'Eroding Franco': las fotografías que muestran cómo el turismo y la agricultura intensiva erosionaron España
El periodista y fotógrafo de National Geographic Jordi Jon expone en Barcelona una mirada a los paisajes desérticos, embalses entre colinas áridas o lechos de ríos secos que son la estampa menos colorista de los 60 y los 70Abogados Cristianos pierde la apelación y tendrá que pagar costas a los editores de 'El Niño Jesús no odia a los mariquitas' Quien se deje caer estos días por el Centre Cívic Pati Llimona del barrio gótico de Barcelona, una instalación municipal escondida tras una bocacalle, podrá ver una interesante, y a priori enigmática, muestra fotográfica en la que su autor, el periodista y fotógrafo documentalista Jordi Jon, expone imágenes de postales turísticas de los años 60 y 70 del siglo pasado, pero también de mares de plástico, de canteras, de lechos de río secos o de embalses que esconden en sus tripas pueblos enteros. Se trata de Eroding Franco, una muestra fotográfica que indaga en la herencia recibida del franquismo en materia ambiental, mayormente en forma de grandes centros turísticos como Benidorm, parques acuáticos e interminables explotaciones hortofrutícolas. Pero también en paisajes desérticos, bosques artificiales de pinos o grandes extensiones de agua embalsada entre colinas áridas. “No he querido que el trabajo fuera exclusivamente periodístico, sino que he preferido mezclar también una parte artística con fotomontajes, de modo que es un híbrido entre una exposición artística y otra documental”, asegura Jon sobre Eroding Franco. El motivo, aduce, es que “documentar visualmente la desertización es complicado si no tienes referencias temporales”. Por eso, en sus montajes combina imágenes de un pasado de naturaleza salvaje con otras actuales donde el cemento armado domina el paisaje. “Hay montajes documentales como superposiciones de imágenes, cartografía o intervenciones lumínicas, pero ninguna foto está manipulada con Photoshop, todas son reales”, aclara. Cómo el pasado afecta el presente “Hice un trabajo inicial en 2019 con una beca de National Geographic con el objetivo de documentar la desertización en España, pero fue muy complicado porque es algo muy difícil de visibilizar si no sabes cómo estaba el paisaje antes”, relata el fotógrafo, que agrega que a raíz de conseguir la V Beca Joana Biarnés hace un año, creada en honor a la que fuera la primera fotógrafa del país, pudo plantearse el proyecto que ahora se expone en el Pati Llimona. Jordi Jon en las sala de la exposición 'Eroding Franco' El proyecto profundiza en los factores clave de la desertificación en España entrelazando la fotografía documental con la investigación de archivos para ofrecer una perspectiva única sobre cómo las decisiones del pasado afectan al presente. Para su desarrollo y documentación, Jordi Jon ha viajado durante nueve meses por las provincias de Granada, Málaga, Almería, Murcia, Alicante, Valencia, Mallorca, Tarragona, Barcelona, Huesca, Zamora, Ávila y Madrid. Ha recopilado en ellas archivos y testimonios que hablan de las transformaciones del paisaje y ha tomado la mayoría de las imágenes que se exponen. El 80% de España, desierto para 2100 Durante la conversación con elDiario.es, Jon cita un informe del Ministerio de Medio Ambiente que advertía en 2017 de que el 80% del territorio español va camino de ser un desierto de aquí a 2100 si no varían las condiciones tanto climáticas como de la actividad humana sobre el medio. También calculaba el informe que, para el siglo XXII, unos tres millones de hectáreas de las zonas húmedas de la península pasarán a ser áridas. Por el momento el clima tiene pocos visos de invertir su evolución y, respecto a la actividad humana, el fotógrafo se muestra muy poco optimista. “El problema de raíz es que cuando las actividades que sustentan tu economía son las mismas que están desertificando buena parte del país, hablar de cambios es una utopía”, reflexiona.
