'De vuelta a la acción', final explicado: ¿habrá secuela con Cameron Diaz y Jamie Foxx en Netflix?
La comedia de acción de componente familiar incluye un final que allana el camino para una potencial segunda parte si Netflix da luz verde. En su estreno lidera la actual lista de películas más vistas de la plataforma
El regreso de Cameron Diaz ha ejercido su efecto llamativo en Netflix. De vuelta a la acción, en la que además se reencuentra con Jamie Foxx (trabajaron juntos en Annie, el filme tras el que se retiró en 2014), lidera el top de las películas más vistas de la plataforma en España.
Aunque la propuesta se desinfle por el camino, lo bien que funcionan juntos Diaz y Foxx, que se nota que se han divertido y que desprenden una vistosa afinidad, hace pensar en una potencial secuela. El director Seth Gordon tenía eso mismo en mente durante el rodaje, de ahí que introdujera una escena final que deja vía libre a la segunda parte si Netflix da luz verde.
Explicamos dicho final, y también detallamos los aspectos previos más relevantes, en un artículo por tanto lleno de spoilers a partir del siguiente párrafo.
Esta comedia de acción describe la vida de dos exagentes de la CIA que llevan 15 años dedicados a sus dos hijos. Aprovechando que los iban a dar por muertos (el avión en el que viajaban se estrelló), decidieron abandonar su peligrosa y estimulante profesión para formar una familia. Una realidad que cambia de golpe cuando, debido a un descuido (el simpático pasaje de la discoteca en el que no pueden evitar pelearse con los niñatos de la discoteca en la que pillan a su hija adolescente), quedan expuestos y tienen que huir.
El motivo de la huida se debe a que los criminales del este de Europa a los que se la jugaron antes de retirarse averiguan su paradero y a que Matt (Foxx), precisamente por si lo necesitaban como protección, escondió la llave maestra que les consiguieron quitar. Un objeto diseñado para acceder a los sistemas de grandes infraestructuras y desatar el caos.
A lo largo del desarrollo se sugiere que el alto cargo de Inteligencia que traiciona a los protagonistas y ansía capturarlos mientras colabora con los terroristas es Baron, el miembro del MI6 interpretado por Andrew Scott. Un espía británico del que en el prólogo se señala que sigue interesado en Emily (Diaz), ya que salieron juntos, y que se muestra tirante e irónico con Matt, un sentimiento totalmente recíproco.
Sin embargo, en uno de los típicos giros de la temática, se descubre que la condición de verdadero villano la ostenta Chuck (Kyle Chandler), el jefe directo de Emily y Matt. La aparente muerte accidental de la pareja provocó su caída en desgracia en la CIA, y cuando se entera de que han mantenido una tapadera, orquesta un plan para conseguir la llave maestra, venderla al mejor postor y de paso vengarse de sus colegas.
Una estrategia que comienza fingiendo su propia muerte cuando llama a la puerta de los antiguos espías y les advierte de que están en peligro. Justo entonces unos asaltantes le disparan al cuello (un suceso fake).
La familia, con los hijos fuertemente contrariados al comprobar las habilidades letales que ocultaban sus progenitores, deja Estados Unidos y se marcha a Inglaterra, donde vive la madre de Emily, una vieja figura del MI6, personaje a cargo de una exagerada y divertida Glenn Close. Requieren su ayuda, y aparte fue en sus terrenos donde Matt escondió la llave maestra.
Después de que Chuck y sus esbirros les arrebaten la llave y secuestren a los niños, el villano inutiliza la presa del río Támesis para que los interesados en comprar la pieza vean de primera mano su capacidad destructora. Por suerte, los exagentes, con la inestimable colaboración de la madre de Emily y de su peculiar novio (mucho más joven), resuelven la delicada situación.
Gordon recrea el final feliz con la familia de nuevo en Estados Unidos, y con la abuela y su novio de visita. Juntos celebran que la hija mayor marque un gol decisivo en un partido de fútbol escolar, con Matt como entrenador, por cierto. La madre les dice a Emily y a Matt que se vayan a pasar tiempo juntos, que ella y Nigel se quedan con los chicos.
La doble revelación en el coche
Y aquí viene la escena final: contentos porque van a poder descansar, entran en su coche, en cuyos asientos delanteros les espera por sorpresa Baron. El británico, que en el proceso comprueba que no querían quedarse con la llave (la razón real por la que buscaba arrestarlos), reaparece para el clásico momento de la nueva misión.
Baron les advierte de que no han encontrado el cadáver de Chuck (Kyle Chandler), lo que quiere decir que posiblemente regresará. Por si fuera poco, el representante del MI6 les comenta que quiere reclutar a otro miembro de la familia, en concreto al padre de Emily, personaje omitido hasta ese instante. Al no mencionarse en ningún momento, el espectador pensaba que había fallecido. De hecho, ni Matt sabía nada de su suegro. "¿No te he hablado de él?", le pregunta Emily para intentar quitarle hierro al asunto, a lo que su marido responde girando la cabeza.
De vuelta a la acción da a entender que, al igual que la madre (Ginny), el padre es una persona más que familiarizada con el mundo del espionaje. De salir adelante, queda claro que la secuela se centrará en la entrada en escena del padre, en su destreza profesional, en su relación con Emily y en el trabajo que ella y Matt tendrán que realizar junto a él.
Dado el perfil reflejado por Glenn Close, ya han empezado las elucubraciones sobre los actores que encajarían en el papel de su expareja. Si Gordon extendiera el factor británico, no resulta descabellado un antiguo James Bond. ¿Pierce Brosnan? ¿Timothy Dalton?
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