El legado sin rostro
Esta distancia obedece a la intención de mantenerse firme en el impulso que genera el relato, y que no es otro que el de saber quiénes somos a través de conocer de dónde venimos. Para ello no sólo dispone de los actos y las reacciones de Victoire, sino también del conocimiento de cómo se vivía... Leer más La entrada El legado sin rostro aparece primero en Zenda.
«En estas páginas pretendo reivindicar el legado de una mujer que, aparentemente, no dejó ninguno». La frase la escribe Maryse Condé (Guadalupe, 1937 – Gordes, Francia, 2024) poco antes de llegar a la mitad de la obra. Victoire, que es quien da título a la narración fue su abuela o, como se subtitula en esta edición en castellano, la madre de su madre, en un giro que parece innecesario, pero no lo es: el libro busca explicar una parte de lo que ella es a través de una parte de lo que fue su madre, reivindicar, en la medida de lo posible, cómo nos construimos y por qué nos hemos construido así. En el original en francés, el subtítulo es les saveurs et les mots, algo así como sabores y palabras, en clara referencia a lo que llenó la vida de la abuela, la cocina, y la de la autora, la literatura. La investigación a la que se somete Condé para ser tan fiel como pueda a la realidad que vivió su abuela, le da a la obra un tono explicativo, que nos indica que se trata más de un estudio que de una obra de invención. Nos hallamos frente a la voz de alguien tan consciente de su cometido que para ser sincera, para recrear con sinceridad, trata de no permitirse juegos florales. De lo contrario, caería demasiado en una mitificación que dejaría al lector demasiado expuesto emocionalmente.
Esta distancia obedece a la intención de mantenerse firme en el impulso que genera el relato, y que no es otro que el de saber quiénes somos a través de conocer de dónde venimos. Para ello no sólo dispone de los actos y las reacciones de Victoire, sino también del conocimiento de cómo se vivía en una época de la que apenas conocimos nada y que, dada la veloz evolución del mundo, se nos antoja ficción. La obra tiene así un cierto ambiente coral, una acción en la que los vínculos son la fuente de las actuaciones de unos personajes que viven como si se estuvieran inventando el mundo. Dentro de ese grupo de gente, Victoire pertenece a quienes habitan dentro de una cadena de calvarios, a los que sufren humillaciones. Las miserias, los marginados y los marginadores, el racismo y el clasismo, todo lo que tenga que ver con expresiones humanas y sociales de amor y odio, son el motor y la gasolina de esta obra. Siendo así, la relación entre Victoire y su hija, la madre de Condé, tendrá que ser incómoda, por momentos incluso ausente, en ocasiones áspera. No se impone la ternura, que no deja de estar ahí, al fondo, casi más como deseo que como realidad. Para Condé este lazo es fundamental, dado que así va conociendo a la madre que la educó a ella, dado que esta cascada de orígenes de tantas cosas, mayormente de afectos, la ayuda a entender a su madre y a conocerse mejor a ella misma. En realidad, este tipo de trabajo deberíamos intentar ponerlo todos en práctica, parece ser una de las principales intenciones de la autora, porque esta suerte de reconciliación es imprescindible a la hora de vivir en calma sobre la superficie del planeta.
Hay dos factores especialmente emotivos que quisiéramos destacar: el primero es musical, es la intervención constante del aria de la Habanera de la ópera Carmen, de Bizet —El amor es un pájaro rebelde / que nadie puede dominar—, donde se habla de la dificultad para entablar relaciones de amor compensadas; el otro es ese ambiente en el que parecen convivir, en el que da la impresión de que cada uno habita dentro de su soledad y que sólo en ocasiones se comparte. Sólo por esta inquietud que genera, sobre el amor y la soledad, Victoire ya merece ser leída. Estamos frente a una mediación para reflexionar sobre lo que nos enturbia y lo que nos puede hacer felices.
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Autor: Maryse Condé. Título: Victoire. Traducción: Martha Asunción Alonso. Editorial: Impedimenta. Venta: Todos tus libros.
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