Las renovables iluminan un nuevo futuro para la España vaciada

La España vaciada está reescribiendo su futuro bajo la nueva luz que emana de las renovables. La electricidad que generan nuestros parques eólicos y fotovoltaicos (también las centrales hidroeléctricas) es limpia, por tanto esencial para el proceso de descarbonización en el que están inmersos todos los sectores económicos y para reducir la huella de carbono de muchas compañías que tienen unos compromisos de emisiones que cumplir. Además esa energía verde aporta competitividad a las empresas, porque reduce costes al estabilizar los precios energéticos y resulta mucho más barata de la que se puede encontrar en el resto de países europeos. No es de extrañar que estos atractivos estén iluminando la aparición de nuevos proyectos industriales en los territorios más despoblados del país de la mano de multinacionales. Se empieza a dibujar así un nuevo mapa en el que la industria se podría desplazar desde los polos tradicionales, y hoy saturados, como el País Vasco, Valencia, Barcelona y Madrid hacia otras regiones rurales como Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura, Aragón y Andalucía, donde las renovables campan a sus anchas. De hecho, ahí están algunos ejemplos. Líderes tecnológicos han puesto los ojos en estos territorios. Amazon y Microsoft han elegido Aragón para sus centros de datos y Meta en Talavera de la Reina (Toledo). La china Endivision quiere instalar una fábrica de baterías en Navalmoral de la Mata (Cáceres). Y la americana Diamond Foundry ya tiene su factoría de diamantes en Trujillo. Las zonas de transición justa para recuperar la actividad de zonas mineras donde estaban también las antiguas centrales térmicas son también una oportunidad. En As Pontes (La Coruña), por ejemplo, la china Sentury Tire instalará una fábrica inteligente de neumáticos y Ence una planta para producir fibras naturales a partir de papel y cartón reciclado. Hay quien incluso aventura, como ha hecho el CEO de Moeve, Maarten Wetselaar, que la industria del norte de Europa se mudará a España atraída por nuestro hidrógeno verde. Las comunidades de la España vaciada concentran las renovables, ya que cuentan con el recurso del viento y del sol, y espacio para desplegar estas instalaciones. Según los últimos datos de Redeia con fecha de 2023, solo seis autonomías de las 17 reúnen el 81,3% de la potencia renovable instalada en el país. Son por este orden: Castilla y León, Castilla-La Mancha, Andalucía, Extremadura, Aragón y Galicia. Castilla y León, Aragón y Castilla-La Mancha son líderes en eólica. Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía en fotovoltaica. Todas juntas generaron (el año pasado y hasta noviembre) el 82% de la energía renovable producida en España, según un informe de OBS Business School. Además, tenemos la fuerte apuesta por convertirnos en el 'hub' europeo del hidrógeno verde, lo que dará lugar a nuevas plantas para su producción y para alimentar una industria en el mudo rural. «Y el desarrollo de plantas de biometano también revitalizará la economía y empleo en esos territorios, porque estarán situadas junto a explotaciones donde está la materia prima que necesitan: residuos agrícolas, ganaderos y forestales», cree Rafael Riquelme, experto en mercados energéticos del Colegio de Ingenieros Industriales de Madrid. Toda esa potencia de energía verde aumentará en años venideros para cumplir con los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Peniec). Uno de los más ambiciosos es que en 2030 el 81% de nuestra electricidad provenga de fuentes renovables (el año pasado llegamos al 56%). Para ello, tendremos que triplicar la potencia fotovoltaica que tenemos hoy instalada (25,5 GW en 2023, según Redeia) hasta llegar a los 76 GW, duplicar la eólica hasta los 62 GW (hoy 30,8), triplicar la producción de hidrógeno renovable a 12 GW y multiplicar por tres también la de biogás. El pasado año el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) ya autorizó la construcción de 283 nuevos parques eólicos y fotovoltaicos que suman 28.123 MW. Ese despliegue de renovables para el futuro es también un aliciente para atraer una nueva industria, que no solo se concentrará en la propia construcción, operación y mantenimiento de los parques renovables en la España vaciada y que podrían crear entre 363.000 y 560.000 puestos de trabajo entre 2025 y 2030, según el Pniec. «El 40% de todo el empleo renovable tiene su base en el medio rural, tanto en la fabricación de componentes como en la instalación y el mantenimiento, por lo que fijan población», garantizan desde el Miteco. Las renovables son un polo de atracción mucho mayor y por varios motivos. «Permiten reducir la huella de carbono de las fábricas y centros de datos que son grandes consumidores de energía, algo que exigen los organismos y el mercado europeos», indica Javier Montes, socio responsable del sector industrial de la consultora EY. Por otro lado, «las renovables han hecho que baje el coste de la electricidad. Y siempre existe la opción de que una industr

