Ciencia para todos T07E07: El año de la inteligencia artificial
Te recomiendo escuchar el episodio T07E07, «Una profesora de la UMA publica «El año de la inteligencia artificial», 07 ene 2025 [MP3 a partir de 01:20:30], del programa de radio […] La entrada Ciencia para todos T07E07: El año de la inteligencia artificial fue escrita en La Ciencia de la Mula Francis.
Te recomiendo escuchar el episodio T07E07, «Una profesora de la UMA publica «El año de la inteligencia artificial», 07 ene 2025 [MP3 a partir de 01:20:30], del programa de radio “Ciencia para Todos”, en el que participo junto a Enrique Viguera (Universidad de Málaga), coordinador de Encuentros con la Ciencia. Esta sección semanal del programa “Hoy por Hoy Málaga”, que presenta Esther Luque Doblas (y en ocasiones Isabel Ladrón de Guevara), se emite todos los martes en la Cadena SER Málaga (102.4 FM) sobre las 13:45 horas.
Puedes escuchar el episodio en Play SER, «El año 2024 ha sido el de la inteligencia artificial», 07 ene 2025 [MP3 a partir de 01:20:30].
Esther: La inteligencia artificial ha sido el gran protagonista de la ciencia en el año 2024, llegando a la vida cotidiana de muchas personas, aunque más como entretenimiento, que como herramienta laboral. La revolución de la IA promete continuar en el año 2025, como una fuerza transformadora en muchos ámbitos de la vida. Este año la IA ha sido protagonista de dos Premios Nobel, el de Física y el de Química. Francis, Enrique, ¿nos los podéis explicar?
Francis: La inteligencia artificial es el campo más revolucionario en la actualidad. Desde la Academia Sueca han galardonado con el Premio Nobel de Física a dos de los padres del aprendizaje automático mediante redes de neuronas artificiales, el estadounidense John J. Hopfield (91 años), Físico de la Universidad de Princeton, Estados Unidos, y el británico Geoffrey E. Hinton (76 años) neurocientífico computacional de la Universidad de Toronto, Canadá.
Las redes neuronales de Hopfield fueron pioneras en las tareas de aprendizaje de patrones visuales, en el contexto del reconocimiento y la clasificación de imágenes. Hinton es el gran padre de la revolución actual de la inteligencia artificial generativa, incluyendo el procesamiento del lenguaje natural en aplicaciones como ChatGPT, o los generadores de imágenes y audio.
Esther: Y qué nos puedes contar Enrique sobre la inteligencia artificial en el Premio Nobel de Química de 2024…
Enrique: Se ha galardonado el uso de la inteligencia artificial en el problema del plegamiento de proteínas y en el diseño de nuevas proteínas, un avance que está revolucionando la bioquímica y la biomedicina. Los premiados fueron el británico Demis Hassabis (48 años) y el estadounidense John M. Jumper (39 años), ambos de la empresa Google DeepMind, y el estadounidense David Baker (62 años), de la Universidad de Washington.
Han diseñado herramientas para el diseño de fármacos y predecir en el ordenador si un compuesto químico puede acoplarse a una proteína y así inhibirla, algo así como diseñar un cerradura y una llave que pueda abrirla. Esto permite ahorrar el tiempo y el dinero que supone hacer miles de ensayos previos en el laboratorio en el que se prueban fármacos contra dianas en algunos tipos de cáncer y enfermedades raras que carecen de opciones terapéuticas eficaces. Ni que decir tiene que ambas aplicaciones, ChatGPT y predicción de estructuras de proteínas las usan ya mis alumnos de Bioquímica como una herramienta más.
Esther: La revolución de la inteligencia artificial es fascinante, pero también provoca cierto miedo en muchas personas. Hay mucho temor a que se pierdan puestos de trabajo, sobre todo en los que no necesitan el contacto humano. Francis, ¿qué les dirías a estas personas que tienen miedo a la inteligencia artificial?
Francis: El miedo atávico al cambio es parte de nuestra condición humana. Todo avance tecnológico genera miedos. Ya Platón se opuso a la escritura porque podría debilitar la memoria y con ella la capacidad de pensamiento crítico de las personas. Este miedo que nos parece exagerado es similar al que han generado muchos cambios tecnológicos, como la industrialización, la electrificación de las ciudades, la telefonía móvil o incluso la internet.
Hay que recordar que el avance científico y tecnológico es imparable, una fuerza transformadora que a largo plazo conduce al bienestar de la humanidad. Un famoso ejemplo es Lord Byron, que era ludita y se oponía a la automatización de los telares que abarató el coste de la ropa. Pero las tarjetas perforadas que se usaban en los telares mecánicos fueron la inspiración del primer ordenador mecánico basado en engranajes, la máquina analítica de Charles Babbage.
La ironía de la historia es que la primera programadora de este ordenador fue la hija de Byron, Ada Lovelace. Y que hoy los ordenadores electrónicos inspirados en el de Babbage han sido uno de los mayores progresos tecnológicos de la historia de la humanidad.
