El saludo nazi y las caretas de Elon Musk
¿Fue un saludo nazi? El multimillonario aún no ha explicado el gesto. Pero no esconde sus simpatías, por ejemplo, hacia el partido ultraderechista Alternativa por Alemania. La entrada El saludo nazi y las caretas de Elon Musk se publicó primero en lamarea.com.
Estaba eufórico. El hombre más rico del mundo, Elon Musk, no paraba de sonreir y de levantar los pulgares para celebrar que su amigo Donald Trump ya era, de nuevo, presidente de los Estados Unidos. Parte de esa victoria era suya: el magnate no solo había dado apoyo económico a la candidatura republicana, sino que había puesto a su disposición la red social de la que es propietario, X –antes Twitter–, convertida en un altavoz de la noticias falsas y de las teorías de la conspiración que el propio Musk apoya y difunde.
El multimillonario, además de formar parte del futuro Gabinete del presidente de Estados Unidos, fue uno de los principales reclamos en la fiesta de celebración que Trump organizó para encontrarse con sus seguidores tras ser proclamado máximo mandatario del país. Musk subió al escenario saltando y bailando. Al final del discurso, tras agradecer a los seguidores haber llevado a Trump a la Casa Blanca, el también CEO de Tesla se llevó la mano al corazón y, acto seguido, extendió el brazo en un gesto que recuerda al saludo que realizaban los nazis en Alemania durante el siglo pasado. Lo hizo dos veces. Completamente desinhibido y apretando los labios con rabia. Por ahora, Musk no ha explicado el gesto ni, por tanto, ha desmentido que se tratara efectivamente de un saludo nazi. Tampoco Trump ni su entorno han dicho nada.
Sin embargo, donde algunos han visto el saludo realizado por los seguidores de Hitler, otros han visto el saludo Bellamy. Este fue creado por Francis Bellamy, el autor del Juramento de Lealtad a la bandera de Estados Unidos acompañado de un movimiento muy similar al realizado por Elon Musk. Aunque el parecido es razonable, el saludo Bellamy dejó de utilizarse en 1942 ante su parecido con el realizado por ideologías de corte fascista en Europa como el nacionalsocialismo de Hitler en Alemania, el fascismo de Benito Mussolini en Italia o el nacionalcatolicismo de Francisco Franco en España. Gestos, todos, inspirados en el saludo romano.
Recuperar el saludo Bellamy más de 80 años después de ser reemplazado no parece fruto de la casualidad. El dueño de X se ha presentado como seguidor de Alternativa por Alemania (AfD), el partido ultraderechista germano cercano a las teorías nazis y algunos de cuyos miembros planean deportaciones masivas de extranjeros, incluso con pasaporte alemán. Al igual que hizo con Trump, Elon Musk ha puesto su red social a disposición de AfD y el pasado 9 de enero charló con su líder, Alice Weidel; una conversación que fue emitida a través de X y que ahora el Parlamento alemán estudia si podría ser considerada como una donación ilegal. «Solo AfD puede salvar a Alemania», escribió el multimillonario en su perfil.
No obstante, Musk no es la única voz autorizada del próximo Gabinete Trump en acercarse al nazismo y al fascismo. El propio presidente estadounidense lo ha hecho. Así lo desveló quien fuera jefe de gabinete de Trump en su anterior mandato, John F. Kelley, que ha asegurado que, en privado, el mandatario elogia al genocida Hitler: “Necesito el tipo de generales que tuvo Hitler”, cuenta que dijo. El general Mark A. Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto durante la anterior presidencia del republicano, ha definido a Trump como un «fascista hasta la médula».
Salir de X
Lo que antes fue Twitter, ahora reconvertido en X tras su compra por parte de Elon Musk, es ya una herramienta de amplificación del discurso ultraderechista. Ante esto, el goteo de abandonos de la red social ha sido continuo en los últimos meses. Ayer, coincidiendo con la investidura de Trump, se produjo una marcha masiva.
Colectivos de distintos países como Helloquittex en Francia o Make Socials Social Again en Países Bajos promovieron una campaña para salir de X durante los actos de proclamación del nuevo presidente estadounidense. «Hemos escogido esa fecha como guiño a Elon Musk y sus políticas. A estas alturas, creo que ha quedado claro que compró la herramienta de Twitter para ponerla al servicio de la agenda política de Trump. Y nos parecía el día más simbólico para hacerlo, ya que es el día en que una persona de ideología autoritaria y de extrema derecha llega al gobierno aupado por un magnate de las redes sociales», explica la periodista Marta G. Franco, miembro de la campaña Vámonos juntas y autora del libro Las redes son nuestras (Txalaparta, 2024).
En España, numerosas organizaciones y algunos medios de comunicación ya han cerrado sus perfiles o paralizado su actividad en la red social. También lo ha hecho hoy la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, al considerar que X «ha dejado de ser una herramienta de comunicación» para pasar a ser «un mecanismo de propaganda que utiliza su algoritmo para primar unas ideas sobre otras y afectar con ello a la opinión pública». A su anuncio le han seguido los del ministro de Cultura, Ernest Urtasun, y el de la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego. Sumar, como partido, también ha comunicado su marcha de la red social.
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