Málaga pone fecha al fin de los coches de caballos y deja a Sevilla como principal baluarte en Andalucía
El anuncio del alcalde malagueño de extinguir las 25 licencias vigentes este mismo año indemnizando a los cocheros no tendrá réplica en Sevilla, donde siguen en vigor cerca de un centenarEl limbo de los coches de caballos en Málaga: establos precarios y trabajadores sin cotizar durante décadas Cada verano se repetía una estampa junto a la Plaza de la Marina de Málaga, muy cerca del Puerto donde desembarcan cada año cerca de medio millón de cruceristas: coches de caballos guarecidos del calor a la sombra del lateral del Paseo del Parque o bajo las endebles lonas que se instalaron junto a la plaza tras las quejas de los animalistas y los propios cocheros. Aquel refugio era un respiro para los animales, resignados a salir nuevamente al sol en cuanto algún turista contrataba sus servicios. Eso se va a terminar: el ayuntamiento de Málaga pretende que 2025 sea el último año en que los coches de caballos recorren las calles de la ciudad. Así lo anunció el alcalde Francisco de la Torre (PP) en el debate sobre el estado de la ciudad del pasado martes. De la Torre, regidor desde el año 2000, cree que este modo de transporte, ya residual incluso para turistas y recién casados, da mala imagen “al mundo”. El anuncio de un fin de esta práctica en doce meses fue una sorpresa, porque hasta ahora el consistorio había defendido un proceso gradual hasta la extinción de las últimas licencias en 2035. El fin inmediato supondrá reducir diez años la vigencia de las licencias, un total de 25. El propio alcalde informó de que hay “conversaciones” con los cocheros para indemnizarles. “Damos este paso pensando en el bienestar de los animales y en la imagen que la ciudad ofrece al mundo”, razonó el regidor. El ayuntamiento lleva varios años recuperando licencias. En 2017 amortizó 18, a 35.000 euros cada una, y luego otras siete. Hoy, de las cuatro paradas que había hacía una década solo queda la de la Plaza de la Marina, y desde allí se da un servicio de un recorrido que ha ido estrechando el círculo. El punto de inflexión fue cuando se truncó el paso a la Catedral. Desde entonces, se limita a media hora por el Paseo del Parque, Plaza de Torrijos, Paseo de la Farola, Paseo Marítimo, plaza de Toros y el Paseo de Reding a cambio de 30 euros. Resignación de los cocheros, alegría de los animalistas Entre el colectivo cada vez más exiguo ha cristalizado un sentimiento de resistencia. El anuncio sorpresivo del alcalde no ha sentado nada bien y hay resistencia a hablar en mitad de unas negociaciones en la que cada uno se juega mucho dinero, en torno a 45.000 euros según algunas fuentes, con una difícil perspectiva en el mercado laboral. Durante años, la mayoría ni cotizaban. “No hay nada que contar, todo está hecho”, dice Antonio Domínguez, portavoz oficioso de los cocheros malagueños, que el viernes participó en una reunión con responsables del área de movilidad. “No hay ninguna novedad. Si lo quieren quitar, lo van a quitar y no podemos hacer nada. No sé nada”, dice, antes de colgar. Para los animalistas, en cambio, es una victoria final tras muchos años de lucha. “En 2009 empezamos a tratar el tema con el equipo de gobierno”, recuerda Carmen Manzano, presidenta de la Protectora de Animales. “Ha costado mucho avanzar y conseguir puntos de agua en las paradas, sombra y, por último, desplazar las paradas a sombra natural, que tuvieran un horario de trabajo y evitar las horas de mayor calor o días de terral”, recuerda. Hace años, las animalistas coincidieron con los cocheros en el rechazo a llevar las cuadras a la desembocadura del Guadalhorce, muy lejana al Centro y expuesta a los mosquitos. Las cuadras de Teatinos, levantadas por los propios cocheros en terrenos cedidos por el ayuntamiento hace 30 años, mantienen desde hace mucho tiempo unas condiciones precarias, sostenidas sobre vigas traídas de la trapería, placas de hojalata y uralita con escasa ventilación, y divididas en boxes tan pequeños que los équidos apenas podían darse la vuelta, como contó este medio en un reportaje. En el verano de 2018 se quedaron sin electricidad. Ante el calor sofocante tuvo que intervenir la Protectora de Animales. Pese a las reiteradas promesas de derribo y traslado (desde 2007) y las quejas continuadas de los vecinos por los olores y ruidos, allí siguen, después de que los cocheros se negaran a moverlas a un punto aún más alejado del Centro. “Creo que hay muchas maneras de conocer Málaga, paseando por su centro histórico o bien en el ”guiri bus“. Nos alegramos y felicitamos al ayuntamiento por su compromiso”, dice Manzano. Sevilla mantiene un centenar de licencias y no se plantea revocarlas De consumarse, el paso dado por Málaga dejará a Sevilla como gran abanderada de los coches de caballos en Andalucía. En la capital andaluza subsisten aún 97 licencias. En el Ayuntamiento hispalense no se plantean una medida similar, apela
El anuncio del alcalde malagueño de extinguir las 25 licencias vigentes este mismo año indemnizando a los cocheros no tendrá réplica en Sevilla, donde siguen en vigor cerca de un centenar
El limbo de los coches de caballos en Málaga: establos precarios y trabajadores sin cotizar durante décadas
Cada verano se repetía una estampa junto a la Plaza de la Marina de Málaga, muy cerca del Puerto donde desembarcan cada año cerca de medio millón de cruceristas: coches de caballos guarecidos del calor a la sombra del lateral del Paseo del Parque o bajo las endebles lonas que se instalaron junto a la plaza tras las quejas de los animalistas y los propios cocheros. Aquel refugio era un respiro para los animales, resignados a salir nuevamente al sol en cuanto algún turista contrataba sus servicios.
Eso se va a terminar: el ayuntamiento de Málaga pretende que 2025 sea el último año en que los coches de caballos recorren las calles de la ciudad. Así lo anunció el alcalde Francisco de la Torre (PP) en el debate sobre el estado de la ciudad del pasado martes. De la Torre, regidor desde el año 2000, cree que este modo de transporte, ya residual incluso para turistas y recién casados, da mala imagen “al mundo”.
El anuncio de un fin de esta práctica en doce meses fue una sorpresa, porque hasta ahora el consistorio había defendido un proceso gradual hasta la extinción de las últimas licencias en 2035. El fin inmediato supondrá reducir diez años la vigencia de las licencias, un total de 25. El propio alcalde informó de que hay “conversaciones” con los cocheros para indemnizarles. “Damos este paso pensando en el bienestar de los animales y en la imagen que la ciudad ofrece al mundo”, razonó el regidor.
El ayuntamiento lleva varios años recuperando licencias. En 2017 amortizó 18, a 35.000 euros cada una, y luego otras siete. Hoy, de las cuatro paradas que había hacía una década solo queda la de la Plaza de la Marina, y desde allí se da un servicio de un recorrido que ha ido estrechando el círculo. El punto de inflexión fue cuando se truncó el paso a la Catedral. Desde entonces, se limita a media hora por el Paseo del Parque, Plaza de Torrijos, Paseo de la Farola, Paseo Marítimo, plaza de Toros y el Paseo de Reding a cambio de 30 euros.
Resignación de los cocheros, alegría de los animalistas
Entre el colectivo cada vez más exiguo ha cristalizado un sentimiento de resistencia. El anuncio sorpresivo del alcalde no ha sentado nada bien y hay resistencia a hablar en mitad de unas negociaciones en la que cada uno se juega mucho dinero, en torno a 45.000 euros según algunas fuentes, con una difícil perspectiva en el mercado laboral. Durante años, la mayoría ni cotizaban. “No hay nada que contar, todo está hecho”, dice Antonio Domínguez, portavoz oficioso de los cocheros malagueños, que el viernes participó en una reunión con responsables del área de movilidad. “No hay ninguna novedad. Si lo quieren quitar, lo van a quitar y no podemos hacer nada. No sé nada”, dice, antes de colgar.
Para los animalistas, en cambio, es una victoria final tras muchos años de lucha. “En 2009 empezamos a tratar el tema con el equipo de gobierno”, recuerda Carmen Manzano, presidenta de la Protectora de Animales. “Ha costado mucho avanzar y conseguir puntos de agua en las paradas, sombra y, por último, desplazar las paradas a sombra natural, que tuvieran un horario de trabajo y evitar las horas de mayor calor o días de terral”, recuerda. Hace años, las animalistas coincidieron con los cocheros en el rechazo a llevar las cuadras a la desembocadura del Guadalhorce, muy lejana al Centro y expuesta a los mosquitos.
