¿Exceso de autocontrol o ir por la vida sin filtro? Las consecuencias psicológicas de ambos extremos
Hay dos tipos de personas en esta vida, las liberadas y las controladas y no es casualidad que sea así. Nuestro cerebro oscila entre ambos extremos de una misma dimensión, pero para conseguirlo ha creado dos estructuras y dos modos de funcionar diferentes. Por un lado, tenemos lo que llamamos el centro ejecutivo . Se trata de una serie de funciones cognitivas avanzadas que nos permiten hacer cosas tan importantes como la planificación, la toma de decisiones y el paso a la acción. El centro ejecutivo inicia la acción, imprime movimiento, genera y crea. Pero por otro lado tenemos el centro de inhibición que se encarga de controlar la conducta , de poner freno a la impulsividad de que no hagamos algo. Su función es muy importante ya que a veces tenemos que hablar y a veces tenemos que callar. A veces tenemos que hacer algo y a veces tenemos que quedarnos quietos como estatuas. Es tan importante que, sin saberlo, muchos juegos infantiles están diseñados de tal manera que lo entrenan de manera inconsciente. El centro de inhibición es muy importante para nuestra vida y te diría que aquellas personas que lo tienen más desarrollado tienen más opciones de tener una vida mejor ya que inhibir adecuadamente tu impulso, pensamientos o conductas suele repercutir muchos beneficios. Las funciones de ambos centros se pueden entrenar y mejorar . También es cierto que existen trastornos más o menos graves que afectan a uno o ambos de los centros. Finalmente existe la casuística de personas que «culpan» a la vida de su falta de control o exceso de autocontrol . A menudo me encuentro con personas excesivamente autocontroladas, lo que es un error. En algún momento aprendieron que era mejor no llamar la atención, no molestar, no hacer nada, no mostrarse tal cual son, no hacer nada que pueda incomodar a alguien. Sinceramente pueden darle las gracias a sus padres, abuelos o profesores. No es una buena estrategia. Esa autorepresión excesiva dificulta tu calidad de vida, te aísla de la vida, complica las relaciones sociales ya que no das 'feedback' de como eres y de que te gusta y acaba generando problemas de autoconcepto , autoestima e identidad. En el otro extremo tenemos a personas completamente libres, sin filtro, más impulsivas que autogestionadas que siguen todos sus impulsos sin pensar ni analizar en las consecuencias de sus acciones, decisiones o palabras. De nuevo no es una buena opción. Que sí, que eso del libre albedrío está muy bien pero vivimos en sociedad y algunas de las cosas que hacemos pueden tener repercusiones muy negativas en las personas que tenemos cerca y, claro, a menudo vuelven hacia la persona impulsiva y le complica la calidad de vida. No obstante, aparte de estos casos extremos, tenemos todas las posiciones intermedias que puedas imaginar. La verdad es que para tener un buen nivel de bienestar emocional y de calidad de vida es importante saber cuándo actuar y cuándo observar, cuándo hablar y cuándo callar, cuándo pasar a la acción y cuándo reprimir y controlar. Equilibrio, proporción y ajuste al contexto son las palabras clave en este caso. ¿Qué es la vida sino un ir y venir de la desinhibición al autocontrol? Puedes descubrir otros consejos de Tomás Navarro ( @tomasnavarropsi en instagram) para poner límites a aquellas personas que nos hacen daño en su obra ' Tus líneas rojas' (Zenith/Planeta) y ayudar a los más pequeños a gestionar las emociones con el libro 'Rita y el caparazón de oro', que ha escrito junto a su mujer, Nuria Pablos. Y además, puedes leer aquí otros artículos de Tomás Navarro en ABC Bienestar .
Hay dos tipos de personas en esta vida, las liberadas y las controladas y no es casualidad que sea así. Nuestro cerebro oscila entre ambos extremos de una misma dimensión, pero para conseguirlo ha creado dos estructuras y dos modos de funcionar diferentes. Por un lado, tenemos lo que llamamos el centro ejecutivo . Se trata de una serie de funciones cognitivas avanzadas que nos permiten hacer cosas tan importantes como la planificación, la toma de decisiones y el paso a la acción. El centro ejecutivo inicia la acción, imprime movimiento, genera y crea. Pero por otro lado tenemos el centro de inhibición que se encarga de controlar la conducta , de poner freno a la impulsividad de que no hagamos algo. Su función es muy importante ya que a veces tenemos que hablar y a veces tenemos que callar. A veces tenemos que hacer algo y a veces tenemos que quedarnos quietos como estatuas. Es tan importante que, sin saberlo, muchos juegos infantiles están diseñados de tal manera que lo entrenan de manera inconsciente. El centro de inhibición es muy importante para nuestra vida y te diría que aquellas personas que lo tienen más desarrollado tienen más opciones de tener una vida mejor ya que inhibir adecuadamente tu impulso, pensamientos o conductas suele repercutir muchos beneficios. Las funciones de ambos centros se pueden entrenar y mejorar . También es cierto que existen trastornos más o menos graves que afectan a uno o ambos de los centros. Finalmente existe la casuística de personas que «culpan» a la vida de su falta de control o exceso de autocontrol . A menudo me encuentro con personas excesivamente autocontroladas, lo que es un error. En algún momento aprendieron que era mejor no llamar la atención, no molestar, no hacer nada, no mostrarse tal cual son, no hacer nada que pueda incomodar a alguien. Sinceramente pueden darle las gracias a sus padres, abuelos o profesores. No es una buena estrategia. Esa autorepresión excesiva dificulta tu calidad de vida, te aísla de la vida, complica las relaciones sociales ya que no das 'feedback' de como eres y de que te gusta y acaba generando problemas de autoconcepto , autoestima e identidad. En el otro extremo tenemos a personas completamente libres, sin filtro, más impulsivas que autogestionadas que siguen todos sus impulsos sin pensar ni analizar en las consecuencias de sus acciones, decisiones o palabras. De nuevo no es una buena opción. Que sí, que eso del libre albedrío está muy bien pero vivimos en sociedad y algunas de las cosas que hacemos pueden tener repercusiones muy negativas en las personas que tenemos cerca y, claro, a menudo vuelven hacia la persona impulsiva y le complica la calidad de vida. No obstante, aparte de estos casos extremos, tenemos todas las posiciones intermedias que puedas imaginar. La verdad es que para tener un buen nivel de bienestar emocional y de calidad de vida es importante saber cuándo actuar y cuándo observar, cuándo hablar y cuándo callar, cuándo pasar a la acción y cuándo reprimir y controlar. Equilibrio, proporción y ajuste al contexto son las palabras clave en este caso. ¿Qué es la vida sino un ir y venir de la desinhibición al autocontrol? Puedes descubrir otros consejos de Tomás Navarro ( @tomasnavarropsi en instagram) para poner límites a aquellas personas que nos hacen daño en su obra ' Tus líneas rojas' (Zenith/Planeta) y ayudar a los más pequeños a gestionar las emociones con el libro 'Rita y el caparazón de oro', que ha escrito junto a su mujer, Nuria Pablos. Y además, puedes leer aquí otros artículos de Tomás Navarro en ABC Bienestar .
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