Consultorio de Sexo: "Se venden muchos productos como estimulantes sexuales, ¿qué hay de verdad y de mentira en ellos?"
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Estas son las respuestas de esta semana que ha dado nuestro experto, Santiago Frago.
Sin interés por la menopausia
PREGUNTA Tengo 53 años y estoy empezando a notar que mi interés por mantener relaciones sexuales con mi pareja ha disminuido mucho, no me apetece casi nunca. ¿Puede estar relacionado con la menopausia? O solo es que he perdido el interés. Toska.
RESPUESTA DEL EXPERTO El deseo erótico de la mujer se mueve en clave de madurez y singularidad. Cuando hablas de disminución de tu deseo sexual interpreto que tu pérdida de interés sexual ha sido gradual, y este hecho puede estar claramente relacionado con la etapa de la menopausia.
La menopausia es un tránsito evolutivo en la mujer que tiene una repercusión muy dispar en su salud sexual. No hay procesos de menopausia homogéneos, es decir, en algunas mujeres el descenso estrogénico hormonal tiene poca repercusión en su ámbito erótico e íntimo; y para otras mujeres, cuya sexualidad va muy vinculada al sistema hormonal, puede ocasionarles un marcado declive en la esfera erótica.
Inicialmente sería útil acudieras a un profesional de la ginecología para hacer estudio hormonal completo y valorar la situación. Si el patrón hormonal es compatible con la normalidad, sería conveniente realizar una historia sexual para analizar tu vida erótica pasada y presente, evaluar erotismo individual, estilo de vida, presencia o ausencia de molestias durante el encuentro erótico, enfermedades actuales, toma o no de fármacos y un detallado análisis de vuestra relación de pareja en el ámbito relacional.
Todos estos elementos permitirían hacer una composición de tu situación y poder iniciar una terapia sexual con algún profesional de la Sexología, cuyo objetivo será eliminar obstáculos a tu deseo y activarlo con estrategias terapéuticas personalizadas.
Recuerda, no obstante, que las parejas pueden tener limitaciones en su esfera erótica, pero nunca hay que perder el contacto piel a piel, y esto pasa, no solo por dedicarse al amor y el cuidado de la relación, sino dedicarse también a la intimidad.
Identidad y orientación sexual
PREGUNTA Hace unos días escuché una polémica sobre la letra Q+ de LGTBI acerca de que la sacan del acrónimo. ¿Es necesaria esa letra y de dónde viene su origen? Me gustaría aclararme sobre la diferencia entre identidad y orientación sexuales, ¿son lo mismo? ¿Y transexualidad y transgénero? Pablo.
RESPUESTA DEL EXPERTO Se escuchan terminologías y conceptos relativos a la Sexología que suelen generar confusión, especialmente en gente joven y también en sus familias: Identidad sexual, Orientación sexual, Transexualidad, Bisexualidad, Intersexualidad, Sexo y Género, género no binario y fluido… Vamos a intentar arrojar algo de luz.
De una manera sencilla te diría que el SEXO se ES, es lo que somos (realidad bio-psico-social): hombres y mujeres; añado la conjunción Y para indicarte que todos estamos configurados con características masculinas y femeninas. El SEXO, que somos, lo configuran una cadena de niveles (genéticos, gonadales, hormonales, genitales y biográficos) que nos hace seres singulares e irrepetibles, a los que vamos uniendo ingredientes variados: ideas, sensaciones, deseos, sentimientos, emociones y fantasías.
Cuando hablamos de GÉNERO (masculino y femenino) hacemos referencia a aquellos comportamientos, conductas, gestos, juegos, ropas, roles y actividades que se han considerado propios de hombres y mujeres. El género como construcción social y cultural varía según culturas y épocas.
Esta construcción, en masculino y femenino, debería tener fronteras flexibles, pero cuando no es así, constituyen un elemento restrictivo que hace sentir mal a muchas personas.
John Money (1921-2006) fue quien introdujo el concepto “género” como algo diferenciado del Sexo, antes de ser importado al debate filosófico y político en los años 70. Aunque ya a finales del siglo XIX el ambiente puritano victoriano lo acuñó para evitar el escandaloso “sex”.
La IDENTIDAD SEXUAL es la percepción íntima de considerarse a sí mismo hombre o mujer. La realidad es que no somos hombre o mujer por razón de los genitales que tengamos, ni por cuestión hormonal, ni por los cromosomas que tengamos, ni por la educación que nos den; sencillamente el cerebro nos lo hace saber. Hoy disponemos de indicios científicos, cercanos a la evidencia, para considerar que determinadas estructuras cerebrales son las que determinan la identidad sexual de la persona.
Hay algún pensamiento y movimiento filosófico que cuestiona el concepto de identidad y excluye la idea binaria de Hombre y Mujer, para hablar de identidades o representaciones construidas por uno mismo: género fluido, tercer sexo o género neutro. En los años 70, Judith Butler, una filósofa judeo-estadounidense, irrumpió en el campo del feminismo,con la teoría Queer (Q del acrónimo LGTBIQ), teoría que cuestiona el concepto de identidad y lo suprime: “nada es, todo fluye…no soy hombre ni mujer, yo me construyo a mí mismo, no hay identidades, solo performances”.
