Hecho por México

Dirigir los esfuerzos de las empresas informales hacia la formalidad y acercarles las herramientas tecnológicas más avanzadas significa fortalecer y expandir la economía local hacia una nueva etapa de crecimiento más independiente.

Feb 6, 2025 - 10:52
 0
Hecho por México

“La mejor inversión está en México” es un lema que en estos días adquiere más relevancia que nunca. La frase acuñada por Alfredo Harp Helú, exitoso empresario mexicano comprometido con la conservación del medio ambiente, la protección del patrimonio cultural, el impulso a los negocios nacionales y el deporte, suma en pocas palabras los valores y resultados del humanismo empresarial. Porque cuando nos enfrentamos a discursos políticos confrontativos, nuestra sociedad no puede permitirse la desesperanza: por el contrario, la mejor apuesta está en nosotros mismos.

Aunque sucedió lo que muchos esperábamos y las amenazas se quedaron en eso, sin duda un conflicto arancelario con Estados Unidos habría complicado el panorama nacional en su conjunto. Pero en una crisis de esta índole hemos de conservar la calma, como recomendaba Jean Chrétien, exprimer ministro canadiense, y resistir el impulso de reaccionar a una provocación. No obstante, el gobierno mexicano y los organismos empresariales como la Coparmex ya preparaban sus opciones, las cuales siguen adelante, incluso si el problema inmediato llegase a disiparse. Estas giran alrededor de tres ejes: el aprovechamiento de las relaciones comerciales con otras regiones, el fortalecimiento del mercado interno y la profundización de las mejoras en la productividad. China es un ejemplo de cómo estas estrategias pueden alzar una economía por encima de las hostilidades, como los aranceles de hasta 45 por ciento que fijó la Unión Europea sobre sus autos eléctricos y que no han hecho más que diversificar sus aliados comerciales, creando las condiciones para el fenómeno del nearshoring.

México, una de las economías más abiertas del mundo, cuenta con 14 tratados de libre comercio con 50 países. Las empresas mexicanas, mediante un oportuno asesoramiento, pueden aprovechar estas facilidades para ampliar sus cadenas de suministro e integrarse a nuevos mercados. Por otro lado, el fortalecimiento de la economía interna y la mejora en la productividad van de la mano. Hace poco, durante una conversación con la jefa de Gobierno, Clara Brugada, abordamos el tema del empleo como política social y coincidimos en que la profesionalización y creación de empresas son la vía para el desarrollo de nuestras comunidades. Dirigir los esfuerzos de las empresas informales hacia la formalidad y acercarles las herramientas tecnológicas más avanzadas –y a la vez más accesibles, como la digitalización y la educación financiera– significa fortalecer y expandir la economía local hacia una nueva etapa de crecimiento más independiente. Como siempre he sostenido: hacer lo correcto es lo más rentable.

El humanismo empresarial es nuestra ruta hacia la emancipación política. Mucho más que un plan de reserva ante las crisis, nos permite sentar una base económica y social que sustente un proyecto de país a largo plazo. Organizaciones como la Coparmex se han encargado por décadas de promover estos ideales y, ante los anuncios del ejecutivo norteamericano, se movilizan para intensificar su trabajo en favor de los negocios mexicanos. Este ideario, acompañado de acciones concretas, fue lo que llevamos a la mesa del Palacio Nacional el martes pasado, cuando nos reunimos con la presidenta Claudia Sheinbaum. Las empresas, el gobierno y la sociedad debemos concertarnos para alcanzar nuestra autonomía porque solo juntos, con fe, amistad y trabajo, lograremos que las mejores inversiones surjan y prosperen en México.