Chatgpt puede ser muy funcional, pero el agua que consume es descomunal
La Inteligencia Artificial (IA) ha transformado nuestras vidas de múltiples maneras, permitiéndonos interactuar con chatbots como ChatGPT, que responden a nuestras preguntas, escriben textos y hasta asisten en la creación de contenidos. Sin embargo, cada palabra generada por estos sistemas también representa un impacto real sobre nuestros recursos naturales y el medio ambiente. Un estudio […]
La Inteligencia Artificial (IA) ha transformado nuestras vidas de múltiples maneras, permitiéndonos interactuar con chatbots como ChatGPT, que responden a nuestras preguntas, escriben textos y hasta asisten en la creación de contenidos. Sin embargo, cada palabra generada por estos sistemas también representa un impacto real sobre nuestros recursos naturales y el medio ambiente.
Un estudio reciente del Washington Post en colaboración con la Universidad de California reveló cómo es que el funcionamiento de ChatGPT está vinculado al consumo de agua y electricidad, planteando serias preocupaciones sobre la sostenibilidad de estos sistemas.
El coste energético por cada consulta
De acuerdo con el análisis, generar un texto de tan solo 100 palabras en ChatGPT consume alrededor de 519 mililitros de agua, lo que equivale a una botella plástica. Este consumo, que podría parecer insignificante en una sola interacción, se amplifica enormemente cuando se considera el volumen de usuarios globales que cada día ingresan al chatbot.
Si tan solo el 10% de la población activa en Estados Unidos usara este servicio semanalmente, el consumo anual de agua alcanzaría los 435 millones de litros, una cantidad suficiente para abastecer de agua a todos los hogares (más de 328,00) de Monterrey durante un día y medio, por ejemplo.
Por si fuera poco, cada respuesta generada por IA también tiene un alto costo energético. Un correo electrónico de 100 palabras, por ejemplo, requiere en promedio 0.14 kilovatios por hora (kWh) de electricidad, suficiente para alimentar 14 bombillas LED durante una hora.
Este consumo parece modesto en principio, pero cuando se multiplica por millones de usuarios, el impacto es abrumador. Si tomáramos en cuenta el porcentaje anterior de usuarios por semana, el gasto anual de electricidad equivaldría al consumo energético de todos los hogares Washington D.C., en Estados Unidos, durante 20 días.
El calor generado por los servidores
Además del gasto hídrico y eléctrico, los centros de datos que soportan el funcionamiento de la IA generan enormes cantidades de calor mientras realizan los miles de cálculos necesarios para generar una respuesta.
Para evitar el sobrecalentamiento, estos centros requieren sistemas de enfriamiento constante. En zonas donde el agua es escasa, se utilizan sistemas de aire acondicionado eléctricos, lo que conlleva un aumento significativo en el consumo energético.
¿Cuál ha sido la respuesta de las empresas?
Ante este escenario, algunas de las principales compañías tecnológicas están tomando medidas para reducir su huella ambiental.
Microsoft, por ejemplo, firmó un acuerdo para que a partir de 2028 compre toda la energía generada por el reactor nuclear de Three Mile Island, lo que podría reducir el impacto en sus centros de datos.
Google, por su parte, se comprometió a reponer el 120% del agua que utiliza para 2030, aunque los avances en esta área siguen siendo limitados, con apenas un 18% de reposición en 2023.
El precio oculto de la IA
El aumento del consumo de agua y electricidad debido a la IA ya está creando un debate sobre su sostenibilidad a largo plazo. Y de acuerdo con el estudio, la situación podría exacerbarse a medida que avanza la evolución de los chatbots como ChatGPT.