Ene 26, 2025 - 19:27
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Las renovables iluminan un nuevo futuro para la España vaciada
La España vaciada está reescribiendo su futuro bajo la nueva luz que emana de las renovables. La electricidad que generan nuestros parques eólicos y fotovoltaicos (también las centrales hidroeléctricas) es limpia, por tanto esencial para el proceso de descarbonización en el que están inmersos todos los sectores económicos y para reducir la huella de carbono de muchas compañías que tienen unos compromisos de emisiones que cumplir. Además esa energía verde aporta competitividad a las empresas, porque reduce costes al estabilizar los precios energéticos y resulta mucho más barata de la que se puede encontrar en el resto de países europeos. No es de extrañar que estos atractivos estén iluminando la aparición de nuevos proyectos industriales en los territorios más despoblados del país de la mano de multinacionales. Se empieza a dibujar así un nuevo mapa en el que la industria se podría desplazar desde los polos tradicionales, y hoy saturados, como el País Vasco, Valencia, Barcelona y Madrid hacia otras regiones rurales como Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura, Aragón y Andalucía, donde las renovables campan a sus anchas. De hecho, ahí están algunos ejemplos. Líderes tecnológicos han puesto los ojos en estos territorios. Amazon y Microsoft han elegido Aragón para sus centros de datos y Meta en Talavera de la Reina (Toledo). La china Endivision quiere instalar una fábrica de baterías en Navalmoral de la Mata (Cáceres). Y la americana Diamond Foundry ya tiene su factoría de diamantes en Trujillo. Las zonas de transición justa para recuperar la actividad de zonas mineras donde estaban también las antiguas centrales térmicas son también una oportunidad. En As Pontes (La Coruña), por ejemplo, la china Sentury Tire instalará una fábrica inteligente de neumáticos y Ence una planta para producir fibras naturales a partir de papel y cartón reciclado. Hay quien incluso aventura, como ha hecho el CEO de Moeve, Maarten Wetselaar, que la industria del norte de Europa se mudará a España atraída por nuestro hidrógeno verde. Las comunidades de la España vaciada concentran las renovables, ya que cuentan con el recurso del viento y del sol, y espacio para desplegar estas instalaciones. Según los últimos datos de Redeia con fecha de 2023, solo seis autonomías de las 17 reúnen el 81,3% de la potencia renovable instalada en el país. Son por este orden: Castilla y León, Castilla-La Mancha, Andalucía, Extremadura, Aragón y Galicia. Castilla y León, Aragón y Castilla-La Mancha son líderes en eólica. Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía en fotovoltaica. Todas juntas generaron (el año pasado y hasta noviembre) el 82% de la energía renovable producida en España, según un informe de OBS Business School. Además, tenemos la fuerte apuesta por convertirnos en el 'hub' europeo del hidrógeno verde, lo que dará lugar a nuevas plantas para su producción y para alimentar una industria en el mudo rural. «Y el desarrollo de plantas de biometano también revitalizará la economía y empleo en esos territorios, porque estarán situadas junto a explotaciones donde está la materia prima que necesitan: residuos agrícolas, ganaderos y forestales», cree Rafael Riquelme, experto en mercados energéticos del Colegio de Ingenieros Industriales de Madrid. Toda esa potencia de energía verde aumentará en años venideros para cumplir con los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Peniec). Uno de los más ambiciosos es que en 2030 el 81% de nuestra electricidad provenga de fuentes renovables (el año pasado llegamos al 56%). Para ello, tendremos que triplicar la potencia fotovoltaica que tenemos hoy instalada (25,5 GW en 2023, según Redeia) hasta llegar a los 76 GW, duplicar la eólica hasta los 62 GW (hoy 30,8), triplicar la producción de hidrógeno renovable a 12 GW y multiplicar por tres también la de biogás. El pasado año el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) ya autorizó la construcción de 283 nuevos parques eólicos y fotovoltaicos que suman 28.123 MW. Ese despliegue de renovables para