San Antón, el evento más top de este pueblo toledano quiere ser Fiesta de Interés Turístico Regional
Hasta San Antón, Pascuas son. Así reza uno de los refranes que más se escuchan al final de la Navidad en Gálvez, un municipio de alrededor de 3.000 habitantes a 30 km de Toledo, capital imperial. Y es que saben en este pueblo que tras los días de celebración navideña, que también vive con fuerza … Continuar leyendo "San Antón, el evento más top de este pueblo toledano quiere ser Fiesta de Interés Turístico Regional"
Hasta San Antón, Pascuas son. Así reza uno de los refranes que más se escuchan al final de la Navidad en Gálvez, un municipio de alrededor de 3.000 habitantes a 30 km de Toledo, capital imperial. Y es que saben en este pueblo que tras los días de celebración navideña, que también vive con fuerza y alharaca, llega una de las festividades que más sienten y disfrutan: San Antón, el patrón de los animales. Ese día de fiesta popular ya ha sido celebrado en Gálvez este pasado fin de semana –del 17 al 19 de enero– y ahora toca que, por fin, sea declarada Fiesta de Interés Turístico Regional.
Los vecinos de Gálvez se han echado a la calle y, como cada año, han encendido sus hogueras para poder pasar el día de charla, de comidas tradicionales, de cantes y del avistamiento de ‘sanantones’. En sus inicios, San Antón tenía un carácter religioso y purificador, con el objetivo de proteger a los animales y ahuyentar los malos espíritus; pero con el tiempo, la fiesta evolucionó y los vecinos comenzaron a disfrazarse dando origen a la figura de los ‘sanantones’.
Pero, ¿quiénes son los ‘sanantones’?
La gente del pueblo –y algunos forasteros, los cuales pueden ser invitados por los lugareños autóctonos– se disfraza de todo y de nada. Es decir, lo que encuentra en el baúl de los recuerdos de sus casas, ya sea un vestido antiguo, una capa vieja de labrar, sombreros, el traje de novia de hace 30 años de tu madre o el traje de quinto de tu padre o las botas de trabajo de tu vecino. Una careta, peluca y gorro y a correr. Algunos llevan un cencerro de animales y otros no. ¡En el San Antón de Gálvez todo sirve! Lo importante es que los galveños no reconozcan quién está detrás de ese disfraz, así que lo mejor es disfrazarse bien y no decir ni una palabra.
Esta fiesta de San Antón se vive con fervor entre los galveños. Es un día del año cargado de diversión y de hermanamiento, de cariño entre vecinos y amigos de toda la vida que se entregan con pasión a hacer unas migas, una paella, un cocido o unos puches con su pan bien frito. Una receta que los más jóvenes tenemos que saber hacer para que jamás se pierda.
Hace más de dos siglos que se celebra, y aunque ha cambiado un poco el formato original, cuando los mozos y las mozas salían en los caballos, la esencia de querer alegría y diversión es la misma.
Las herraduras de San Antón
En este día de San Antón, además, también Gálvez tiene un postre típico y son las herraduras. Parecido al roscón de Reyes, pero en forma de herradura y con chocolate emulando las perforaciones de la misma, en lugar de fruta escarchada. Va relleno de nata, aunque también lo podemos encontrar relleno de crema y de trufa, aunque la nata es la receta original. Una receta que se le ocurrió a Gregorio Barroso, fundador de Pastelería Palma, en honor a los animales, ya que en San Antón, como hemos citado, se sale –y se salía– con caballos.
Este año Pastelería Palma, ubicada en la Carretera de Toledo y hoy regentada por su hijo, Nico Barroso, un súper profesional de la pastelería que siempre huele fenomenal cuando sale de trabajar, ha batido su récord y han hecho –y vendido– alrededor de 600 herraduras.
Por todo ello, este eventazo del municipio toledano aspira a ser declarado Fiesta de Interés Turístico Regional, un trámite que, parece ser, ya está en marcha.
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