Las armonías superiores

No cambió el toreo, pero devolvió a un torero esencial hace treinta y cinco años en Sevilla. Se llamó 'Correríos', un cinqueño de Manolo González con el que Emilio Muñoz exorcizó de nazareno y oro todo lo que había masticado desde que se fue en silencio en Melilla cuatro años antes, con veinticuatro y con el fondo de más de cuarenta, esa nube negra y ese toro debajo de la cama. No era el niño prodigio que se puso el chispeante cuando otros se abrochaban el babi y tampoco sólo el 'temple' con el que lo bautizó Vicente Zabala en ABC. Gripó por las soledades, el billete chico, las frustraciones, los demonios de cada uno, esa leyenda apócrifa y la... Ver Más

Feb 7, 2025 - 22:14
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Las armonías superiores
No cambió el toreo, pero devolvió a un torero esencial hace treinta y cinco años en Sevilla. Se llamó 'Correríos', un cinqueño de Manolo González con el que Emilio Muñoz exorcizó de nazareno y oro todo lo que había masticado desde que se fue en silencio en Melilla cuatro años antes, con veinticuatro y con el fondo de más de cuarenta, esa nube negra y ese toro debajo de la cama. No era el niño prodigio que se puso el chispeante cuando otros se abrochaban el babi y tampoco sólo el 'temple' con el que lo bautizó Vicente Zabala en ABC. Gripó por las soledades, el billete chico, las frustraciones, los demonios de cada uno, esa leyenda apócrifa y la... Ver Más