el futuro es también un aliciente para atraer una nueva industria, que no solo se concentrará en la propia construcción, operación y mantenimiento de los parques renovables en la España vaciada y que podrían crear entre 363.000 y 560.000 puestos de trabajo entre 2025 y 2030, según el Pniec. «El 40% de todo el empleo renovable tiene su base en el medio rural, tanto en la fabricación de componentes como en la instalación y el mantenimiento, por lo que fijan población», garantizan desde el Miteco. Las renovables son un polo de atracción mucho mayor y por varios motivos. «Permiten reducir la huella de carbono de las fábricas y centros de datos que son grandes consumidores de energía, algo que exigen los organismos y el mercado europeos», indica Javier Montes, socio responsable del sector industrial de la consultora EY. Por otro lado, «las renovables han hecho que baje el coste de la electricidad. Y siempre existe la opción de que una industria pueda tener su propio autoconsumo con un parque fotovoltaico que instale cerca», señala. Ubicar una industria consumidora cerca de un centro de generación, en este caso en las regiones más despobladas, presenta sus ventajas. «Se pierde menos energía en el transporte. En España la media de pérdida de energía desde que se genera hasta que se consume está en torno a un 18%. Si una fábrica se sitúa cerca, por ejemplo, de la central nuclear de Almaraz, la pérdida solo sería del 8%. Además una industria se puede conectar directamente a una red de alta tensión y tener tarifas más económicas», dice Riquelme. La España vaciada ofrece terrenos donde establecerse y conexiones a la red eléctrica. «En Madrid y Barcelona la red está saturadísima y en las zonas rurales está menos colapsada ya que se encuentran más alejadas de los grandes núcleos urbanos e industriales», cuenta Riquelme. Nuestro nivel de conectividad también es interesante para las industrias. El último informe de 2024 de la OCDE nos sitúa en una posición privilegiada en este sentido respecto a países europeos. En 2023, el 86% de las conexiones fijas de banda ancha en España utilizaban fibra óptica (en 2016 era el 35%). «Y la cobertura 5G se ha desarrollado de forma relevante en los últimos años en los territorios rurales, aunque todavía no llegue a todas las zonas. Es una ventaja competitiva frente a otros países vecinos, como Alemania, y muy atractiva para la instalación de centros de datos», defiende Montes. Estas infraestructuras tienen un impacto muy notable en las zonas donde se instalan. Según un informe de EY, cada euro invertido en un data center tiene un efecto multiplicador de 4 a 5,1 euros en la economía local. «Además Península Ibérica cuenta con un porcentaje muy importante de cables submarinos de fibra óptica hacia América. Es un lugar fantástico para levantar centros de datos conectados a esas autopistas», añade Riquelme. Pero no basta con energía limpia y competitiva, como sugiere Montes, se necesita «mayor colaboración público-privada, menos trámites burocráticos e incentivos fiscales para cuadrar el círculo y realmente ofrecer una ventaja competitiva atractiva». Aragón es una de las comunidades que ha encontrado la fórmula para sacar partido a su filón de renovables. Es la segunda autonomía que más electricidad produjo a partir de la fuerza del viento (por detrás de Castilla y León) en 2023 y la cuarta por potencia instalada. Un atractivo que no ha pasado desapercibido para multinacionales que establecerán nuevos proyectos en la región. En total, supondrán inversiones por valor de más de 40.000 millones de euros. «Esas iniciativas marcarán el presente y el futuro de nuestra comunidad», cree Javier Martínez, director general de Política Económica del Gobierno de Aragón. Y el porvenir de esta comunidad está marcado por líderes tecnológicos globales que construirán sus centros de datos. Lo hará Amazon que invertirá 15.700 millones para ello, Microsoft 6.600, el fondo de inversión estadounidense Blackstone 7.500 y BOX2BIT (3.400). Stellantis y CATL apuestan por una gigafactoría de baterías (4.100 millones), el Grupo Costa creará un centro logístico agroalimentario (469 millones) e Inditex construirá su segundo mayor centro logístico en Zaragoza (600), entre otros proyectos. Eso no hubiera sido posible sin los recursos naturales de Aragón. «Son excepcionales: viento en zonas montañosas y alta radiación solar en áreas secas», comenta Martínez. A la ecuación se ha sumado el apoyo institucional desde el Gobierno autonómico. «La colaboración público-privada, la financiación europea, un marco regulatorio estable y una política favorable con procedimientos que