William Faulkner y la preocupación

El escritor estadounidense edificó una obra literaria irrepetible en la que los personajes se rigen según una trinidad de la conciencia moral. La entrada William Faulkner y la preocupación se publicó primero en Ethic.

Jan 16, 2025 - 16:25
William Faulkner y la preocupación

En 1915, durante la Primera Guerra Mundial, un general francés ordenó a sus tropas la toma de una posición que estaba en poder del ejército alemán, encontrándose con el rechazo a acometer un acto suicida. Ante tamaña afrenta, el general ejecutó a cuatro de los soldados que formaban el batallón, para dar ejemplo. Aquel hecho daría pie al escritor Humphrey Cobb a publicar su novela Senderos de gloria, en la que, años después se basaría Stanley Kubrick para filmar una de sus obras maestras.

Pero, dos años antes de que Kubrick estrenase su película, el escritor estadounidense William Faulkner tomó el mismo suceso que Cobb había plasmado en su libro para escribir Una fábula, obra que le valdría el Premio Pulitzer en 1955. Es muy probable que la adaptación de Kubrick al cine de la obra de Cobb contase con no pocas referencias a la de Faulkner. Una fábula ha quedado, no obstante, entre las novelas menos populares de su extensa obra literaria. Por primera vez en años, el autor cambia el provinciano y violento Yoknapatawpha, condado del norte de Misisipi que él mismo había inventado y donde transcurren la gran mayoría de sus novelas, por el de una Francia castigada por la Primera Guerra Mundial. A pesar de ello, dicha conflagración no dejó de ser nunca otro de los temas predilectos del prolífico novelista.

En Una fábula, utiliza un acontecimiento sucedido durante la misma para edificar una intrincada y majestuosa pieza literaria que se reviste de alegoría cristiana. En ella encontramos un soldado, trasunto de Jesucristo, que tiene capacidad para detener la guerra por su simple deseo de no emplear más la violencia. Un arrebatado entramado de acontecimientos absolutamente increíbles que la mágica escritura del norteamericano convierte en absolutamente factibles. También un majestuoso lienzo costumbrista de la guerra: Faulkner en estado puro.

No saber nada, saber y no preocuparse, y saber y preocuparse son, en opinión de Faulkner, la trinidad de la conciencia moral

En 1956, la renombrada periodista Jean Stein acomete la difícil tarea de entrevistar a William Faulkner para Paris Review. Cuando Stein le pregunta acerca de la alegoría que utilizó para escribir Una fábula, el autor se desmarca del carácter puramente cristiano de la misma para desvelar que, en realidad, toda religión supone una suerte de código de conducta por el que las personas se convierten en seres humanos que no responden de manera exclusiva a su propia naturaleza. Igualmente, afirma que utilizar alegorías, en literatura, enseña al lector a descubrirse a sí mismo y construirse una conciencia moral propia.

Para Faulkner, toda conciencia moral gira alrededor de la preocupación. Y es justamente la preocupación la que moldea tres tipos de conciencia diferenciados, que él atribuye a tres personajes distintos en su novela. Esta queda revelada en las frases que los personajes pronuncian y que Faulkner recuerda durante la entrevista: «Esto es terrible. Me niego a aceptarlo, aun cuando deba rechazar la vida para hacerlo»;  «Esto es terrible, pero podemos llorar y soportarlo»; «Esto es terrible, voy a hacer algo para remediarlo».

No saber nada, saber y no preocuparse, y saber y preocuparse son, en opinión del literato, la trinidad de la conciencia moral de todas las personas. Si pensamos en cómo afrontamos los embates de la vida diaria, podremos comprender que la visión de Faulkner tiene una afilada perspectiva psicológica, y él la lleva a su escritura de manera magistral recordando a la entrevistadora que esa misma trinidad se da también en tres personajes de otra de las alegorías literarias más célebres: Moby Dick, de Herman Mellville. Para Faulkner, solo el sufrimiento, el sacrificio y la promesa de una esperanza mueven a las personas y les permite construirse un código moral en virtud del cual podrán aprovechar, en mayor o menor medida, sus propias capacidades y aspiraciones.

El hecho de que Una fábula no obtuviese, a pesar del reconocimiento de la crítica, la popularidad que sí alcanzaron otras de sus obras llevó a Faulkner a recurrir de nuevo, en sus siguientes proyectos literarios, al condado de Yoknapatawpha y sus desquiciados habitantes. Pero una lectura atenta de los mismos desvela que, efectivamente, la trinidad de la conciencia moral es insistente en sus páginas y anima a los personajes que las pueblan. En la misma entrevista, con una altivez desmesurada, Faulkner desvela la fórmula que le convirtió en un inigualable novelista: 99% de talento, 99% de disciplina y 99% de trabajo.

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