'Natacha': retrato de una joven obrera en el Madrid de principios del siglo XX

Cuando Luisa Carnés (1905-1964) escribió ' Natacha ', su primera novela, era una joven de apenas veinticuatro años. Trabajaba en una importante editorial madrileña, la Compañía Ibero-Americana de Publicaciones (CIAP), que se encontraba en la calle Príncipe de Vergara, y en el libro hablaba de su etapa en un taller de confección de sombreros. «Luisa Carnés sabía muy bien de lo que hablaba en esta novela -dice Laila Ripoll -, ya que ella misma había sido niña obrera, adolescente obrera y mujer obrera. Nacida en una familia humilde y numerosa, a los once años se ve obligada a dejar la escuela y comienza a trabajar en ese taller, donde permanece durante más de diez años. Durante todo ese tiempo, y robándole horas al sueño, se convierte en una lectora voraz y en una escritora precoz». Laila Ripoll se topó con Luisa Carnés hace unos años y puso en pie ' Tea Rooms ', una adaptación de otra novela de la escritora que obtuvo un éxito que ni la propia directora esperaba. Esto es lo que animó a Eduardo Vasco, director del Teatro Español, a volver sobre una autora a la que los dos quieren recuperar y reivindicar. 'Natacha' se estrena el próximo martes 11 de febrero en la Sala Margarita Xirgu del Teatro Español. Natalia Huarte encarna a la protagonista, Natalia, y le acompañan en el reparto Jon Olivares, Pepa Pedroche, Fernando Soto, Isabel Ayúcar y Andrea Real . «Profundamente influenciada por sus lecturas de novelistas rusos, especialmente Tolstói y Dostoievski, Luisa Carnés convierte en esta novela su propia experiencia en literatura -sigue Laila Ripoll-. 'Aquellos años de penoso aprendizaje dejaron en mí una huella de amargura que se revela en mi novela Natacha', declararía más adelante, y añadiría refiriéndose a sus años en el taller: 'No comprendía entonces por qué una adolescencia puede ser tan amarga, ni unos pensamientos juveniles, viejos. No pensé que pudiera existir una vida diferente a la nuestra: la tina llena de ropa de gentes extrañas, aquel trozo de cielo y el pequeño tejado». Confiesa la directora que la adaptación ha sido «peliaguda». «Como toda primera novela, Luisa Carnés quiere contar todo lo que ha aprendido, especialmente de los grandes novelistas rusos». Los personajes, añade, son «la base de la historia; son poliédricos, tienen muchas aristas». «Son personajes -suma Pepa Pedroche -, que buscan sobrevivir en la sociedad en que les ha tocado vivir. Intentan hacer lo mejor pero chocan con la realidad y con el resto de los personajes que también intentan hacer lo mejor». «A través de la protagonista -continúa Laila Ripoll-, la autora nos habla de las condiciones que soportan las mujeres trabajadoras, de las extenuantes jornadas, del miedo a ser despedida, del acoso, de la explotación, de la desigualdad, de la ausencia de horizontes, de la enfermedad, del tedio, del matrimonio, de la prostitución, del sexo, del amor y de la muerte». La autora, añade Natalia Huarte, «propone un viaje que lleva a Natalia, en apenas dos años, de una casi adolescente, a la madurez. Empieza la obra con una precariedad emocional que se añade a su precariedad económica. Es un personaje que avanza, que presenta muchas contradicciones, que tiene una absoluta incapacidad para resignarse, y que toma decisiones, algunas con más acierto que otras, hasta que decide tomar las riendas de su vida y convertirse en su dueña». La actriz define a su personaje como «una mujer de carácter fuerte a la que precisamente por ello se le considera una mujer antipática y hosca... Es algo muy contemporáneo, lo mismo que abordar cuestiones como la salud mental». Toda la función, asegura Laila Ripoll, está vista a través de los ojos de Natalia, que vive en el Madrid en los años veinte del siglo pasado; «un Madrid obrero, que fue burgués en un tiempo y ahora aparece venido a menos». Un Madrid, añade Fernando Soto -que interpreta a un personaje al que apodan 'el asqueroso'-, que es otro personaje más de la historia. «Se debería hablar de una literatura y una dramaturgia madrileña, porque el paisaje deriva en personaje, Madrid está muy presente y de una manera muy protagonista». «Madrid -remata la directora- es una ciudad impresionante con una gran personalidad dramática, y era muy importante que estuviera presente en la función».

