Carta nº14 – 16

Correspondencia manuscrita del Maestro de la República Abel Bravo del Rincón, dirigida al canónigo Bruno Morey Fiol, durante los años de 1943 a 1960. Entre ambas circunstancias, con palabras sinceras, silencios naturales, fechas y recuerdos, consiguen ambos narrar el equilibro entre la confrontación y lo natural de sentir, pensar, convivir y así sobrevivir. ***** Agosto a octubre... Leer más La entrada Carta nº14 – 16 aparece primero en Zenda.

Ene 31, 2025 - 02:05
 0
Carta nº14 – 16

Correspondencia manuscrita del Maestro de la República Abel Bravo del Rincón, dirigida al canónigo Bruno Morey Fiol, durante los años de 1943 a 1960. Entre ambas circunstancias, con palabras sinceras, silencios naturales, fechas y recuerdos, consiguen ambos narrar el equilibro entre la confrontación y lo natural de sentir, pensar, convivir y así sobrevivir.

*****

Agosto a octubre de 1959

«Inolvidable y muy querido Bruno: Las muchas cosas que he tenido que hacer desde que llegué me han impedido decirte que llegué bien. Que 2 días después fui a Baños de Mula a saludar a D. Darío de parte tuya. Y no estaba. Que guardo una impresión imborrable de mi visita a tu residencia ocasional de Ca’l Abat, de su belleza y de su intimidad; de lo amables que son tus familiares; del caso de tu bondadoso sobrino, que no se aparta de mi pensamiento. Pienso mucho en ti, en tus condiciones extraordinarias y en el homenaje a mi dedicado por iniciativa tuya.

En una carta recibida estos días, me dicen: Lo que comentas de tu homenaje en Valldemosa, ha sido una cosa bonita, emocionante y nunca vista. Es casi inconcebible un hecho semejante, sobre todo en un país como el nuestro; de donde resulta que Mallorca está situada en un nivel superior al de las demás regiones de España.

Estoy aquí, en los Baños de Archena para combatir mi reuma del hombro y del brazo… Mi hermano (César) te estima mucho, te envía sus recuerdos. Eulogio Martín Perellón vino anteanoche de Tánger y Gibraltar. Cuenta cosas muy interesantes, vistas y oídas.»

Bruno Morey Fiol, con gran estrategia y visión, hizo coincidir el homenaje a su maestro Abel con una de las fiestas más importantes en Valldemosa, la dedicada a Santa Catalina Tomás, para que nada se pierda o quede en el olvido, o se pase por alto; quedó unido al panegírico que el canónigo tejió para él, acompañado también por la interpretación de la gloriosa Missa Pontificalis de Lorenzo Perosi, con la participación del coro parroquial y varios maestros de la Sinfónica de Palma. No deja de ser particular que ese mismo año de 1959 coincida con el retiro del director titular, impulsor y compositor, el coreano exiliado Eak Tai Ahn (Ekitai Ahn), que tanto aportó a la orquesta de Palma.

Según la prensa de Baleares, en una descripción extensa (aquí muy resumida), los festejos fueron solemnes y emocionantes: «Ya desde el sábado, día 25, comenzó a vibrar Valldemosa al oír el alegre repique de campanas y el estallido de cohetes que anunciaban el inicio de las tradicionales fiestas en honor  de su más preclara hija, la singular Beateta, Santa Catalina Thomás. Por la tarde tuvo lugar una vistosa fiesta infantil en la que tomaron parte todos los chicos residentes en esta población, quienes precedidos por la Banda Infantil del colegio de S. Vicente Paul, de La Soledad, fueron a cantar Sor Tomaseta a la Casa de la Santa, dirigiéndose luego en ordenada manifestación a la Avenida del Ensanche».

Y, como estaba previsto, es el día 26, durante la Fiesta de los Concordantes (que viene a indicar que ninguna filosofía o religión sirve si no es concordante con la práctica), cuando se celebra una solemne misa cantada por Bruno Morey, y el día 27 por la tarde (18:30) «se celebró en la plaza de la Cartuja un emotivo acto en honor del que fue Maestro en Valldemosa, hace 32 años, don Abel Bravo del Rincón, quien vino desde Murcia invitado por el Ayuntamiento y los Amigos de Valldemosa, a pesar de sus 72 años de edad, a recibir el cálido homenaje que sus antiguos alumnos le habían preparado. En un hermoso escenario se situaron las autoridades locales, que colocaron en lugar preferente al homenajeado, quien tenía a su derecha a doña Consuelo Moreno de Tortajada, Inspectora Provincial de E.P, que estaba en representación del Director General de 1ª Enseñanza; al M.I. señor Bruno Morey y al jefe Provincial del S.E.M, e Inspector Provincial de E.P, don Jaime Juan Castañer y a su izquierda al señor Alcalde de Valldemosa, don Antonio Vives, quien también representaba al señor presidente de la Diputación Provincial, teniendo a su lado al señor Ecónomo don Antonio Cabot. Con la plaza totalmente llena de público y la banda de música  La Aldeana, inició el acto don Jaime Juan Castañer con un acertado parlamento, siguiéndole en el uso de la palabra el canónigo Bruno Morey, ex alumno del homenajeado, leyendo también una carta de otro ex alumno residente en Montevideo que se adhería al acto. A continuación, el señor Alcalde leyó dos cartas, una del señor Gobernador Civil y otra del señor Director General de 1ª Enseñanza, en las que comunicaba que se asociaban al acto. Seguidamente, el señor Vives entregó al señor Bravo una artística bandeja de plata en la que se lee la siguiente inscripción: “Valldemosa a su Maestro don Abel Bravo del Rincón. Diciembre 1922 – Julio 1927.” A continuación El Parado de Valledemosa, los Existencialistas de la misma villa y las hermanas Colom Más, ejecutaron lo mejor de sus repertorios.  Finalmente, habló el homenajeado, diciendo que si él había merecido este homenaje, se lo debía a sus antiguos alumnos de Valldemosa, pues estos fueron los que con su asidua asistencia y constante adhesión a su Maestro, pudo éste realizar la ingente labor de dar clase cada día a 112 niños y jóvenes,  los cuales se repartían en tandas comenzando las clases a las 7 de la mañana y acabándolas bien entrada la noche».

