El manx de Tasmania, una raza felina de pelo encrespado surgida de una mutación de gatos sin rabo
El estándar neozelandés admite todos los colores y patrones reconocidos en la raza del británico.
El manx de Tasmania es una de las razas felinas más raras del mundo, con menos de 20 ejemplares registrados. Su origen se encuentra en una mutación espontánea del manx tradicional, una raza conocida por su característica ausencia de cola y que se desarrolló hace siglos en la isla de Man, en el Reino Unido. Esta variante tasmana incorpora además un pelaje rizado, similar al de la raza selkirk rex, y ha sido criada en pequeñas poblaciones tanto en Australia como en Nueva Zelanda.
Se cree que descienden de felinos llevados en barcos comerciales que atracaban en las costas de Tasmania y Nueva Zelanda, donde la mutación de gatos sin cola se estableció y se propagó debido a la limitada diversidad genética insular. A diferencia del manx tradicional, el manx de Tasmania añade una mutación recesiva responsable de su característico pelaje rizado, lo que lo hace único dentro de las razas felinas reconocidas.
Actualmente, solo cuenta con reconocimiento oficial en Nueva Zelanda, donde la New Zealand Cat Fancy (NZCF) y la Catz Inc., han establecido estándares para la raza. No obstante, su baja población y escasa difusión no le da perspectivas a corto plazo de reconocimiento internacional.
La salud del manx de Tasmania
El manx de Tasmania presenta la misma variabilidad en la longitud de la cola que el manx original. Los ejemplares pueden nacer completamente sin cola (‘rumpy’), con una leve elevación en la base (‘rumpy riser’) o con un pequeño muñón (‘stumpy’). En exposiciones de morfología realizados en Nueva Zelanda, se prefiere a los gatos completamente sin cola, aunque las otras variantes también son aceptadas.
Su pelaje es corto o semilargo, con una textura rizada y un tacto suave, aunque con una apariencia ligeramente encrespada y una ondulación perceptible al tacto a lo largo del lomo. Además, las vibrisas también deben ser rizadas.
Al igual que el manx tradicional, esta subvariedad está predispuesta a ciertos problemas de salud derivados de la mutación que afecta la cola. El llamado Síndrome del manx es una afección congénita que genera malformaciones en la columna vertebral, afectando la movilidad e incluso la función intestinal y urinaria.
Dado que hay pocos ejemplares y la documentación sobre su comportamiento es escasa, no se han registrado rasgos de personalidad específicos para el manx de Tasmania, sin embargo, basándonos en el manx original cabe suponer que se trate de gatos sociables y con carácter afable, desaconsejados para hogares con niños pequeños o la presencia de otros animales que puedan dañar o lesionar a los gatos mediante el juego o el trato brusco.
Desde Animaleros nos sumamos a las peticiones de las asociaciones veterinarias y de bienestar animal para desincentivar la demanda de animales que padecen mutaciones incompatibles con una calidad de vida saludable.