La DGT impone las conductas que se deben seguir para mejorar la seguridad en carretera y ser un buen conductor

¿Te consideras un buen conductor? Es posible que esta pregunta te la hayas hecho alguna vez a la hora de coger el coche. Pero hay gente que no emplea la misma dinámica y se salta la ley en muchos casos. Por eso, la DGT ha querido advertir a los ciudadanos de cuáles son las normas y conductas que hay que adoptar para que se sufran los menos accidentes posibles y se circule con precaución para llegar totalmente ilesos a sus destinos.

Lamentablemente, las carreteras españolas están repletas de personas que no cumple debidamente con sus obligaciones y de ahí que se produzcan diversos incidentes que podrían haberse evitado. Según la DGT, en 2023 se llegaron a tramitar más de 5 millones de denuncias y esto supone un enorme problema para construir un mundo más cívico.

Aunque se impongan unas reglas y estén escritas en Tráfico, en la práctica suele ser muy diferente. Por este simple motivo, el organismo autónomo de seguridad vial incita a emplear los aspectos básicos de circulación para con el fin de reducir cualquier percance que no solo afecta el que lo comete, sino también al resto de los involucrados.

Las claves para ser un buen conductor

Lo primero que debes tener en cuenta y, aunque parezca obvio, es cumplir con las normas que impone la DGT, puesto que es la única garantía tangible que tenemos de hacer efectiva la legalidad. Lo siguiente es evitar los despistes a toda costa, puesto que cuando entras en el coche e inicias la marcha, los cinco sentidos tienen que estar activados.

El respeto también es uno de los factores más importantes y es preciso no provocar broncas entre los demás conductores o los transeúntes que paseen por la calzada para no cometer ninguna infracción. De esta forma, lograrás fomentar una convivencia pacífica.

La forma de conducir es vital para sortear cualquier obstáculo, de manera que el estrés, la ansiedad y otras emociones llegan a dificultar la condición física que hacen perder el control. Pero la agresividad es otra faceta negativa que hay que saber manejar en casos extremos. Por ello, es preciso mantener la calma y aprender a minimizar situaciones que, aparentemente, tienen fácil solución.

La empatía es fundamental para conectar directamente con aquello que le sucede al otro conductor. Ponerse en la piel de los demás arreglará los malentendidos y nuestra vida no se pondrá en riesgo.

Por otra parte, hay que tener especial cuidado con las personas más vulnerables y atender con mayor énfasis ciertas circunstancias en las que las aglomeraciones en calles estrechas con continuos pasos de peatones sean indicadores de alerta máxima para dejar pasar a gente con movilidad reducida, carritos con bebés o sitios donde abunden los carriles bici.

Asimismo, siempre hay buenos motivos para practicar la conducción preventiva con el fin de protegernos a nosotros mismos y a los de nuestro alrededor. Con este procedimiento, serás capaz de anticiparte a posibles contratiempos que tengan lugar en las autovías y autopistas, así como aprender a mejorar tu destreza al volante.

Finalmente, no dudes en ser consciente de tus limitaciones y reduce la velocidad respetando los radares y señalización. Las prisas nunca son buenas y cualquier movimiento en falso en adelantamientos peligrosos puede ser fatal para impedir llegar sano y salvo a casa.

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