Disney+ estrena la polémica película en la que Amy Adams se convierte en perro, una sátira sobre la maternidad que llega directa a streaming por algo

Curiosamente, la semana siguiente al estreno de 'Hombre Lobo', tras muchos tira y afloja, finalmente la película ‘Canina’ (Nightbitch, 2024), que llamó la atención en las redes sociales por mostrar a Amy Adams actuando como una perra, se estrena el 24 de enero directamente en Disney+, y no debería sorprendernos. Vendida como una comedia de terror, el resultado final tiene poco que ver con lo que transmiten sus promos, sino más bien una especie de sátira flojita que adapta la novela homónima de Rachel Yoder y, tanto en su novela como en su adaptación cinematográfica, ahonda en la realidad de la maternidad temprana, utilizando la premisa de una mujer que se transforma en perro como metáfora La historia se centra en una antigua artista anónima que lucha contra el aislamiento, la monotonía y la pérdida de identidad que le sobrevienen cuando empieza a criar a su niño. Las frecuentes ausencias de su marido por motivos de trabajo agravan su sensación de agobio y falta de apoyo, convirtiéndola en madre soltera a pesar de estar en pareja. Esta situación alimenta su creciente frustración y resentimiento, culminando en su sentimiento de “perra nocturna” (Nightbitch en su versión original), el apodo acuñado inicialmente por la propia autora original. La película introduce el elemento fantástico de su transformación física en perro para exteriorizar su confusión interna y aunque tiene precedentes cinematográficos de todo tipo, también se cimenta en experiencias reales de muchas madres primerizas, el agobio de ser consumida por las exigencias de la maternidad y experimentar una rabia primaria contra las restricciones vitales que aparecen de la nada. Esta ambigüedad, más pronunciada en el libro, se traslada a la pantalla con una representación visual del body horror, como pezones raros, cola y otros cambios físicos que son síntomas casi psicosomáticos de la ansiedad de la protagonista. Entre medias, sus primeros cuarenta minutos dejan caer realidades asumidas, ironías vitales heredadas en el planteamiento de los matrimonios, la estructura social articulada alrededor de la maternidad y otros elementos de humor negro. Dentro de ese tono, la interpretación de Amy Adams funciona, desviándose de su papeles glamurosos, reflejando el cambio de su personaje, de artista a madre atormentada, captando el resentimiento reprimido y su furia contra otras madres aparentemente perfectas, amigas sin hijos o su marido ausente. ‘Canina’ hace un buen trabajo al exponer los estragos que causa la maternidad, cómo evita la realización como persona. La trampa de la comedia gamberra Esto se une a otro grupo de películas que cargan contra la imagen idealizada de la maternidad que se presenta socialmente, vendiendo el sacrificio y el agotamiento como algo que merece la pena por “ser madre”, conectando con otras películas como ‘Babadook’ o ‘Huesera’, solo que en un tono de dramedia indie mucho más afable e inofensiva.  En esa primera mitad hay una conexión con las experiencias de las madres, un retrato de la maternidad que rara vez se ve en pantalla, exponiendo los retos, frustraciones y la sensación de pérdida, pero no quiere resultar una representación intrínsecamente negativa, y es aquí donde se empieza a amontonar sobre sí misma. En Espinof Ocho películas para ver antes o después de 'Crudo' En su ambición de presentar la idea de tener hijos como una experiencia compleja y polifacética, acaba explicando que atender las necesidades de otros dejando de lado las propias crea una falsa sensación de animadversión, pero poco a poco va encontrando un lugar de entendimiento en el que se acaba moviendo hacia la idea de que la mujer está destinada a esa dualidad, con un cierto tufillo a propaganda del foro de la familia que quiere reconciliar la realidad de la frustración con el deber social de procrear, y, más allá de que su mensaje sea profundamente americano en el fondo, el problema es que la película se vuelca en explicar todo esto como si fuera un podcast conversacional. Bitch, de 2017. La idea de entenderla como un thriller psicológico o cine de terror se esfuma por un tono de película de sobremesa cara —pero, ¿a dónde han ido los 25 millones de presupuesto?— con puntillitas de comedia con personajes pasivo agresivos. Pero lo que sorprende, tanto de la novela (2021) como esta adaptación (2024) es que ambas parecen un plagio de la película de 2017 ‘Bitch’ dirigida por Marianna Palka, que también afrontaba el fenómeno del malestar doméstico a través de la alegoría cuando una esposa y madre sobrecargada de trabajo e infravalorada estalla y empieza a comportarse como un perro feroz. Cine de terror para convenciones del Opus Dei Corre desnuda a cuatro patas por el sótano, gruñendo a los niños, arañando las paredes, cubierta de sus propias heces. Es como una versión surrealista y más extrema de