Feb 6, 2025 - 20:04
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'Natacha': retrato de una joven obrera en el Madrid de principios del siglo XX
Cuando Luisa Carnés (1905-1964) escribió ' Natacha ', su primera novela, era una joven de apenas veinticuatro años. Trabajaba en una importante editorial madrileña, la Compañía Ibero-Americana de Publicaciones (CIAP), que se encontraba en la calle Príncipe de Vergara, y en el libro hablaba de su etapa en un taller de confección de sombreros. «Luisa Carnés sabía muy bien de lo que hablaba en esta novela -dice Laila Ripoll -, ya que ella misma había sido niña obrera, adolescente obrera y mujer obrera. Nacida en una familia humilde y numerosa, a los once años se ve obligada a dejar la escuela y comienza a trabajar en ese taller, donde permanece durante más de diez años. Durante todo ese tiempo, y robándole horas al sueño, se convierte en una lectora voraz y en una escritora precoz». Laila Ripoll se topó con Luisa Carnés hace unos años y puso en pie ' Tea Rooms ', una adaptación de otra novela de la escritora que obtuvo un éxito que ni la propia directora esperaba. Esto es lo que animó a Eduardo Vasco, director del Teatro Español, a volver sobre una autora a la que los dos quieren recuperar y reivindicar. 'Natacha' se estrena el próximo martes 11 de febrero en la Sala Margarita Xirgu del Teatro Español. Natalia Huarte encarna a la protagonista, Natalia, y le acompañan en el reparto Jon Olivares, Pepa Pedroche, Fernando Soto, Isabel Ayúcar y Andrea Real . «Profundamente influenciada por sus lecturas de novelistas rusos, especialmente Tolstói y Dostoievski, Luisa Carnés convierte en esta novela su propia experiencia en literatura -sigue Laila Ripoll-. 'Aquellos años de penoso aprendizaje dejaron en mí una huella de amargura que se revela en mi novela Natacha', declararía más adelante, y añadiría refiriéndose a sus años en el taller: 'No comprendía entonces por qué una adolescencia puede ser tan amarga, ni unos pensamientos juveniles, viejos. No pensé que pudiera existir una vida diferente a la nuestra: la tina llena de ropa de gentes extrañas, aquel trozo de cielo y el pequeño tejado». Confiesa la directora que la adaptación ha sido «peliaguda». «Como toda primera novela, Luisa Carnés quiere contar todo lo que ha aprendido, especialmente de los grandes novelistas rusos». Los personajes, añade, son «la base de la historia; son poliédricos, tienen muchas aristas». «Son personajes -suma Pepa Pedroche -, que buscan sobrevivir en la sociedad en que les ha tocado vivir. Intentan hacer lo mejor pero chocan con la realidad y con el resto de los personajes que también intentan hacer lo mejor». «A través de la protagonista -continúa Laila Ripoll-, la autora nos habla de las condiciones que soportan las mujeres trabajadoras, de las extenuantes jornadas, del miedo a ser despedida, del acoso, de la explotación, de la desigualdad, de la ausencia de horizontes, de la enfermedad, del tedio, del matrimonio, de la prostitución, del sexo, del amor y de la muerte». La autora, añade Natalia Huarte, «propone un viaje que lleva a Natalia, en apenas dos años, de una casi adolescente, a la madurez. Empieza la obra con una precariedad emocional que se añade a su precariedad económica. Es un personaje que avanza, que presenta muchas contradicciones, que tiene una absoluta incapacidad para resignarse, y que toma decisiones, algunas con más acierto que otras, hasta que decide tomar las riendas de su vida y convertirse en su dueña». La actriz define a su personaje como «una mujer de carácter fuerte a la que precisamente por ello se le considera una mujer antipática y hosca... Es algo muy contemporáneo, lo mismo que abordar cuestiones como la salud mental». Toda la función, asegura Laila Ripoll, está vista a través de los ojos de Natalia, que vive en el Madrid en los años veinte del siglo pasado; «un Madrid obrero, que fue burgués en un tiempo y ahora aparece venido a menos». Un Madrid, añade Fernando Soto -que interpreta a un personaje al que apodan 'el asqueroso'-, que es otro personaje más de la historia. «Se debería hablar de una literatura y una dramaturgia madrileña, porque el paisaje deriva en personaje, Madrid está muy presente y de una manera muy protagonista». «Madrid -remata la directora- es una ciudad impresionante con una gran personalidad dramática, y era muy importante que estuviera presente en la función».