá de cuestiones afectivas, la Corona también ha echado de menos a un miembro potencialmente carismático que ayudara en las tareas institucionales en tiempos en los que la enfermedad ha mermado tan sensiblemente la capacidad de actuaciones de sus componentes, empezando por el rey y continuando por los siguientes en la línea sucesoria. Y a eso cabe añadir que el propio Guillermo ya ha manifestado que no le entusiasman demasiado los deberes monárquicos. Él es más de estar con la familia. Esto es, a grandes rasgos, el balance de éxitos y daños que ha traído el ‹Megexit' cinco años después. No parece que haya retorno. Meghan parece contenta con haber recuperado su vida de celebrity por más que su imagen no cautive sentimentalmente hablando. Harry parece melancólico en ocasiones, pero tampoco desdeña un copita de vino observando los cálidos atardeceres californianos sin tener que pensar en qué aburrido plan real le tienen preparado para mañana. Mientras, la vida sigue en Buckingham Palace . Sin el constante ruido que generaba una pareja molesta, pero echando de menos alguie

Jan 22, 2025 - 05:15
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Cinco años desde el 'Megexit': cómo ha cambiado la vida de Harry, Meghan... y la Corona británica
Justo ahora se cumplen cinco años desde el ' Megexit ', aquel terremoto ocurrido en la Corona británica y el día en el que Harry y Meghan decidieron romper con la realeza (y la familia) para emprender una nueva vida como celebrities en la californiana Montecito. Momento de hacer un balance de fortunas y daños para Sussex y la propia monarquía. Con resultados desiguales. Las crónicas reales coinciden en señalar que en aquel frío invierno de hace cinco años el ambiente en Buckingham Palace era irrespirable . Las relaciones de Meghan Markle y Harry con el resto de la familia real se habían envenenado tanto que la mismísima Reina Madre Isabel casi vio como un alivio la decisión de los Sussex de romper con todo. Nada más simbólico que el lugar y la mansión que Meghan y Harry eligieron para emprender su nuevo vida. El lugar era la californiana Montecito, tierra de naranjos, fama, lujo y prosperidad. Y la mansión era una vasta propiedad de 13 chimeneas dentro de una urbanización cerrada. La promesa de que el duque y la duquesa de Sussex podían tenerlo todo . A 14,65 millones de dólares, y comprada a un oligarca con necesidad de dinero para un divorcio exprés, Rockbridge era una ganga. Una primera muestra de la nueva vida que emprendía la pareja 'exroyal', tan llena de oportunidades de negocio. Aquella sería la plataforma de lanzamiento perfecta para Archewell, su medio para centralizar actividades y entretenimiento. El día a día de Harry y Meghan pasa por muchas cosas, desde colaborar con organizaciones benéficas para evaluar y aminorar el impacto de la pobreza y el VIH/SIDA en los países del sur de África hasta proyectos por empoderar y educar a las mujeres jóvenes y, por descontado, todo tipo de propuestas multimedia capaces de promocionar la imagen de la pareja por todo el mundo. Un montón de proyectos -mayores y menores- que tienen varios fines -imagen, fama, dinero...- y una propuesta ideológica final: que no se equivocaron al marcharse . Por supuesto, todo ha tenido un coste. En primer lugar, los índices de la popularidad de la pareja no son precisamente óptimos. Principalmente entre los británicos, que ha optado por el olvido mayoritariamente. Pero tampoco la imagen de los Sussex en Montecito es mucho mejor y cada muy poco salen noticias de c ómo es el trato que la pareja dispensa a sus empleados de Archewell, donde los empleados salen y entran a una velocidad de vértigo. Los despedidos y huidos hasta han creado un 'grupo de damnificados' para contarse sus experiencias con sus antiguos empleadores. Es indudable que el dinero entra en la mansión de Montecito , pero no se sabe a qué coste. Los rumores sobre presuntas crisis matrimoniales son insistentes y mucho se habla de lo poco que coinciden Harry y Meghan en público. Mientras tanto, el príncipe ofrece una imagen cada vez más taciturna y un amigo de la pareja relataba hace poco a 'Vanity Fair': «Parece el tipo de hombre que, francamente, trabajaría felizmente para organizaciones benéficas por el resto de su vida y sería muy feliz si Meghan ganara todo el dinero y él no lo necesitara». 'Spare', las memorias de Harry , fue el último clavo en el ataúd. Un éxito de ventas y muy bien escritas (por J.R. Moehringer), narra la solitaria vida anterior del príncipe con todas sus penas, pero realmente sin ningún examen de conciencia del estilo ‹¿qué cosas puede yo haber hecho mal?›. Fue un punto de no retorno con su familia (o exfamilia). Es bien sabido que Harry y Meghan no tienen relación alguna con las viejas islas . Carlos III y Kate Middleton han tenido que afrontar unos complicados episodios de cáncer, con los que todavía luchan y Harry no ha viajado a verlos. Dicen que alguna que otra llamada de teléfono ha existido, pero ni eso son capaces de confirmar. Mientras, los hermanos Harry y Guillermo simplemente se detestan. Parece que no hay vuelta a atrás . En términos puramente pragmáticos, y más allá de cuestiones afectivas, la Corona también ha echado de menos a un miembro potencialmente carismático que ayudara en las tareas institucionales en tiempos en los que la enfermedad ha mermado tan sensiblemente la capacidad de actuaciones de sus componentes, empezando por el rey y continuando por los siguientes en la línea sucesoria. Y a eso cabe añadir que el propio Guillermo ya ha manifestado que no le entusiasman demasiado los deberes monárquicos. Él es más de estar con la familia. Esto es, a grandes rasgos, el balance de éxitos y daños que ha traído el ‹Megexit' cinco años después. No parece que haya retorno. Meghan parece contenta con haber recuperado su vida de celebrity por más que su imagen no cautive sentimentalmente hablando. Harry parece melancólico en ocasiones, pero tampoco desdeña un copita de vino observando los cálidos atardeceres californianos sin tener que pensar en qué aburrido plan real le tienen preparado para mañana. Mientras, la vida sigue en Buckingham Palace . Sin el constante ruido que generaba una pareja molesta, pero echando de menos alguien más para ayudar. Como decía la vieja canción, «cuando nos separamos, perdimos tanto como ganamos».

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