El Instituto Valenciano de Arte Moderno ( IVAM ), que en otros tiempos fue un faro de referencia para la cultura contemporánea, hoy se parece más a un edificio fantasmal. Salas cerradas, una programación medio improvisada y un eco de pasos que resuena en lugares donde antes latía el pulso de la ciudad. No es que falte el público; es que falta un proyecto que lo convoque. Esta no es una anécdota aislada, sino el síntoma visible de una gestión cultural que ha perdido el rumbo. Ha pasado un año tras la ruptura del pacto valenciano entre PP y VOX, ahora los populares están solos. Cuando la cultura quedó en manos de VOX hubo muchas críticas. Aquello duró once meses...
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