Opinión. Diálogo y trabajo en equipo para comenzar el camino de la baja de los derechos de exportación
El agro es la pieza clave por excelencia en el proceso de cambio y transformación
La situación del agro en nuestro país atraviesa un momento por demás complejo. Una serie de factores se han “alineado” de forma tal que lo que se comienza a observar es una crisis en la cadena de valor del sector en cuestión.
Ingresos que se ven afectados por la baja del tipo de cambio, a lo que se le suma el incremento de costos dolarizados. Con esta ecuación, parecería fácil entender la importante reducción de los márgenes.
Desde hace muchos años el agro es uno de los soportes principales del Estado tributando impuestos distorsivos, y en muchos casos, confiscatorios que lo único que hacen es interponerse ante la posibilidad de producir más y mejor.
Como si esto fuese poco, hoy nos encontramos frente a una brusca caída de los precios internacionales a lo que se le suman los derechos de exportación. Toda esta carga y presión tributaria no hace otra cosa que castigar a quien más produce y sostiene a un Estado monumental.
Han dado comienzo desregulaciones y transformaciones del lado de los administradores, pero es imperioso profundizar los cambios y, sobre todo, ir al fondo del problema.
Señales
Comenzar a recorrer el camino hacia la eliminación de los derechos de exportación sería sin lugar a duda una señal inequívoca del camino que se pretende seguir. Habría que pensar en un mecanismo para la disminución de los mismos hasta llegar a su total eliminación. La clave pasaría por resolver, que sería financiar, el gap que se producirá entre el año “N” en donde comienzan a reducirse y el año “N+1” donde comenzarían a percibirse o reflejarse resultados desde una mayor producción, y como consecuencia de esta, el aumento paulatino del PBI con el consecuente incremento fiscal.
Para llegar a esto será imperioso hacer prevalecer el diálogo. Es el camino al entendimiento donde cada parte pone de manifiesto y explica lo suyo buscando consensuar con el otro.
A veces, pareciera que esto ha caducado o que simplemente la polémica y las peleas lo han reemplazado. El diálogo debe y tiene que ser con carácter reflexivo y no como un simple monólogo de una de las partes.
El fondo es importante, pero las formas lo son también. Si lo único que se persigue es la imposición de las ideas, casi con seguridad que lo que se obtenga vaya en sentido contrario a lo que se buscó inicialmente.
La coyuntura obliga más que nunca a que se deba trabajar en equipo. El agro es la pieza clave por excelencia en el proceso de cambio y transformación. El valor que se puede sumar desde este sector, sabiendo dejar de lado egos y posiciones de privilegio, será la clave del éxito.
Busquemos debates que nos nutran en lo individual y lo colectivo para de esa forma, y con consenso en las acciones a seguir, podamos arribar a las soluciones para todos, refrendando aquello del bien común.
Para terminar, pensemos que la fortaleza de las acciones se sostiene por el propio convencimiento de que la realidad puede cambiarse.
El autor es presidente del Centro de Corredores y Agentes de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
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