Un piso pequeño (76 m2), con dormitorio en suite y vestidor propio

La cohesión y la comunicación entre estancias, a veces es clave para que un piso pequeño, parezca tener el doble de amplitud. Este fue el objetivo claro de uno de los últimos proyectos del interiorista Alberto Torres. A través de su propio estudio de interiorismo, ha transformado un apartamento de obra nueva de 76 metros cuadrados, ubicado en la zona malagueña de La Rosaleda, en un espacio funcional, lleno de carácter y pensado para el alquiler profesional. Para dar ese toque competente, se escogió una paleta cromática que inspirara seriedad y mucha sofisticación. Es por ello que se combinaron toques azules sobre blancos y negros con sutiles acentos cálidos. Una vez elegidos los tonos predominantes en toda la vivienda, el reto principal pasaron a ser los pilares estructures existentes, ya que se buscaba integrarlos de manera armónica dentro del diseño general. Papeles pintados, texturas, distintos materiales... todos estos elementos aportaron calidez y personalidad al conjunto, además de esa cohesión buscada.La vivienda se distribuye en un salón abierto al comedor y a la cocina, tres dormitorios, uno de ellos con vestidor y baño propio y otro aseo como apoyo para el resto de estancias. ¡Vamos a verla!

Jan 23, 2025 - 19:06
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Un piso pequeño (76 m2), con dormitorio en suite y vestidor propio

La cohesión y la comunicación entre estancias, a veces es clave para que un piso pequeño, parezca tener el doble de amplitud. Este fue el objetivo claro de uno de los últimos proyectos del interiorista Alberto Torres. A través de su propio estudio de interiorismo, ha transformado un apartamento de obra nueva de 76 metros cuadrados, ubicado en la zona malagueña de La Rosaleda, en un espacio funcional, lleno de carácter y pensado para el alquiler profesional. 

Para dar ese toque competente, se escogió una paleta cromática que inspirara seriedad y mucha sofisticación. Es por ello que se combinaron toques azules sobre blancos y negros con sutiles acentos cálidos. Una vez elegidos los tonos predominantes en toda la vivienda, el reto principal pasaron a ser los pilares estructures existentes, ya que se buscaba integrarlos de manera armónica dentro del diseño general. Papeles pintados, texturas, distintos materiales... todos estos elementos aportaron calidez y personalidad al conjunto, además de esa cohesión buscada.

La vivienda se distribuye en un salón abierto al comedor y a la cocina, tres dormitorios, uno de ellos con vestidor y baño propio y otro aseo como apoyo para el resto de estancias. ¡Vamos a verla!

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