simplifican los trámites administrativos y los plazos hacen que Aragón sea muy interesante para establecer aquí proyectos industriales», cuenta Martínez. Además de una apuesta por la innovación y formación con universidades e institutos tecnológicos que colaboran con el sector privado para formar profesionales cualificados. «Estas inversiones atraen talento y trabajamos por que puedan vivir aquí y por formar nuevos profesionales», afirma Martínez. En Trujillo (Cáceres) ha instalado la empresa californiana Diamond Foundry (uno de sus principales accionistas es el actor Leonardo DiCaprio) su primera planta de Europa para producir diamantes sintéticos. Esta misma semana Rafael Benjumea, el presidente de la filial en España, anunciaba la puesta en marcha de la primera línea de reactores de plasma en pruebas. Aunque en principio los diamantes estarán destinados a joyería, la idea es utilizarlos para sofisticados microchip que se usarán en sistemas de inteligencia artificial. «Multiplicarán la velocidad en el tratamiento de datos del microchip que será más eficiente ya que los diamantes no se calienta», expone Rafael Benjumea. Ya hay 42 personas trabajando en esta fábrica, 35 de ellas son extremeños. Algunos han regresado a su tierra natal desde países como Reino Unido, Francia, Alemania, Portugal y Estados Unidos. «Hay mucho talento extremeño formado que está deseando tener una oportunidad para regresar a su región y poder desarrollarse profesionalmente. Queremos atraer talento extremeño y que se quede aquí. Creamos empleo muy cualificado y con tecnología muy puntera», sostiene Benjumea. Cuando la fábrica esté a pleno rendimiento serán cerca de 300 trabajadores y una inversión de 675 millones, «con vocación a largo plazo», asegura. ¿El motivo? «Es la región de España con más potencia fotovoltaica. Ofrece una energía limpia, competitiva y garantiza la seguridad del suministro», afirma Benjumea. Energyloop, una compañía creada por Iberdrola y FCC, ha elegido el municipio navarro de Cortes, con poco más de 3.800 habitantes, para instalar la primera planta de España que reciclará palas eólicas. La ubicación tiene todo su sentido. «La planta está rodeada de múltiples parques eólicos que fueron los primeros que se instalaron en el país y que ya toca repotenciar. Estamos también cerca de Aragón, que es puntera en eólica. Y en estos componentes es fundamental la gestión y logística de sus residuos, porque el transporte especial. A veces las palas vienen en pequeñas piezas, pero otras veces se transportan enteras y llegan a medir 25 metros», cuenta Federico Sanmartín, director de Energyloop. La planta, que se espera esté operativa esta primavera, procesará las palas para obtener un composite que se podrá utilizar en otros procesos industriales, por ejemplo en el sector de la construcción como elemento base para mobiliario urbano. «Nuestros proveedores de equipos son locales y también lo serán las empresas que procesen y usen nuestro material reciclado», apunta Sanmartín. Otro ejemplo que ha contado con el apoyo del Gobierno autonómico. Bajo los paneles fotovoltaicos del parque Zurbarán de Endesa (Cáceres), se están cultivando a escala industrial 10 hectáreas de terreno con plantas aromáticas. Es una iniciativa que forma parte del proyecto europeo Sustainext (dotado con 22,4 millones) cuyo objetivo «es transformar la industria de los extractos botánicos en un modelo innovador cero emisiones que sirva de ejemplo para industria europea con base biológica», cuenta Roberto Andrés, responsable de Innovación en Proyectos Renovables de Endesa. Participan 21 socios de diferentes países, ocho son de Extremadura tanto empresas como centros tecnológicos. En este caso, las plantas de romero se han plantado de forma mecánica con tractores. Una vez que crezcan, se extraerán sus esencias y moléculas con alto valor añadido para procesar en una biorrefinería de la empresa extremeña Natac. «Hará la transformación en un extracto para 13 nuevos productos que no existen y se podrán en el mercado y para otros 12 que son nuevos para la UE», dice Andrés. Son productos comerciales para la industria nutracéutica, farmacéutica, alimentación y nutrición animal y cosmética. «Los residuos de este proceso de fabricación se utilizarán como bioestimulantes o fertilizantes de nuevo en los cultivos». Se cerrará así el círculo de este modelo productivo. La idea es que en el futuro estas plantaciones sean traspasadas a cooperativas de agricultores. Con estas experiencias y otras más que vendrán se va iluminando una España vaciada que tiene ahora una oportunidad de reindustrializarse a la luz de las renovables.