Las cuadras de Teatinos, levantadas por los propios cocheros en terrenos cedidos por el ayuntamiento hace 30 años, mantienen desde hace mucho tiempo unas condiciones precarias, sostenidas sobre vigas traídas de la trapería, placas de hojalata y uralita con escasa ventilación, y divididas en boxes tan pequeños que los équidos apenas podían darse la vuelta, como contó este medio en un reportaje. En el verano de 2018 se quedaron sin electricidad. Ante el calor sofocante tuvo que intervenir la Protectora de Animales.
Pese a las reiteradas promesas de derribo y traslado (desde 2007) y las quejas continuadas de los vecinos por los olores y ruidos, allí siguen, después de que los cocheros se negaran a moverlas a un punto aún más alejado del Centro.
“Creo que hay muchas maneras de conocer Málaga, paseando por su centro histórico o bien en el ”guiri bus“. Nos alegramos y felicitamos al ayuntamiento por su compromiso”, dice Manzano.
Sevilla mantiene un centenar de licencias y no se plantea revocarlas
De consumarse, el paso dado por Málaga dejará a Sevilla como gran abanderada de los coches de caballos en Andalucía. En la capital andaluza subsisten aún 97 licencias. En el Ayuntamiento hispalense no se plantean una medida similar, apelan a la singularidad de cada ciudad y ponen el acento en las medidas adoptadas para paliar el sufrimiento de los animales. Desde julio existe una guía de buenas prácticas con “recomendaciones”, especialmente para verano: que no trabajen más de ocho horas diarias; con pausas mínimas de 30 minutos cada dos horas y un día de descanso semanal hasta los 18 años, y un máximo de tres días por semana, y un descanso anual mínimo de cuatro semanas.
Las recomendaciones también implican “atenciones especiales” como la búsqueda de sombra y agua en parada, que el gobierno municipal valora ampliar, y el uso de equipamiento y material adecuados. Sin embargo, no en todas las ubicaciones (diez) hay un armario con fuentes o grifos, escoba, recogedor y contenedor, además de espacios de sombra.
El objetivo, dicen desde el consistorio sevillano, es modificar la actual Ordenanza, “atendiendo siempre a una mejora de la calidad de vida” de los caballos, pero “de forma consensuada con el sector”.
Es una demanda de los animalistas desde hace años: una regulación que asegure el cumplimiento de unos horarios de trabajo, de unas condiciones dignas en las cuadras y que los équidos no sufran el calor asfixiante del verano. Las ordenanzas municipales se ocupan de las licencias, los recorridos y hasta de la guisa de cocheros y carruajes, pero no de los descansos, edades de los caballos y condiciones climatológicas. Hasta ahora, todo eso queda sujeto a las guías de buenas prácticas, documentos sin valor legal que quedan al albur de la voluntad de cumplimiento de los cocheros. Por eso, cada estío se producen desplomes en plena calle.
En Sevilla, los cocheros siempre han hecho valer su marcada imagen folclórica y han gozado de gran influencia. Una animalista recordaba hace años que el concejal del ramo admitió sus propuestas para regular los ponis y los animales en los circos, pero al mentar el tema de los coches de caballos, el edil le replicó: “Eso ni lo toques, que es un emblema de Sevilla y los cocheros viven de eso”. Aún se recuerda en la ciudad la polémica con el exalcalde Alfredo Sánchez-Monteseirín, que intentó convencerlos de que pusieran un pañal a los équidos.
Quejas de los turistas en Málaga
Málaga pretende cortar por lo sano con todo eso, y hacerlo ya. El pasado julio, la concejala de movilidad Trinidad Hernández anunció que el fin llegaría en 2035, al extinguirse las últimas licencias. Al informar a la comisión plenaria, la concejala recordó que los coches de caballos tienen un coste de limpieza que asume el municipio y otro por el arreglo de las calles, que valoró en un millón de euros. Según explicó, destrozan el pavimento porque los cocheros se niegan a usar herraduras de goma.
Según Hernández, los coches de caballos “como atracción turística” son difíciles de “encajar” en la ciudad desde hace tiempo. Por la normativa de protección animal, por el calor del verano y por la propia disposición urbana, con un Centro Histórico peatonalizado vetado a su paso. Y hay, además, una preocupación por la imagen ofrecida al turista.
La sensibilidad ante la falta de bienestar animal está muy arraigada en países del norte de Europa, un mercado turístico principal de la ciudad. “No se puede ni imaginar la cantidad de quejas que entran a diario en los distintos cauces del Ayuntamiento de los turistas que se quejan de que existan coches de caballo en estas condiciones en nuestra ciudad”, señaló entonces Hernández.