CEIM alerta de un crecimiento del 99% del coste de las bajas no laborales desde 2019
Los empresarios madrileños y la asociación de mutuas han presentado un informe en el que muestran su preocupación por el incremento del coste de las bajas laborales por enfermedad o accidente no laboral -lo que se conoce como contingencias comunes- en los últimos años: hasta un 99 por ciento han crecido desde 2019, aseguran en un informe presentado este lunes. Por eso, reclaman «que el incremento desorbitado del absentismo sea una prioridad en la agenda política». Desde el sindicato CC.OO. denuncian que para el cómputo de las bajas se mezcla «todo, también los permisos retribuidos o las horas sindicales». Y recuerdan además que muchas patologías tienen origen laboral aunque éste no esté reconocido. De acuerdo con los datos aportados durante unas jornadas, en el año 2024 hubo 183.222 trabajadores diagnosticados con patologías traumatológicas por Contingencias Comunes -es decir, no considerados enfermedad o accidente laboral- en la Comunidad de Madrid, que tardaron «23 días más de lo necesario en recuperar su salud para poder reincorporarse al trabajo. Si la asistencia sanitaria pudiera haber sido prestada por las Mutuas colaboradoras con la Seguridad Social y emitir el alta médica, esta ineficiencia se podría haber evitado». El coste por estas bajas ha sido de más de 371 millones de euros, «gastados innecesariamente en la Comunidad de Madrid» en opinión de CEIM y de las mutuas. De ellos, 228 fueron prestaciones económicas de la Seguridad Social y 143 a cargo de las empresas. El presidente de CEIM, Miguel Garrido, considera que el absentismo -la ausencia del trabajo, independientemente de su causa- «es un problema real que debería estar como prioridad en la agenda política. Como sociedad, no nos podemos permitir el gasto desproporcionado, de recursos tanto públicos como privados, que suponen las bajas laborales. Los datos demuestran que si las Mutuas pudieran participar en la gestión y agilización de estos procesos, se ahorrarían millones». En este sentido, la secretaria de Salud Laboral de CC.OO., Ana Belén Casado, matiza que estas cifras aportadas desde la patronal «no se corresponden con la realidad, porque mezclan otros conceptos, como los días que no se trabaja por permisos retribuidos o por horas sindicales». Además, puntualizan que «incluso con esos datos, hay muchas patologías que tienen un origen laboral no reconocido». En cuanto a la tardanza excesiva en recibir las altas para reincorporarse al trabajo, algo que patronal y mutuas creen que no ocurriría si éstas últimas se encargaran de todo el proceso, desde CC.OO. creen que cuando el paciente tiene un seguimiento desde la Sanidad pública las listas de espera pueden ralentizar la solución, mientras que cuando se realizan las pruebas desde la mutua, se adelantan las curaciones, «algo con lo que no estamos en contra; cuanto antes recupere alguien la salud, mejor». En las jornadas celebradas por CEIM y las mutuas, éstas últimas lamentan no poder participar activamente en los procesos de recuperación de los trabajadores cuando están de baja por contingencias comunes, «pues queda reservado para el servicio público de salud, viéndose afectados por la carga asistencial y las listas de espera». También complica la situación el «laberinto burocrático que supone un alargamiento innecesario de la reincorporación de los trabajadores a sus puestos de trabajo». Recuerdan que esos mismos procesos, «cuando se trata de un accidente de trabajo o enfermedad profesional, son atendidos por las Mutuas colaboradoras con la Seguridad Social prestando una excelente asistencia sanitaria y recuperando la salud de los trabajadores en la mitad de tiempo». Mientras, añaden, los trabajadores de baja laboral por accidente o enfermedad considerada de origen no laboral «sufren innecesariamente un mes más en recuperar su salud y poder reincorporarse a su trabajo, con las pérdidas económicas que se producen para ellos mismos, para las empresas y para la Seguridad Social, además de los quebrantos organizativos que conlleva para el funcionamiento normal de las empresas y la carga laboral que supone para el resto de trabajadores de las mismas».