Esther: Las anteriores revoluciones tecnológicas han reemplazado el trabajo rutinario, liberando a las personas de tareas repetitivas, para que se enfocasen en actividades más creativas y estratégicas. Un ejemplo bien conocido es la automatización de las cadenas de montaje en las fábricas de automóviles gracias a los robots industriales. Enrique, Francis, ¿cómo creéis que afectará la inteligencia artificial al trabajo creativo?
Enrique: La creatividad y el sentido común se consideran de dominio exclusivo de nuestra especie, algo inalcanzable para las máquinas. Sin embargo, con la irrupción de la inteligencia artificial generativa, capaz de producir textos, imágenes, vídeos, canciones y muchos más, hemos entrado en un nuevo paradigma.
Hace una década, se predecía que los trabajos más amenazados por la inteligencia artificial serían aquellos repetitivos y fácilmente automatizables. Por ejemplo, se consideraba que la informática y la programación de ordenadores eran profesiones creativas con un futuro prometedor y seguro. Pero la situación actual ha dado un giro inesperado: la programación es ahora una de las profesiones más vulnerables frente al avance de la inteligencia artificial generativa.
Muchas empresas informáticas están reduciendo sus plantillas gracias a que sus programadores usan inteligencias artificiales integradas en su flujo de trabajo para programar más rápido y mejor. Parece paradójico que los propios algoritmos desarrollados por programadores estén comenzando a sustituir a sus creadores.
Francis: La integración de las IA en el campo de la programación informática ha avanzado de manera sorprendente en el último año. Hasta hace poco, su uso se limitaba a asistentes que ayudaban en tareas rutinarias o con baja exigencia creativa. Esto se debía, en gran medida, al escepticismo respecto a su fiabilidad. Por su propia naturaleza, las IA no son completamente predecibles, lo que significa que, aunque produzcan resultados útiles, existe el riesgo de que contengan errores sutiles y difíciles de identificar. Esto genera cierta reticencia a confiar en las IA para tareas críticas.
La creatividad de las IA se basa en que son imprevisibles, incluso para las mismas personas que las han programado. Como cuando un padre o una madre de repente descubre que su hijo hace algo y se pregunta cómo lo ha aprendido, porque es algo que no le han enseñado. Por primera vez en la historia de la tecnología, las máquinas, las inteligencias artificiales, de repente hacen cosas y no sabemos cómo las han hecho; y más aún, ellas tampoco son capaces de explicarnos cómo las han hecho.
Hoy en día se están desarrollando inteligencias artificiales que se comportan como agentes, que tienen agencia, la capacidad de lograr objetivos de forma autónoma de principio a fin. Este avance, que veremos durante el año 2025, promete revolucionar la labor de los programadores, pues podrán usar las IA para desarrollar por completo aplicaciones informáticas y modificarlas según las necesidades del usuario. Si el año 2024 ha sido el de los asistentes inteligentes, el año 2025 promete ser el año de los agentes inteligentes.
Esther: Estos agentes artificiales no tienen libre albedrío, ni el grado de agencia de una persona, aunque serán capaces de ejecutar estrategias para lograr objetivos para los que no han sido programadas. Enrique, ¿no es así?
Enrique: Estamos todavía muy lejos para que las inteligencias artificiales sean agentes inteligentes con capacidades comparables a una persona. La creatividad de las máquinas está basada en su imprevisibilidad. Los grandes gurús de la tecnología hablan de AGI, inteligencias artificiales generales, que podrán realizar con éxito cualquier tarea intelectual como el mejor experto humano, para dentro de pocos años.
Predecir cuándo habrá una AGI es casi imposible. Pero se está investigando mucho en ello. Este año 2024 las inteligencias artificiales han adquirido la capacidad de razonamiento, lo que se llama inferencia. Si le damos tiempo para construir la respuesta, la IA nos ofrece un razonamiento más profundo, lógico y estructurado, capaz de conectar conceptos complejos y generar conclusiones que antes parecían exclusivas de la mente humana. Este hito marca un punto de inflexión, que augura que lograr una AGI será posible algún día.
Esther: El gran miedo es cómo afectarán las inteligencias artificiales al mercado laboral. Muchos trabajos creativos, que demandan mucho esfuerzo, podrían perder valor y llegar incluso a desaparecer. Francis, ¿qué opinas al respecto?
Francis: Las IA conducirán a una especie de democratización de las habilidades creativas entre las personas. Un buen ejemplo es la fotografía. Hace unos años había que ser un fotógrafo experto para obtener buenas fotografías; además de encuadrar, enfocar, seleccionar la apertura y la velocidad de obturación, era necesario tener conocimientos sobre iluminación, composición y, en muchos casos, hasta saber revelar las fotografías en un cuarto oscuro.