El periodista y fotógrafo de National Geographic Jordi Jon expone en Barcelona una mirada a los paisajes desérticos, embalses entre colinas áridas o lechos de ríos secos que son la estampa menos colorista de los 60 y los 70
Abogados Cristianos pierde la apelación y tendrá que pagar costas a los editores de 'El Niño Jesús no odia a los mariquitas'
Quien se deje caer estos días por el Centre Cívic Pati Llimona del barrio gótico de Barcelona, una instalación municipal escondida tras una bocacalle, podrá ver una interesante, y a priori enigmática, muestra fotográfica en la que su autor, el periodista y fotógrafo documentalista Jordi Jon, expone imágenes de postales turísticas de los años 60 y 70 del siglo pasado, pero también de mares de plástico, de canteras, de lechos de río secos o de embalses que esconden en sus tripas pueblos enteros.
Se trata de Eroding Franco, una muestra fotográfica que indaga en la herencia recibida del franquismo en materia ambiental, mayormente en forma de grandes centros turísticos como Benidorm, parques acuáticos e interminables explotaciones hortofrutícolas. Pero también en paisajes desérticos, bosques artificiales de pinos o grandes extensiones de agua embalsada entre colinas áridas.
“No he querido que el trabajo fuera exclusivamente periodístico, sino que he preferido mezclar también una parte artística con fotomontajes, de modo que es un híbrido entre una exposición artística y otra documental”, asegura Jon sobre Eroding Franco. El motivo, aduce, es que “documentar visualmente la desertización es complicado si no tienes referencias temporales”.
Por eso, en sus montajes combina imágenes de un pasado de naturaleza salvaje con otras actuales donde el cemento armado domina el paisaje. “Hay montajes documentales como superposiciones de imágenes, cartografía o intervenciones lumínicas, pero ninguna foto está manipulada con Photoshop, todas son reales”, aclara.
Cómo el pasado afecta el presente
“Hice un trabajo inicial en 2019 con una beca de National Geographic con el objetivo de documentar la desertización en España, pero fue muy complicado porque es algo muy difícil de visibilizar si no sabes cómo estaba el paisaje antes”, relata el fotógrafo, que agrega que a raíz de conseguir la V Beca Joana Biarnés hace un año, creada en honor a la que fuera la primera fotógrafa del país, pudo plantearse el proyecto que ahora se expone en el Pati Llimona.
El proyecto profundiza en los factores clave de la desertificación en España entrelazando la fotografía documental con la investigación de archivos para ofrecer una perspectiva única sobre cómo las decisiones del pasado afectan al presente. Para su desarrollo y documentación, Jordi Jon ha viajado durante nueve meses por las provincias de Granada, Málaga, Almería, Murcia, Alicante, Valencia, Mallorca, Tarragona, Barcelona, Huesca, Zamora, Ávila y Madrid. Ha recopilado en ellas archivos y testimonios que hablan de las transformaciones del paisaje y ha tomado la mayoría de las imágenes que se exponen.
El 80% de España, desierto para 2100
Durante la conversación con elDiario.es, Jon cita un informe del Ministerio de Medio Ambiente que advertía en 2017 de que el 80% del territorio español va camino de ser un desierto de aquí a 2100 si no varían las condiciones tanto climáticas como de la actividad humana sobre el medio. También calculaba el informe que, para el siglo XXII, unos tres millones de hectáreas de las zonas húmedas de la península pasarán a ser áridas.
Por el momento el clima tiene pocos visos de invertir su evolución y, respecto a la actividad humana, el fotógrafo se muestra muy poco optimista. “El problema de raíz es que cuando las actividades que sustentan tu economía son las mismas que están desertificando buena parte del país, hablar de cambios es una utopía”, reflexiona.
Se refiere Jon sobre todo al turismo, pero también a la agroindustria y la construcción, pilares del llamado “milagro económico franquista” de la década de los 60 del siglo pasado. “El franquismo apostó por estos tres sectores para sacar al país de la miseria de la posguerra”, explica este periodista de 28 años nacido en Cambrils –población aledaña a Salou, templo turístico de la Costa Dorada– que actualmente trabaja para la revista norteamericana National Geographic. Ahora, sostiene, vivimos con la herencia de aquella apuesta.