Jan 21, 2025 - 17:29
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Disney+ estrena la polémica película en la que Amy Adams se convierte en perro, una sátira sobre la maternidad que llega directa a streaming por algo

Disney+ estrena la polémica película en la que Amy Adams se convierte en perro, una sátira sobre la maternidad que llega directa a streaming por algo

Curiosamente, la semana siguiente al estreno de 'Hombre Lobo', tras muchos tira y afloja, finalmente la película ‘Canina’ (Nightbitch, 2024), que llamó la atención en las redes sociales por mostrar a Amy Adams actuando como una perra, se estrena el 24 de enero directamente en Disney+, y no debería sorprendernos. Vendida como una comedia de terror, el resultado final tiene poco que ver con lo que transmiten sus promos, sino más bien una especie de sátira flojita que adapta la novela homónima de Rachel Yoder y, tanto en su novela como en su adaptación cinematográfica, ahonda en la realidad de la maternidad temprana, utilizando la premisa de una mujer que se transforma en perro como metáfora

La historia se centra en una antigua artista anónima que lucha contra el aislamiento, la monotonía y la pérdida de identidad que le sobrevienen cuando empieza a criar a su niño. Las frecuentes ausencias de su marido por motivos de trabajo agravan su sensación de agobio y falta de apoyo, convirtiéndola en madre soltera a pesar de estar en pareja. Esta situación alimenta su creciente frustración y resentimiento, culminando en su sentimiento de “perra nocturna” (Nightbitch en su versión original), el apodo acuñado inicialmente por la propia autora original.

La película introduce el elemento fantástico de su transformación física en perro para exteriorizar su confusión interna y aunque tiene precedentes cinematográficos de todo tipo, también se cimenta en experiencias reales de muchas madres primerizas, el agobio de ser consumida por las exigencias de la maternidad y experimentar una rabia primaria contra las restricciones vitales que aparecen de la nada. Esta ambigüedad, más pronunciada en el libro, se traslada a la pantalla con una representación visual del body horror, como pezones raros, cola y otros cambios físicos que son síntomas casi psicosomáticos de la ansiedad de la protagonista.

Entre medias, sus primeros cuarenta minutos dejan caer realidades asumidas, ironías vitales heredadas en el planteamiento de los matrimonios, la estructura social articulada alrededor de la maternidad y otros elementos de humor negro. Dentro de ese tono, la interpretación de Amy Adams funciona, desviándose de su papeles glamurosos, reflejando el cambio de su personaje, de artista a madre atormentada, captando el resentimiento reprimido y su furia contra otras madres aparentemente perfectas, amigas sin hijos o su marido ausente. ‘Canina’ hace un buen trabajo al exponer los estragos que causa la maternidad, cómo evita la realización como persona.

