Embárcate en un viaje al pasado, visitando estas haciendas coloniales en Yucatán

El agave solía mover tanto dinero que financió la construcción de estos palacios coloniales. Hoy, son una pintoresca ventana al pasado de Yucatán. Durante la época colonial, Yucatán vio surgir grandes haciendas maicero-ganaderas, establecidas por los colonizadores españoles. A finales del siglo XVII, las antiguas familias propietarias de estas haciendas las transformaron en henequeneras. El […] The post Embárcate en un viaje al pasado, visitando estas haciendas coloniales en Yucatán appeared first on National Geographic en Español.

Jan 24, 2025 - 05:46
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Embárcate en un viaje al pasado, visitando estas haciendas coloniales en Yucatán

El agave solía mover tanto dinero que financió la construcción de estos palacios coloniales. Hoy, son una pintoresca ventana al pasado de Yucatán.

Durante la época colonial, Yucatán vio surgir grandes haciendas maicero-ganaderas, establecidas por los colonizadores españoles. A finales del siglo XVII, las antiguas familias propietarias de estas haciendas las transformaron en henequeneras.

El henequén es una planta agave nativa de Yucatán, cultivada por los mayas desde la época prehispánica para la fabricación de textiles y diversos productos artesanales.  Como materia prima, era tan versátil y lucrativo que fue apodado el «oro verde» de la región. Durante más de 100 años fueron la base de la economía de la península. Sus fibras eran utilizadas para la fabricación de sogas, cuerdas y productos derivados, que llegaron a venderse en mercados lejanos de Europa y Estados Unidos.

Cortesía

A partir del siglo XX, la industria del henequén enfrentó grandes desafíos con la aparición de fibras sintéticas como el polipropileno. Afortunadamente, muchas de estas haciendas — que parecían destinadas al abandono— han recuperado su esplendor gracias a la inversión y al compromiso de los yucatecos con su patrimonio cultural. Hoy en día, muchas de ellas se han restaurado y convertido en hoteles, restaurantes, museos, paradores de lujo, casas de campo y exclusivos espacios para eventos sociales.

En ellas, Yucatán ofrece una experiencia única para los amantes de la historia. Estas son dos fantásticas opciones, a menos de una hora de Mérida:

La Hacienda San Antonio Millet

A tan solo 40 minutos al este de Mérida, se encuentra un lugar que los mayas llamaron Mul Chac o ‘Cerro Rojo’. A finales del siglo XIX, la hacienda fue adquirida por la Condesa de Miraflores, quien la rebautizó como San Antonio. La condesa llevó a cabo importantes remodelaciones en los edificios principales, utilizando materiales de origen francés y elementos medievales y renacentistas. Así la hacienda adoptó un carácter único y una gran personalidad.

Patricio de la Parra Kuri @pdlpk_

A principios del año 2000, los actuales propietarios se dedicaron a rescatar la historia que reposaba entre sus muros. Gracias a su gran esmero, hoy podemos disfrutar de un espléndido lugar con nueve habitaciones, magníficamente restauradas para lucir como en sus mejores épocas.

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En tu estancia, verás cómo las comodidades de la modernidad se combinan con la nostalgia de una atmósfera mágica, llena de aromas y sabores únicos. Además, su conveniente ubicación es ideal para conocer los atractivos del Mundo Maya en Yucatán: zonas arqueológicas, ciudades coloniales, reservas naturales, hermosos cenotes y su famosa gastronomía.

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Hacienda Yaxcopoil

En maya, su nombre significa ‘Lugar de los álamos verdes’ y su interior logra resumir la historia de Yucatán: la vida prehispánica, la colonial y el auge henequenero vivido hasta la Lucha de Independencia.

Sin duda, la hacienda destaca entro otras por su gran tamaño. En el pasado, esta enorme propiedad llegó a contar con once mil hectáreas de tierra y más de dos mil cabezas de ganado vacuno, equino y porcino. Durante el auge del henequén, la hacienda se pavoneaba con su impecable casa principal, de amplios salones, techos altos, enormes ventanales y vibrantes jardines llenos de exuberante vegetación.

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Todavía conserva su aura europea, ya que mantiene los muebles originales de la época. En su fachada lateral, un bello arco morisco inmortaliza las dos mil cabezas de ganado que, en su momento, pastaron por los verdes campos que rodean la hacienda

Yaxcopoil es una verdadera obra de arte que resguarda, dentro de su estructura, dos  de las escasas 100  pinturas coloniales halladas en el estado: una escena del Vía Crucis, plasmada con el del barroco mexicano del siglo XVIII, así como la imagen de San Jerónimo de Yaxcopoil: patrón de la hacienda aún venerado en la capilla. En el «Cuarto Maya» de la hacienda, se exhiben vasijas y piezas arqueológicas encontradas en las ruinas mayas al interior de la propiedad.

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La hacienda también alberga una gran plaza central, rodeada por el cuarto de máquinas, la desfibradora, las bodegas, la tienda de raya, la escuela y la enfermería. Yaxcopoil nos invita a vivir la época de un pueblo trabajador que edificó estas imponentes construcciones, emblemas de un brillante pasado que se niega a morir.

Yaxcopoil ofrece una única amplia habitación de dos camas dobles como refugio para aquella pareja deseosa de perderse en el tiempo y alejarse del mundo, bañarse en una tina de piedra al aire libre, con agua limpia y cristalina, rodeados de los sonidos y colores de la selva maya.

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