2024: el año más caliente en la historia, pero el más fresco que recordarás

De acuerdo con los datos del Servicio Copernicus del Cambio Climático, el 2024 se registró como el año más caluroso en la historia de la humanidad. Por primera vez, la temperatura global superó el límite de de 1.5 °C establecido en el Acuerdo de París. Sin embargo, este récord no es lo más alarmante, sino que podría ser el año más fresco del resto de nuestras vidas.

A medida que continuamos emitiendo gases de efecto invernadero y calentando el planeta, las condiciones actuales serán vistas como “normales” por las generaciones futuras, un fenómeno conocido como síndrome de la línea base cambiante. Este concepto, introducido en la década de 1990 en el contexto de la sobrepesca, describe cómo las personas adaptan sus estándares ambientales al estado actual, olvidando las condiciones previas más saludables.

¿Por qué esto es un problema?

El síndrome de la línea base cambiante puede reducir nuestra percepción de la gravedad del cambio climático, afectando tanto la acción individual como las políticas públicas para combatirlo. Según Masashi Soga, ecólogo de la Universidad de Tokio, este fenómeno “actúa como una barrera al disminuir el reconocimiento social del problema”.

Un estudio reciente del investigador demostró que en países más ricos, donde las personas están menos expuestas directamente a los efectos del cambio climático, la percepción de los cambios ambientales tiende a ser menor.

De acuerdo con la investigación, las generaciones jóvenes –comparadas con las mayores– suelen percibir menos los cambios en los patrones climáticos, como el aumento en las lluvias o en la temperatura.

Un planeta cada vez más caliente

En 2024, los registros globales de temperatura continuaron rompiéndose, impulsados principalmente por el aumento sostenido de emisiones de dióxido de carbono.

Otro factor importante fue el fenómeno meteorológico “El Niño”, donde el calentamiento de las aguas tropicales del Océano Pacífico eleva las temperaturas a nivel mundial, ocasionando climas extremos y desastres naturales.

De acuerdo con Gavin Schmidt, director del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA, “cada décima de grado adicional intensifica fenómenos extremos como lluvias torrenciales, olas de calor, incendios forestales y sequías”.

El experto advierte que, dentro de la próxima década, el mundo probablemente cruzará de manera permanente el límite de 1.5 °C, y las políticas actuales podrían llevarnos a un aumento de 3 °C para el año 2100.

¿Cómo contrarrestar el síndrome de la línea base cambiante?

Combatir este fenómeno requiere estrategias que enfaticen la acción colectiva y la normalización de comportamientos sostenibles a nivel individual y comunitario.

El director del Climate Psychology and Action Lab, Adam Aron, en la Universidad de California, sugiere que las normas sociales desempeñan un papel crucial. “Cuando vemos que nuestros vecinos instalan paneles solares o electrifican sus hogares, nos sentimos motivados a hacer lo mismo”, señala.

Además, los estudios del Centro de Comunicación sobre Cambio Climático de la Universidad George Mason señalan que las personas que han vivido en un lugar durante mucho tiempo tienden a notar los cambios en los patrones climáticos y a asociarlos con el cambio climático. Este reconocimiento puede ser clave para inspirar acciones concretas.