Hoy en día, gracias a las cámaras digitales integradas en los teléfonos móviles controladas por inteligencias artificiales cualquier persona puede capturar imágenes impresionantes. En los teléfonos móviles más avanzados, en lugar de capturar una única foto en el instante en que presionamos el botón, se graba un breve video de alta calidad antes y después del disparo. Gracias a ello la IA puede seleccionar el fotograma más nítido, bien iluminado y con un enfoque perfecto, incluso corrigiendo el color y añadiendo efectos artísticos, todo ello para asegurar que cada imagen sea impecable.
Hace unos años había que ser un experto en herramientas de retoque fotográfico para poder mejorar las fotos. Hoy en día, estas aplicaciones usan inteligencia artificial que permite cambiar el brillo, quitar una persona de un encuadre, agregar unos árboles al fondo o unas sombras, solo dando instrucciones escritas. Lo que requería mucha pericia técnica y mucho conocimiento de la herramienta ahora se ha reemplazado por algo que todos manejamos muy bien, el lenguaje. Todos sabemos pedir cosas hablando. Así la IA ha democratizado la fotografía artística. Para el próximo año se espera que también lo haga con el vídeo.
Esther: Muchos profesionales de la fotografía pueden perder sus puestos de trabajo con estos avances. Y en muchas otras áreas, como en la música, que hoy en día está al alcance de cualquiera, incluso sin conocimientos musicales. Enrique, estos conocimientos profesionales van a perder mucho valor debido a la inteligencia artificial y se perderán muchos trabajos.
Enrique: No debemos olvidar que muchas personas valoran como esenciales los bienes que han sido manufacturados por personas. Como las obra de arte. Se valora mucho que una obra sea original y sus copias se considera que tienen poco valor. Con una obra de arte no adquirimos el producto como tal, sino una historia, una narrativa, que una persona plasmara sus emociones y sus vivencias en ella. Eso le da un significado con el que nos vinculamos más allá del resultado en sí. Por eso valoramos mucho más un producto hecho a mano que el producido en una fábrica automatizada.
Hay un compromiso entre la utilidad de las cosas y el valor añadido que implica que sean cosas únicas, realizadas por una persona y que solo nosotros poseemos. Incluso si las inteligencias artificiales se vuelven tan versátiles que empiezan a ocupar muchos de los trabajos creativos, seguiremos valorando más las obras hechas por personas que por máquinas.
Esther: Pero esta revolución tendrá un enorme impacto en el mercado de trabajo. Se podrían perder muchos puestos laborales. Francis, ¿cómo crees que podría un futuro económico dominado por inteligencias artificiales?
Francis: Predecir el futuro es muy difícil, pero podemos recordar el pasado para que nos sirva de guía. A finales del siglo XIX los niños tenían que trabajar en las fábricas y el horario laboral era de sol a sol. Hoy en día los niños y adolescentes se dedican a estudiar. Y el horario laboral de los adultos ronda unas 40 horas semanales en casi todo el mundo.
En el futuro cercano las inteligencias artificiales podrían reducir el número de horas laborales necesarias para ejecutar las labores de muchas profesiones. También se reducirá la mano de obra necesaria. Quizás acabemos con todas las personas trabajando mucho menos (yo que sé, solo de lunes a miércoles, o solo unas horas por la mañana).
Habrá que buscar nuevas formas de distribuir los ingresos. Por ejemplo, una renta básica, un ingreso por el simple hecho de existir, desvinculado del trabajo. Hay que recordar algo pragmático: el capitalismo necesita que haya consumidores que tengan ingresos para poder consumir aquello que el capitalismo produce.
El trabajo es necesario porque el capitalismo vive de los ingresos que tiene la gente. Pero el trabajo es algo más, para muchas personas nos da un sentido vital, ocupa nuestro tiempo, nos vincula con gente, hace que hagamos algo de lo que estamos orgullosos, o algo que sabemos, o que nos gusta hacer. Yo no creo que el trabajo vaya a desaparecer. Pero sí podría cambiar mucho.
Esther: Lo que cuentas va a afectar mucho a los jóvenes, que tendrán aceptar que su futuro laboral va a ser muy diferente del futuro de sus padres, mucho más diferente de la diferencia entre sus padres y sus abuelos.
Enrique: Gran parte de la sociedad moderna está construida alrededor del trabajo. Cuando una madre o un padre le dice a su hijo que vaya al colegio se lo dice porque tiene que aprender algo para labrarse un futuro laboral. Si en el futuro no hay que trabajar, entonces para qué vamos al colegio y para qué aprendemos, para qué hacemos lo que hacemos. El trabajo es tan esencial y tan vital en nuestra sociedad que está garantizado en la declaración de los derechos humanos. Por ello el efecto de las inteligencias artificiales sobre el trabajo no es solo un problema económico, sino es un problema de sentido en nuestras vidas. En el futuro este dilema tendrá que resolverse.
Esther: Un tema apasionante la inteligencia artificial y su impacto futuro sobre el mercado de trabajo, pero el tiempo es finito y nos tenemos que despedir. [Saludos]
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