Personalmente, como sexólogo, no estoy de acuerdo. En Sexología manejamos un concepto clave, científico, inclusivo y clarificador: la INTERSEXUALIDAD (I del acrónimo): todos somos hombres Y mujeres y todos los seres humanos poseemos características masculinas y femeninas. Somos intersexuales.
Persona en situación de TRANSEXUALIDAD (T del acrónimo) es aquella en la que su identidad sexual como hombre o como mujer no coincide con la que le marcan sus genitales y otras estructuras sexuantes, ni con la identidad que los demás le suponen.
La TRANSEXUALIDAD es un hecho de diversidad y no conviene confundirlo con las expresiones y conductas de género atribuidas a uno u otro Sexo.
La realidad dice que hay personas en situación de transexualidad y que las familias en su acompañamiento y los profesionales en su asesoramiento han de facilitar la vida en un mundo donde la mirada social se haga más abierta y diversa, y para ello la Educación Sexual, o sea, de los Sexos es imprescindible.
Otra cuestión diferente es la ORIENTACIÓN SEXUAL (G del acrónimo), es decir, si deseamos y/o nos atraen hombres o mujeres.
La orientación del deseo sexual no es dimórfica, es decir, no se mueve en términos de blanco o negro. La orientación sexual se mueve en parámetros intersexuales, es decir, en predominios.
La orientación sexual se mueve en clave de deseo y no en clave de conducta erótica, es decir, el sentir curiosidad e incluso el tener un encuentro erótico con alguien del mismo sexo, no determina la esencia fundamental de tu orientación sexual. De la misma manera que un encuentro erótico con personas del otro sexo no determina una orientación del deseo en clave heterosexual.
Nuestra realidad como seres bio-psico-sociales hace que nuestro deseo vaya tomando conciencia de lo que nos gusta y atrae preferentemente, aunque ello no impide hacer movimientos puntuales hacia otro sentido e incluso disfrutar de ello.
La BISEXUALIDAD (B del acrónimo) en el deseo, en el sentido de que indistintamente me gusten hombres y mujeres es difícil, no así en el sentido de tener relaciones eróticas con hombres y/o mujeres. Es una realidad, no obstante, que hay personas que se enamoran de personas, independientemente de que sean hombres y/o mujeres, y ello constituye un hecho de diversidad.
Espero Pablo, que esta larga respuesta te haya servido para una cierta clarificación.
Dudas con el poliamor
PREGUNTA ¿Qué son las relaciones no convencionales, el poliamor, la pareja abierta, la anarquía relacional? ¿Es lo mismo abrir la relación que el poliamor?
RESPUESTA DEL EXPERTO Las relaciones no convencionales no son algo nuevo: épocas del amor libre, Simone de Beauvoir mantenía relaciones abiertas, contracultura de los años 60….
Cuando hablamos de “pareja abierta” nos referimos a establecer un pacto de exclusividad amorosa pero no de exclusividad erótica. Una relación abierta es una relación no monógama, en la que los dos miembros de la pareja han decidido que pueden mantener relaciones sexuales con otras personas, de forma esporádica o continua, sin que exista un vínculo afectivo.
El marco abierto de relación puede tener varias modalidades: intercambios de pareja, inclusión de una tercera persona en la relación erótica…En ambos contextos hay consentimiento informado y deseo mutuo.
Hablar de “poliamor” significa amar a varias personas a la vez, de forma acordada y consciente. Es decir, no hay exclusividad amorosa. El poliamor es una fantasía agotadora y por ello temporal. Puedes estar bien con varias personas, incluso tener intimidad con ellas, pero la complicidad, la vulnerabilidad y la fragilidad sólo se comparte con una persona.
El enamoramiento conlleva exclusividad y el amor requiere dedicación; desde esta idea es difícil entender la idea del poliamor, aunque como digo no aporta novedades porque entiendo que toda relación erótica es una relación de amor con vinculaciones afectivas de más o menos intensidad.
El poliamor se mueve en la necesidad de quedarse con las sensaciones del enamoramiento y eso es más proclive a la monogamia seriada. Y además, como decían Dossie Easton y Jane W.Hardy en su libro “Ética promiscua”, hay tantas definiciones de poliamor como personas que lo practican.
La “anarquía relacional” no hace exclusiva de la relación amorosa, el compromiso, la intimidad emocional ni el erotismo. Es decir, puede haber “sexo y no amor” o “amor sin sexo”. Es una respuesta emocional y combativa al mito del amor romántico. El amor ha perdido popularidad, pero la popularidad no siempre provoca felicidad
El cerebro, el mejor afrodisiaco
PREGUNTA En la actualidad se venden muchos productos por internet con la promesa de estimulantes sexuales, ¿qué de verdad o mentira hay en ellos? Fina
RESPUESTA DEL EXPERTO: La búsqueda de sustancias externas para mejorar el “rendimiento erótico/sexual” ha constituido un anhelo histórico por parte de hombres y mujeres.
A pesar de su larga historia, la limitada investigación científica realizada sobre los refuerzos naturales de la libido ha producido poca evidencia clínica.
Ninguna sustancia provoca un evidente incremento del deseo erótico. Una sustancia química o natural puede facilitar el encuentro erótico, resolver alguna dificultad erótica y con ello movilizar el deseo apagado, pero no de actuar directamente sobre el deseo.
El mejor afrodisiaco es el cerebro y una pareja interesante e interesada; y todo combinado con amor, humor, imaginación, fantasía, admiración, mimos al propio cuerpo y cierta transgresión.