El Gobierno no nos da un respiro. Apenas unos días después de presentar la sospechosa proposición de ley para vaciar de contenido la acción popular que tantos disgustos ha dado a gobiernos de uno y otro signo, presenta un anteproyecto de ley orgánica de modificación de la LOPJ para la «ampliación y fortalecimiento» (sic) de las carreras judicial y fiscal. A estas alturas se agradece que se trate de un anteproyecto de ley (para entendernos, la forma ordinaria de legislar) y no de un decreto-ley o una proposición de ley por el trámite de urgencia. Se garantiza así una tramitación más sosegada, más participativa y con intervención de órganos consultivos relevantes. Esto no presupone el acierto final de la norma, pero sí introduce mecanismos para encauzar el debate técnico-jurídico de una forma más ordenada que los tuits, las tertulias o las declaraciones del propio ministro de Justicia. Las formas importan. Hay que decir que el Poder Judicial, al igual que toda la Administración Pública en general, necesita urgentemente una reforma estructural que siempre está pendiente, como tantas otras. Hay que revisar el sistema de selección mediante oposición (obsoleto pero el único, por ahora, capaz de garantizar el mérito y la […]