Los empresarios madrileños y la asociación de mutuas han presentado un informe en el que muestran su preocupación por el incremento del coste de las bajas laborales por enfermedad o accidente no laboral -lo que se conoce como contingencias comunes- en los últimos años: hasta un 99 por ciento han crecido desde 2019, aseguran en un informe presentado este lunes. Por eso, reclaman «que el incremento desorbitado del absentismo sea una prioridad en la agenda política». Desde el sindicato CC.OO. denuncian que para el cómputo de las bajas se mezcla «todo, también los permisos retribuidos o las horas sindicales». Y recuerdan además que muchas patologías tienen origen laboral aunque éste no esté reconocido. De acuerdo con los datos aportados durante unas jornadas, en el año 2024 hubo 183.222 trabajadores diagnosticados con patologías traumatológicas por Contingencias Comunes -es decir, no considerados enfermedad o accidente laboral- en la Comunidad de Madrid, que tardaron «23 días más de lo necesario en recuperar su salud para poder reincorporarse al trabajo. Si la asistencia sanitaria pudiera haber sido prestada por las Mutuas colaboradoras con la Seguridad Social y emitir el alta médica, esta ineficiencia se podría haber evitado». El coste por estas bajas ha sido de más de 371 millones de euros, «gastados innecesariamente en la Comunidad de Madrid» en opinión de CEIM y de las mutuas. De ellos, 228 fueron prestaciones económicas de la Seguridad Social y 143 a cargo de las empresas. El presidente de CEIM, Miguel Garrido, considera que el absentismo -la ausencia del trabajo, independientemente de su causa- «es un problema real que debería estar como prioridad en la agenda política. Como sociedad, no nos podemos permitir el gasto desproporcionado, de recursos tanto públicos como privados, que suponen las bajas laborales. Los datos demuestran que si las Mutuas pudieran participar en la gestión y agilización de estos procesos, se ahorrarían millones». En este sentido, la secretaria de Salud Laboral de CC.OO., Ana Belén Casado, matiza que estas cifras aportadas desde la patronal «no se corresponden con la realidad, porque mezclan otros conceptos, como los días que no se trabaja por permisos retribuidos o por horas sindicales». Además, puntualizan que «incluso con esos datos, hay muchas patologías que tienen un origen laboral no reconocido». En cuanto a la tardanza excesiva en recibir las altas para reincorporarse al trabajo, algo que patronal y mutuas creen que no ocurriría si éstas últimas se encargaran de todo el proceso, desde CC.OO. creen que cuando el paciente tiene un seguimiento desde la Sanidad pública las listas de espera pueden ralentizar la solución, mientras que cuando se realizan las pruebas desde la mutua, se adelantan las curaciones, «algo con lo que no estamos en contra; cuanto antes recupere alguien la salud, mejor». En las jornadas celebradas por CEIM y las mutuas, éstas últimas lamentan no poder participar activamente en los procesos de recuperación de los trabajadores cuando están de baja por contingencias comunes, «pues queda reservado para el servicio público de salud, viéndose afectados por la carga asistencial y las listas de espera». También complica la situación el «laberinto burocrático que supone un alargamiento innecesario de la reincorporación de los trabajadores a sus puestos de trabajo». Recuerdan que esos mismos procesos, «cuando se trata de un accidente de trabajo o enfermedad profesional, son atendidos por las Mutuas colaboradoras con la Seguridad Social prestando una excelente asistencia sanitaria y recuperando la salud de los trabajadores en la mitad de tiempo». Mientras, añaden, los trabajadores de baja laboral por accidente o enfermedad considerada de origen no laboral «sufren innecesariamente un mes más en recuperar su salud y poder reincorporarse a su trabajo, con las pérdidas económicas que se producen para ellos mismos, para las empresas y para la Seguridad Social, además de los quebrantos organizativos que conlleva para el funcionamiento normal de las empresas y la carga laboral que supone para el resto de trabajadores de las mismas».
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