Hermann Bellinghausen: Los viejos y el mar
Quizá por primera vez en la historia humana, los viejos y las viejas han alcanzado proporciones multitudinarias en las ciudades. Bajo nombres eufemísticos de corrección política, representan (¿representan, quimosabi?) un desafío demográfico, económico y médico. Pero como todo en este mundo, alimentan un jugoso mercado con las clases acomodadas o audazmente hipotecadas del primer mundo. Pongamos el discreto escenario de Melaque estos días, en la llamada Costa Alegre de Jalisco, donde todavía existen playas en estado natural y la voracidad hotelera e inmobiliaria no ha ganado la partida. En la anticlimática cuesta de enero resulta ser destino de numerosas personas ancianas, más allá de la tercera edad.
Quizá por primera vez en la historia humana, los viejos y las viejas han alcanzado proporciones multitudinarias en las ciudades. Bajo nombres eufemísticos de corrección política, representan (¿representan, quimosabi?) un desafío demográfico, económico y médico. Pero como todo en este mundo, alimentan un jugoso mercado con las clases acomodadas o audazmente hipotecadas del primer mundo. Pongamos el discreto escenario de Melaque estos días, en la llamada Costa Alegre de Jalisco, donde todavía existen playas en estado natural y la voracidad hotelera e inmobiliaria no ha ganado la partida. En la anticlimática cuesta de enero resulta ser destino de numerosas personas ancianas, más allá de la tercera edad.
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