CUENTOS DE MISTERIO EN LA ALPUJARRA

FERNANDO DE VILLENA 

BAKER ST. EDICIONES, 2024

Once son los cuentos con los que el autor granadino paseará al lector por los caminos y pueblos esparcidos entre las rocas de la Alpujarra, encantador escenario de todas estas narraciones. Todos ellos abundan en las descripciones de un paisaje idílico, que a la vez descubre rincones donde se esconden misterios y leyendas, personajes curiosos y relatos a veces sombríos que se manifiestan en finales inesperados.

De Villena parte, en estos textos, de situaciones completamente realistas, en las que el protagonista generalmente cuenta los hechos en primera persona o recurre a presentar a un amigo que lo hace. Pero en todos ellos hay algo oculto, misterioso, que surgirá al final como el despertar de una flor abriendo sus pétalos de improviso.

Diez narraciones son breves, dos páginas o tres como mucho, pero la onceava , titulada «Los invitados», es bastante más larga, se sale un poco del tono general del resto de relatos y, aunque también tiene un final con sorpresa, centra su desarrollo en la relación de un grupo de personajes entre sí; un grupo variopinto que, como los diez negritos de la señora Christie, están reunidos en una casa de campo, mientras van surgiendo conflictos durante un largo fin de semana. Tres parejas y un «quinto en discordia» que rememoran viejos tiempos pasados en una armonía que se rompió antaño con un terrible suceso.

Los personajes de los otros cuentos son gente apacible, que recorre o se instala en pueblitos perdidos de la Alpujarra granadina, y en sus paseos o en el cumplimiento de sus cometidos va descubriendo ciertos misterios, cierta oscuridad en algún rincón escondido y se ven afectados por ello. Llama la atención los fantásticos nombres de los pueblitos: Órgiva, Válor, Albuñol, Albondón, Capileira, Ferreirola, Rubite, Bubión, Cáñar… y no son inventados, sino completamente reales, pueden localizarse en un mapa.

El lenguaje del autor granadino es impecable, trasmite serenidad y a ratos inquietud, pero siempre de modo muy natural, llevando de la mano al lector por deliciosos paseos y descubriéndole encantadores rincones, haciendo tales descripciones de flora y fauna, de luminosidad y color ambiental que resulta muy placentero.  Lectura, pues, recomendable, que se puede disfrutar a ratos o de seguido.

Fuensanta Niñirola

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