Perdidos por el más allá 2. La posesión de Evita, de Ramón Boldú

En La posesión de Evita, la segunda entrega de Perdidos por el más allá, nos reencontramos con Ramón Boldú contándonos su vida con su habitual desparpajo y falta de pudor. Edita Astiberri.

Feb 5, 2025 - 12:52
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Perdidos por el más allá 2. La posesión de Evita, de Ramón Boldú
Portada Perdidos por el más allá 2. La posesión de Evita, de Ramón Boldú

Edición original: Perdidos por el más allá 2. La posesión de Evita (Astiberri, 2025)
Guion: Ramón Boldú
Dibujo: Ramón Boldú
Maquetación: Alba Diethelm
Corrección: Soraya Pollo
Edición: Javier Zalbidegoitia
Formato: Cartoné. 176 páginas. 20€

Verano del 2003

«¡Aquí se va a juntar todo: negocio, morbo, amistad…»

Desde unas primeras historietas aparecidas en las páginas de la revista El Víbora Ramón Boldú (Lleida, 1951) nos lleva contando su vida en viñetas sin ningún pudor y proporcionándonos horas de diversión desde hace más de tres décadas. Una trayectoria que hace que a menudo se le compare con Robert Crumb, el gran pope del cómic autobiográfico underground estadounidense, aunque los cómics del catalán son bastante más distendidos. Títulos como Bohemio pero abstemio, Memorias de un hombre de segunda mano, El arte de criar malvas, Sexo, amor y pistachos, La vida es un tango y te piso bailando o Los sexcentricos sirven para conocer su periplo vital, pero también la historia reciente de España. En particular la más relacionada con la industria editorial ya que a lo largo de su carrera ha trabajado en diferentes revistas de humor y eróticas. A esos trabajos que podemos leer gracias a Astiberri que desde hace años nos trae todos sus cómics hay que añadir Perdidos por el más allá, la ambiciosa tetralogía que comenzó en el año 2020 y de la que ahora vemos su segunda entrega subtitulada La posesión de Evita. La demora entre ambos volúmenes es debida a mientras realizaba la segunda entrega se cruzó en su camino la triste historia real de Alan, un chico transgénero fan de Batman, que, tras una vida tratando de ser feliz como era, acabo suicidándose en 2015 con solo 17 años por el acoso, bullying y violencia que había recibido durante toda su existencia que convirtió en un imprescindible cómic llamado Bat Alan. Biografía de un asesinato social.

Esta segunda entrega de la serie es en realidad cronológicamente anterior a la primera, ya que como el autor explico en el primer volumen había decidido empezar por el final por si no le daba tiempo a finalizarla. Algo que esperamos que no ocurra en mucho tiempo y todavía nos queden muchos cómics de Ramón Boldú por disfrutar ya que su vida está repleta de momentos tan divertidos como surrealistas. En las páginas de esta segunda entrega conocemos como se ideo el club de intercambio Posesión y los motivos por los que Ana Flash se cree poseída por Eva Perón. Algo que le sirve al autor catalán para introducir en la obra interludios en los que relata la vida de la argentina, aunque no con la intención documental que veíamos en la reciente reedición del cómic que recreaba su vida creado por H. G. Oesterheld y Alberto Breccia puesto que Boldú llena su biografía de algunas secuencias imaginadas por él que se alejan por completo de la realidad, pero que casan con los presuntos poderes parapsicológicos que le atribuye a la antigua primera dama de Argentina su amigo Onésimo.

En La posesión de Evita nos encontramos con una historia que mantiene el tomo de la primera entrega así que por sus páginas nos encontramos con un elenco de personajes entre que basculan entre lo excéntrico y lo grimoso que protagonizan algunos momentos realmente delirantes. Como siempre estamos ante una obra que transmite realidad, pese a lo increíble de algunos de los personajes que se han cruzado en la vida de Boldú. Su capacidad para conseguir relacionarse con personas adineradas, pero que llenan su vida de problemas como sucede en esta serie con Darío Magaldi es digna de estudio. Como en la anterior entrega el personaje más fascinante resulta Ana Flash, de la que en esta ocasión conocemos más sobre su tumultuoso pasado que tiene algún que otro paralelismo con el de Evita.

Al ser una entrega que transcurre en verano nos encontramos con una trama en la que la muerte no tiene esa presencia que tenía la anterior entrega y es más una celebración de la vida y la libertad para hacer lo que cada cual quiera. Algo que siempre ha tenido una presencia muy significativa en la trayectoria de Boldú. Pero como siempre estamos ante una obra en la que sobre todo predominan las situaciones cómicas en la que el autor catalán no tiene ningún problema en mostrarse tal y como es y en reírse si pudor de sí mismo lo que posibilita que luego lo haga de algunos de los personajes más variopintos que con los que se cruza. En particular, con los que tiene que entrevistar para trabajar en el club de intercambio.

En el apartado visual tenemos el estilo de trazo nervioso y personajes caricaturesco que ha ido cultivando durante toda su carrera Ramón Boldú que lo vincula de forma muy reconocida al underground de los años 70. En sus páginas nos encontramos con viñetas tan cargadas de textos como de pequeños detalles en la que no encontramos los marcos de las viñetas. Si en la primera parte nos encontrábamos el color sepia tanto en el coloreado como en las diferentes líneas, aquí es sustituido por el azul marino en un nuevo fuego con las diferentes estaciones del año. Por lo que podemos ver en el diseño de la portada es más que posible que las siguientes entregas tendremos primero el morado y luego el rojo.

Ramón Boldú nos vuelve a demostrar en La posesión de Evita, la segunda entrega de Perdidos por el más allá, que es junto a Carlos Giménez el gran referente del cómic autobiográfico en nuestro país. Como en todos sus cómics nos encontramos con una historia divertidísima repleta de personajes excéntricos y situaciones inverosímiles que esconden una encendida defensa de la libertad y una brillante foto-fija de la sociedad que nos permite comprobar cómo hemos cambiado.

Lo mejor

• El sentido del humor de Boldú.
• Los personajes.
• La defensa de la libertad que siempre está presente, aunque de forma sutil en la obras de Boldú.

Lo peor

• La espera hasta la siguiente entrega.