La Medicina de prueba y error
Opinión saradomingo Lun, 20/01/2025 - 13:01 Abordaje multidisciplinar Estaba en sexto de medicina y en ese momento me encontraba haciendo la rotación de psiquiatría. Lo recuerdo con mucho cariño, me había asignado a un hospital de día en el que trabajaban psicólogos, médicos, trabajadores sociales y otros profesionales mano a mano, siempre desde un abordaje multidisciplinar. Realmente era un centro envidiable desde el punto de vista de los buenos cuidados que podían dar a los pacientes, y, además, en el sistema público.En ese rincón que con tanto cariño recuerdo, sin embargo, también pude ser consciente de la medicina descuidada que tenemos, de muchas de sus carencias y de su tan bajo nivel de precisión e individualización. Gonzalo Baquero Sanz, médico, divulgador y consultor en salud digital. Pude observar cómo administraban psicofármacos muy potentes a pacientes con un grado de certeza y evidencia ridículamente bajo. Psicofármacos cuya eficacia se evaluaba meses más tarde tras un “que se tome esto a ver qué tal le funciona”. Muy habitualmente, tras unos meses con esa medicación y con escasos o nulos resultados, se sustituía por otro segundo comprimido con el mismo bajo nivel de convicción. La medicina personalizada ya es un derecho del paciente, entérese , Del humanismo a la humanización: la UAH lidera desde hace 500 años la medicina personalizada, "Una medicina no solo personalizada, sino personal" Los profesionales médicos de ese centro, por otro lado, hacían lo que podían con los recursos, herramientas y evidencia que tenían. Por mucho que nos Off Gonzalo Baquero Sanz. Médico, divulgador y consultor en salud digital Off
Estaba en sexto de medicina y en ese momento me encontraba haciendo la rotación de psiquiatría. Lo recuerdo con mucho cariño, me había asignado a un hospital de día en el que trabajaban psicólogos, médicos, trabajadores sociales y otros profesionales mano a mano, siempre desde un abordaje multidisciplinar. Realmente era un centro envidiable desde el punto de vista de los buenos cuidados que podían dar a los pacientes, y, además, en el sistema público.
En ese rincón que con tanto cariño recuerdo, sin embargo, también pude ser consciente de la medicina descuidada que tenemos, de muchas de sus carencias y de su tan bajo nivel de precisión e individualización.
Pude observar cómo administraban psicofármacos muy potentes a pacientes con un grado de certeza y evidencia ridículamente bajo. Psicofármacos cuya eficacia se evaluaba meses más tarde tras un “que se tome esto a ver qué tal le funciona”. Muy habitualmente, tras unos meses con esa medicación y con escasos o nulos resultados, se sustituía por otro segundo comprimido con el mismo bajo nivel de convicción.
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