La trampa de la comedia gamberra

Esto se une a otro grupo de películas que cargan contra la imagen idealizada de la maternidad que se presenta socialmente, vendiendo el sacrificio y el agotamiento como algo que merece la pena por “ser madre”, conectando con otras películas como ‘Babadook’ o ‘Huesera’, solo que en un tono de dramedia indie mucho más afable e inofensiva.  En esa primera mitad hay una conexión con las experiencias de las madres, un retrato de la maternidad que rara vez se ve en pantalla, exponiendo los retos, frustraciones y la sensación de pérdida, pero no quiere resultar una representación intrínsecamente negativa, y es aquí donde se empieza a amontonar sobre sí misma.

En su ambición de presentar la idea de tener hijos como una experiencia compleja y polifacética, acaba explicando que atender las necesidades de otros dejando de lado las propias crea una falsa sensación de animadversión, pero poco a poco va encontrando un lugar de entendimiento en el que se acaba moviendo hacia la idea de que la mujer está destinada a esa dualidad, con un cierto tufillo a propaganda del foro de la familia que quiere reconciliar la realidad de la frustración con el deber social de procrear, y, más allá de que su mensaje sea profundamente americano en el fondo, el problema es que la película se vuelca en explicar todo esto como si fuera un podcast conversacional.

Bitch Bitch, de 2017.

La idea de entenderla como un thriller psicológico o cine de terror se esfuma por un tono de película de sobremesa cara —pero, ¿a dónde han ido los 25 millones de presupuesto?— con puntillitas de comedia con personajes pasivo agresivos. Pero lo que sorprende, tanto de la novela (2021) como esta adaptación (2024) es que ambas parecen un plagio de la película de 2017 ‘Bitch’ dirigida por Marianna Palka, que también afrontaba el fenómeno del malestar doméstico a través de la alegoría cuando una esposa y madre sobrecargada de trabajo e infravalorada estalla y empieza a comportarse como un perro feroz.

Cine de terror para convenciones del Opus Dei

Corre desnuda a cuatro patas por el sótano, gruñendo a los niños, arañando las paredes, cubierta de sus propias heces. Es como una versión surrealista y más extrema de ‘Canina’, pero que como esta, a veces presta más atención al conflicto del marido que el de la madre. También puede verse como una versión femenina de ‘Teen Wolf’ o la variación animada de esta, ‘Red’,  solo que tiene una facilidad inaudita para caer en el sermón, subrayando todos sus mensajes, pero al mismo tiempo traicionándolos con momentos de bochorno, como esa escena de camping con un belén implícito que sobrevuela el panfleto cristiano.

En un producto que se describe a sí mismo como de terror, lo más aterrador es la última escena de Amy Adams dando a luz a un segundo hijo, con la justificación de que las mujeres “¡¡Somos diosas!! Creamos vida!”, una especie de consigna propia de una de las reuniones de tarde de J.K. Rowling, a la que le encantará esta película. Metáforas de maternidad como una fuerza salvaje que desata el apetito por la carne, que demuestran consignas rancias de la concepción de familia tradicional que se esbozan en una historia que perdona las “trastadas” del marido egoísta como un daño colateral que hay que comprender y animar a que siga desempeñando su mero papel de impregnador.

Amy Adams Running On All Fours I

‘Canina’ empieza con cierta acidez y acaba edulcorando todas las aristas espinosas de su falsamente controvertida premisa, además de ser un plagio. Una película que ejemplifica la degradación de un cine de género usado para meter chistorras de catecismo, a diferencia de una película aparentemente ingenua y tonta como ‘Mi madre es una mujer lobo’ (1989), que era capaz de introducir los anhelos y frustraciones de la ama de casa perfecta de los ochenta en una trama de licantropía sin dejar de divertir. No hablemos ya de ‘Los asesinatos de mamá’ (1994) y cómo el personaje de Kathleen Turner no habría dudado un momento en destripar al marido pánfilo de Scoot McNairy.

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La noticia Disney+ estrena la polémica película en la que Amy Adams se convierte en perro, una sátira sobre la maternidad que llega directa a streaming por algo fue publicada originalmente en Espinof por Jorge Loser .

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