Pasar de su retiro en Alcantarilla a ser el centro absoluto de un multitudinario festejo, con lo que implica, con lo que encierra, debió convertir al maestro en un arbolillo trémulo, pero firme, en medio de aquellas fuerzas vivas. Seguro que estaban intangiblemente presentes, en aquel lugar, los niños ya adultos, los lastimados en Totana, Amós y Constanza, su sobrino el aviador intentando regresar a España, más otros exilios de entraña aún no cicatrizada. Lo escrito, conversado y avanzado en sus cartas que ahondan en el recuerdo y preguntan a la memoria, permitieron a Abel condensar en el homenaje lo que fue su labor en aquellos años veinte, hasta que todo zozobró: es decir, las condiciones que debe reunir el Educador, el empleo de los procedimientos pedagógicos, el carácter bondadoso de aquellos alumnos de Valldemosa. En la carta n. 15, por esta razón, Abel incide en que «Otro ejemplo de lo que pones en tu carta, se manifiesta, también, a favor mío y viene a reforzar mi tesis o punto de vista. Dices: Golpe a golpe, uno era pino, roble el otro, y algún pedazo de ébano andaría en movimiento……., pero en todos supo afirmar, y hoy, quien más, quien menos, conservamos todos su impronta, y ostentamos con orgullo verdadero el sello que Usted nos marcó, a pesar de las dentelladas de la vida y de los mellados de esta mísera existencia…». Lo enmarca Abel y pasa a contestar: «Es decir, que todos conservan la huella de mi actuación sobre vosotros. Pero, esa huella ¿es igual en los del pino que en los del roble, que en los del ébano? —No. ¿Y a qué es debida esta diferencia? A la diferencia de clase de las maderas. Cuanto mejor es la madera, mejor es la huella. —¿Cuál es la peor? El pino. ¿Y la mejor? El ébano. ¿Había niños tipo ébano? —Sí, Bruno Morey. ¿Se trabajó con él lo mismo que con los demás? —Sí, lo mismo. Entonces, si el trabajo fue el mismo, ¿a qué se debe que el resultado haya sido tan sobresaliente? Se debe a que con las personas ocurre lo que con las maderas y con todas las cosas. El resultado, ¿no depende pues del trabajo? —No, depende de la materia sobre la que se actúa.

Te felicito por la inspiración que has tenido al escribir en el final de tu carta, esta frase lapidaria: Y a mí se me reserva el honor inmerecido de cantar a quien supo poner en mis manos el arado, y el arado en el surco, y en mi garganta mi canto, y en mis ojos la más grande de las ambiciones: ser un hombre de bien…

Me ha interesado, gratamente, saber que los valldemosines de Ultramar, que fueron discípulos míos, están preparándome un obsequio.

Deseas que te diga el importe de los gastos que me ocasionó el viaje a Mallorca, y tengo que decirte que no puedo complacerte porque no tome nota de ellos y tengo tan mala memoria que no me acuerdo. Pero no te preocupes que, con el pago de mi estancia en el Hotel Mario, están más que requetepagados todos los gastos del viaje.  Veo que se avecina una temporada de mucho trabajo con tu viaje a Roma, asistencia a cursillos que te obligarán a trabajar  mucho…. Te deseo fuerzas para resistir tantas cosas.»

En la carta n. 16, el sentimiento persiste, sigue ocupándose de las cosas de su hermano César, de su sobrino José María, sin casi quedarle tiempo libre para contestar y agradecer. Los alumnos de Ultramar, quienes están radicados y exiliados en Montevideo,  le hacen varios envíos con:

«1.- Una carta de Jorge Lladó de Ca’n Mariano

2.- Un pergamino con mi nombre, dedicatoria cariñosa y 8 firmas de 8 que fueron mis alumnos

3.- Un cheque con 2.205 pts., que me envían por el Banco Popular Español.»

Y cierra en octubre, permitiéndose poner de camino a Valldemossa una caja de dulces secos murcianos de Nadal de la Raya, y el libro Ante el fracaso escolar de vuestros hijos…, que, por lo visto, considera que merece ser estudiado.  Abel todavía necesita acotar más la vida que merece ser rescatada, la que hizo posible avanzar, adjudicando a otros su capacidad docente: «¿Está justificado, con lo visto y hecho, que en mi vida de estudiante, primero, y en la de Bilbao como Maestro después, que yo haya intentado de reproducir después, en mi vida profesional, algo de lo visto y hecho en otras partes? Pues aún queda que decir algo que no he dicho. Yo quise estudiar para Farmacéutico. Y tuve que estudiar para bachiller y tuve que pasar textos de Ciencias, Físicas, Químicas y Naturales. Este periodo de estudio y examen, me cogió en Valldemosa. Y en los libros leídos había algunos que contenían ejercicios prácticos y experiencias en macetas…, y cuáles eran los elementos que cada planta necesitaba para sobrevivir y qué papel desempeña cada uno de esos elementos en nuestra vida. Lo que no he leído en ninguna parte es que los niños de una Escuela hayan dado dinero para inscribirse a periódicos y revistas ilustradas, formar una biblioteca selecta y comprar un Cine precioso».

La entrada Carta nº14 – 16 aparece primero en Zenda.