España, lugar de huerta y resort
“Son sectores profundamente ligados entre sí, en especial el turismo y la construcción, que implican además modificaciones ambientales con una demanda hídrica muy alta”, agrega el fotógrafo. Cita la gran cantidad de piscinas y parques acuáticos que constituyen el modelo turístico de “sol y playa” español, pero también la necesidad de agua para los monocultivos hortofrutícolas o para consolidar el cemento.
Y, como no, debido a la alta demanda hídrica de estos sectores, hay que añadir los embalses, la infraestructura de bandera del franquismo que debía recoger el agua para abastecer a su creciente “milagro”. Un milagro que, cree Jon, “no solo ha erosionado nuestro territorio sino también nuestro espíritu”. Se refiere a que como herencia nos ha dejado “la creencia de que no tenemos otro modo de ganarnos la vida como país”. De hecho, España es un país líder mundial en turismo y también en la fabricación de grandes infraestructuras, así como la considerada “huerta de Europa”. “Hort i resort”, dice Jon en catalán para resumir lo que somos: huerta y resort.
“Aunque el problema de la desertificación, que transforma tierras fértiles en paisajes áridos, es un desafío global, en España su impacto es particularmente fuerte”, apostilla el autor de Eroding Franco, quien asegura que “las decisiones del régimen, durante sus 36 años de duración, fomentaron una cultura de destrucción y desinterés por el entorno, priorizando el crecimiento económico”.
Entre el arte conceptual y la denuncia ambiental
Además de fotógrafo y periodista, Jordi Jon es activista ambiental, fundador de una organización ecologista llamada MÓN, por lo que muchas de las imágenes de la muestra ponen el acento en la degradación del medio, así como en la obsesión del modelo turístico español por malgastar el agua. “Vamos camino de los noventa y pico millones de turistas anuales”, explica. “Casi al nivel de Francia, pero con la diferencia de que su turismo está muy diversificado y el nuestro es casi un monocultivo de sol y playa”, puntualiza.
Así, una de las imágenes es una fotografía aérea tomada con dron de una urbanización en Torrevieja (Alicante) en la que puede observarse una enorme piscina que tiene la forma de España. “No es un montaje en este caso, la piscina existe”, matiza Jon para aclarar que el profundo simbolismo de la imagen no es intencionado. “España presenta la paradoja de ser uno de los países con mayor número de piscinas per cápita del mundo, con una piscina por cada 35 habitantes”, dice para contextualizar la imagen.
De otra, una fotografía aérea, también realizada con dron sobre un parque acuático cercano a Málaga, destaca que le interesó especialmente porque “durante la Guerra Civil el recinto fue un campamento militar y después un campo de concentración”. “Es una gran metáfora de la herencia franquista”, dice: “De campo de prisioneros a parque vacacional y sin una sola mención oficial a la memoria histórica”.
Otra fotografía destacada es un montaje que comprende un estudio de la Unesco de los años 70 sobre desertización en África en el que se muestra ya un desierto continuo que salta el estrecho y recorre el litoral mediterráneo español. Jon añade al montaje una superposición en la que se observa cómo los grandes núcleos turísticos costeros se asientan sobre las zonas que la Unesco considera potencialmente desérticas.
También es impactante la imagen de un grupo de personas mayores en la orilla de lo que parece una playa. En realidad es un embalse inaugurado por Franco en su día y que engulló el pueblo donde nacieron. “En algunos casos”, comenta el fotógrafo, “yacen enterrados los padres de algunas de estas personas”.
Finalmente, merece la pena destacar otro montaje de una fotografía aparentemente envuelta en plástico, en la que de fondo se observa uno de los típicos mares de plástico que cubren los campos de muchas poblaciones de Almería. El paisaje está salpicado de otras fotografías que muestran cómo era antes de que la economía del invernadero se convirtiera en el motor de la zona. “Parece mentira que haya gente que se haya acostumbrado a vivir entre tanto plástico, que está continuamente emitiendo partículas contaminantes”, reflexiona Jon para concluir su explicación sobre la herencia ambiental del franquismo.