¿Debes ducharte menos después de los 65 años? Esto es lo que dicen los expertos
Comúnmente, se ha compartido comúnmente la idea de ducharse todos los días como una norma de higiene saludable. Sin embargo, para las personas mayores de 65 años, esta rutina podría no ser tan beneficiosa como se pensaba. A medida que la piel envejece, experimenta cambios -como las arrugas y un cutis más delicado- que requieren una adaptación en los hábitos de higiene personal. Entonces, ¿cuántas duchas son necesarias a esta edad? La respuesta podría sorprenderte. Con el paso del tiempo, la piel sufre alteraciones significativas. La disminución en la producción de colágeno y elastina, proteínas esenciales para la flexibilidad y firmeza de la piel, provoca que esta se vuelva más vulnerable y menos elástica. Además, la producción de sebo, el aceite natural que ayuda a mantener la hidratación de la piel, también disminuye. Como resultado, la piel tiende a volverse más seca, menos capaz de retener humedad y más susceptible a irritaciones y sensibilidad. El hábito de ducharse a diario puede empeorar estos problemas en personas mayores de 65 años. El agua caliente y los jabones agresivos pueden eliminar los aceites naturales que protegen la piel. Este desequilibrio puede llevar a que la piel se reseque aún más, favoreciendo la aparición de picazón e irritación, lo que afecta el bienestar general. ¿Cuánto y cómo deberías ducharte? En lugar de seguir duchándose todos los días, los expertos recomiendan limitar la frecuencia de las duchas a dos o tres veces por semana. Aunque esto pueda parecer poco para algunos, es suficiente para mantener una higiene adecuada y, al mismo tiempo, proteger la barrera cutánea de la piel. Entre duchas, una opción efectiva es lavarse con un paño húmedo las zonas más sensibles o aquellas que tienden a sudar más. Para quienes buscan mejorar su rutina de higiene, existen algunos consejos prácticos en la revista Elle. Se recomienda usar: Jabones suaves, sin perfumes ni sustancias irritantes, que respeten el equilibrio natural de la piel. Se debe evitar el agua caliente, optando por agua tibia, para no resecarla en exceso. Tras la ducha, es fundamental aplicar una crema o loción hidratante adecuada para pieles maduras, lo que ayuda a mantener la piel nutrida y protegida. Realizar estos ajustes simples en los hábitos diarios puede prevenir molestias y garantizar que la piel se mantenga saludable y confortable a medida que se avanza en edad sin comprometer la higiene.
Comúnmente, se ha compartido comúnmente la idea de ducharse todos los días como una norma de higiene saludable. Sin embargo, para las personas mayores de 65 años, esta rutina podría no ser tan beneficiosa como se pensaba. A medida que la piel envejece, experimenta cambios -como las arrugas y un cutis más delicado- que requieren una adaptación en los hábitos de higiene personal. Entonces, ¿cuántas duchas son necesarias a esta edad? La respuesta podría sorprenderte. Con el paso del tiempo, la piel sufre alteraciones significativas. La disminución en la producción de colágeno y elastina, proteínas esenciales para la flexibilidad y firmeza de la piel, provoca que esta se vuelva más vulnerable y menos elástica. Además, la producción de sebo, el aceite natural que ayuda a mantener la hidratación de la piel, también disminuye. Como resultado, la piel tiende a volverse más seca, menos capaz de retener humedad y más susceptible a irritaciones y sensibilidad. El hábito de ducharse a diario puede empeorar estos problemas en personas mayores de 65 años. El agua caliente y los jabones agresivos pueden eliminar los aceites naturales que protegen la piel. Este desequilibrio puede llevar a que la piel se reseque aún más, favoreciendo la aparición de picazón e irritación, lo que afecta el bienestar general. ¿Cuánto y cómo deberías ducharte? En lugar de seguir duchándose todos los días, los expertos recomiendan limitar la frecuencia de las duchas a dos o tres veces por semana. Aunque esto pueda parecer poco para algunos, es suficiente para mantener una higiene adecuada y, al mismo tiempo, proteger la barrera cutánea de la piel. Entre duchas, una opción efectiva es lavarse con un paño húmedo las zonas más sensibles o aquellas que tienden a sudar más. Para quienes buscan mejorar su rutina de higiene, existen algunos consejos prácticos en la revista Elle. Se recomienda usar: Jabones suaves, sin perfumes ni sustancias irritantes, que respeten el equilibrio natural de la piel. Se debe evitar el agua caliente, optando por agua tibia, para no resecarla en exceso. Tras la ducha, es fundamental aplicar una crema o loción hidratante adecuada para pieles maduras, lo que ayuda a mantener la piel nutrida y protegida. Realizar estos ajustes simples en los hábitos diarios puede prevenir molestias y garantizar que la piel se mantenga saludable y confortable a medida que se avanza en edad sin comprometer la higiene.
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