Antonio Banderas (Málaga, 1960) sigue empeñando buena parte de sus esfuerzos en acercar a España los grandes musicales de Broadway que todavía no han llegado a nuestros escenarios. Hace poco recibía un merecido galardón a la labor desempeñada por el Teatro del Soho CaixaBank que él preside: la medalla de oro de la Academia de las Artes Escénicas, en una gala que tuvo lugar en el Teatro Calderón de Valladolid. Sin embargo, los premios no le apartan un instante del compromiso con su país y consigo mismo.

De nuevo le tenemos en Madrid, esta vez en el Teatro Apolo, para presentar su última producción, Gypsy, uno de los más aclamados musicales desde que su estrenó en 1959. Siempre generoso y cordial, dedica un tiempo a 20minutos en su camerino, atento a si suena la espléndida obertura de Jule Styne y debe regresar al escenario, aunque sólo sea una prueba de sonido. Desbordando entusiasmo con todo lo que está poniendo en pie, es consciente del papel que la celebración teatral tiene en el mundo actual, en busca de esa verdad que siempre ofrece el escenario.

"Hubo un momento de mi vida en que decidí hacer lo que yo quería hacer, porque se te va 'pasando el arroz' y no quería morir con esa frustración"

"Algunos padres quieren desarrollarse a través de sus hijos y les obligan a hacer lo que no quieren. Es una patología del éxito"

"A veces hago películas porque tengo que pagar el teatro. Todo esto hay que sustentarlo y nosotros nos movemos sin dinero público"

"Karla Sofía Gascón ha tenido la grandeza de pedir perdón, pero el que te tiene que dar su voto no lo hará si te has metido con su comunidad"

"España es como una paella con tantos ingredientes que nos cuesta aceptar nuestras diferencias"