Asesinos anónimos, de Rob Hart

Cada vez que me sumerjo en una nueva lectura, a medida que avanzo y voy pasando páginas, no puedo evitar pensar en las personas que conozco a las que les gustaría esa novela. Es tal mi entusiasmo que lo más habitual que suelo hacer es recomendar, rozando el acoso, a esa persona el libro en cuestión.

La mayoría de las veces ni siquiera me hacen caso, pero cuando la persona acepta leer ese libro me lo agradecen, porque mi intuición no suele fallar.

Con Asesinos anónimos son varias las personas que han acudido a mi mente. La mayoría de ellas no suelen leer, pero les encanta el cine de acción. Y estoy totalmente seguro que cuando les recomiende esta novela, les encantará, si es que me hacen caso.

Y es que esta novela es una cinta de acción de principio a fin. No da tregua al lector, y sus escenas son tan visuales que cuando las leamos es como si se proyectaran delante de nuestras narices.

El artífice de este thriller es Rob Hart. Periodista y editor neoyorquino que, aparte de haber sido encargado de prensa de algún político, es el creador de una saga de novelas negras protagonizada por Ash McKenna, de bastante éxito en su país natal, pero que yo, sinceramente, no he encontrado publicadas dentro de nuestras fronteras. Si esta saga es la mitad de entretenida que la novela que nos ocupa hoy, pienso que las editoriales están tardando en hacérnoslas llegar.

En Asesinos anónimos (no confundir con esa película tan horrenda dirigida por Martin Owen) el autor nos narra como Mark, uno de los asesinos a sueldo más peligrosos del mundo, se ha cansado de ganarse la vida acabando con la de otros. Es por lo que asiste a un curioso grupo que basa sus conceptos en Alcohólicos Anónimos, para tratar, entre sus socios, otro tipo de «adicción».

Con la ayuda de su padrino Kenji, Mark va marcando sus objetivos, y está apunto de llegar al año sin matar a nadie, de lo que se siente muy orgulloso al sentirse mejor persona. Con lo que no contaba es que el pasado acaba alcanzándote. En su anterior oficio ha dejado a mucha gente que no está de acuerdo con la retirada del asesino más letal.

Después de que alguien intenta matarlo, ha de volver a desempolvar sus habilidades para seguir manteniéndose con vida a la vez que desvela quien pretende acabar con él.

Con un ritmo frenético, en sus primeras páginas nos muestra como se las gasta nuestro protagonista a la hora de defenderse. Y es que empezamos fuerte, pero lo bueno es que el ritmo no decae en ningún momento.

Como decía al principio, esta es una de esas lecturas que crean lectores. Encantará a todos aquellos aficionados al cine de acción, no solo por el ritmo vertiginoso, la historia también gracias a las alusiones a los títulos más emblemáticos de dicho género, en la que Mark, a pesar de preferir otras películas más relajadas, conoce los títulos y hace alusión a sus protagonistas, pero por favor, no te lo imagines como a Jason Stathan, no lo lleva muy bien.

La novela no solo nos engancha por la trama, su carismático protagonista también ayuda, puesto que cae muy bien, a pesar de haberse ganado la vida como se la ha ganado, pero con dosis de sentido del humor, el autor nos demuestra que no se toma demasiado en serio a sí mismo, por lo que nos hace disfrutar de esta historia carente de prejuicios y que solo busca entretener.

Destacar que no es una novela frívola, en su trasfondo analiza la cuestión universal de si realmente podemos cambiar, o estamos destinados a ser lo que siempre hemos creído que somos.

Hacía mucho que no me lo pasaba tan bien leyendo, y le coges tanto cariño a este asesino arrepentido, y al entrañable minino que lo acompaña a lo largo y ancho del mundo, que la novela se nos antojará demasiado corta, dejándonos con ganas de más.

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