¿Buscas el encanto de Praga pero sin las hordas de turistas? Prueba con Liubliana
Un imponente castillo se eleva sobre una ciudad sombría. Los turistas pasean por un elegante puente sobre un río serpenteante mientras los taberneros llenan vasos altos con cervezas cristalinas y espumosas. La charla en varios idiomas de los cafés se funden con las notas de los músicos callejeros que tocan en una plaza barroca. Parece Praga, la ciudad europea de cuento de hadas más famosa del...
Un imponente castillo se eleva sobre una ciudad sombría. Los turistas pasean por un elegante puente sobre un río serpenteante mientras los taberneros llenan vasos altos con cervezas cristalinas y espumosas. La charla en varios idiomas de los cafés se funden con las notas de los músicos callejeros que tocan en una plaza barroca. Parece Praga, la ciudad europea de cuento de hadas más famosa del momento, pero estamos en Liubliana, la compacta capital de Eslovenia. Y lo cierto es que esta encantadora urbe desprende el mismo ambiente, la misma atmósfera que su gran rival pero con muchos menos turistas. Mientras que la capital checa acogió a 7,44 millones de visitantes en 2023, Liubliana sólo recibió a 1,1 millones. Y esto es algo bueno: muchos menos rivales contra los que pelear por conseguir una mesa de restaurante o atascar sus históricas calles.
“Liubliana está repleta de edificios, cafés y parques de la misma belleza, pero no hay que luchar contra enormes multitudes de turistas como en Praga. Es una pequeña metrópolis con un gran potencial”, dice Jana Krasna, guía turística de Praga que conoce bien ambas ciudades.
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El carácter medieval de Liubliana es similar al de Praga
Ambas ciudades formaron parte del Imperio Austrohúngaro, por lo que las similitudes pueden apreciarse al explorar los barrios de Liubliana. Al igual que en el Malá Strana en Praga, el barrio de Krakovo en Liubliana conserva un carácter medieval. Antaño hogar de los pescadores y hortelanos de la ciudad, sus estrechas calles aún conservan huertos urbanos entre sus antiguas casas adosadas. Al mismo tiempo, la calle Miklošičeva y las avenidas circundantes muestran el patrimonio Art Nouveau de Liubliana, rivalizando con los famosos ejemplos de Praga que comparten ese mismo estilo arremolinado. Los visitantes no pueden perderse el edificio del Banco Cooperativo, una bomba de color de intensos corales y azules. Otros monumentos modernistas son la Caja Municipal de Ahorros y la Casa Hauptmann.
Un arquitecto esloveno que ha dejado su magistral huella en ambas ciudades
Pero los paralelismos no acaban aquí. Al igual que el río Moldava de Praga fluye bajo los vanos góticos del Puente de Carlos, el río Ljubljanica de Liubliana, bordeado de sauces, pasa bajo el Puente Triple que da servicio a la ciudad más pequeña. El arquitecto Jože Plečnik, muy querido en Liubliana, recibió el encargo de rediseñar uno de los primeros vanos en la década de 1930, y su obra maestra ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, al igual que el resto de sus edificios en la ciudad. Plečnik imprimió a Liubliana un carácter distintivo al combinar elementos clásicos con toques modernistas en numerosos monumentos. Su obra incluye la Biblioteca Nacional y Universitaria, con su espectacular escalera de mármol negro, y partes del Mercado Central de la ciudad en las plazas de Vodnikov trg y Pogačarjev trg. No ajeno a Praga, Plečnik dejó su impronta en ambas capitales y ayudó a restaurar el Castillo de Praga, al tiempo que confería a Liubliana su carácter arquitectónico distintivo.
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Historia del castillo de Liubliana, vistas panorámicas y gastronomía de altura
Puede que la ciudadela de Liubliana, situada en lo alto de una colina, no iguale en tamaño a la fortaleza de Praga, pero su posición en lo alto de un promontorio le confiere un poder simbólico similar sobre la ciudad. Habitado desde la Edad de Bronce, se construyó por etapas a lo largo de varios siglos, a partir del siglo XI. Su forma actual data del siglo XV y fue restaurado en 1980. Sube la colina a pie o en funicular para contemplar las vistas panorámicas de los tejados rojos del casco antiguo y los Alpes Julianos.
El bar de vinos del castillo ofrece algunas de las mejores vistas del casco antiguo. “Es mágico, el lugar más romántico para tomarse una copa de vino espumoso esloveno”, dice Simona Skubic, una experta guía que habla inglés. Los visitantes pueden concertar una visita guiada a través del sitio web de Visit Ljubljana.
El castillo también alberga una fascinante exposición sobre la historia de Eslovenia, pero a diferencia de en la fortaleza de Praga, aquí existen más opciones de ocio: los visitantes pueden disfrutar de íntimos conciertos de jazz o cenar en la Torre del Arquero de Strelec. El restaurante, galardonado con una estrella Michelin, ofrece un menú cambiante a base de productos locales y carnes maridadas con vinos regionales. Según Skubic, “la comida es exquisita; se merece su estrella”.
Mercados, cafeterías y cerveza artesanal de Liubliana
Este tipo de gastronomía forma parte de un panorama gastronómico más amplio, que se experimenta mejor a ras de suelo. “El Mercado Central es el estómago de Liubliana”, afirma Skubic. “No es un lugar turístico, sino el sitio al que acuden los lugareños para comprar quesos frescos, carnes y productos como la lechuga de nuestra ciudad, cultivada en granjas locales”.
Desde mediados de marzo hasta octubre, vecinos y visitantes se reúnen los viernes en la llamada “Cocina Abierta”. Esta plaza del mercado se transforma en un festival gastronómico al aire libre presidido por un número rotatorio de chefs que preparan desde platos tradicionales hasta fusión contemporánea, muchos de ellos procedentes de famosos agricultores eslovenos. El Mercado Cubierto de Plečnik, un edificio de dos plantas con columnas, es el lugar ideal para comprar productos eslovenos como miel y aceites de oliva y de semillas de calabaza.
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El encanto de los cafés de Liubliana rivaliza con el de Praga, especialmente en las calles adoquinadas del casco antiguo. En el Café Čokl, los baristas sirven granos de origen único en un edificio histórico en el que su tostadero impregna el aire con el olor de los granos tostados. Y si buscas la grandeza del Viejo Mundo, prueba con el Grand Hotel Kavarna Union, de 1905. En su día acogió a generales austriacos, cortesanas y periodistas bajo lámparas de cristal. Ahora, las matriarcas se reúnen para saborear sus tazas en el desaparecido esplendor vienés mientras sus nietos se congregan en Stow, un café hipster en el Museo de la Ciudad. Para ambas generaciones, la visita al café suele hacerse con calma y sin prisas: “Los eslovenos bebemos mucho café, somos el número uno en consumo de café en Europa del Este”, dice Skubic. Y no tenemos Starbucks, ni uno solo. En su lugar, nos reunimos con amigos. Hablamos. Nos tomamos nuestro tiempo”.
Cuando las pausas para el café dan paso a las tardes, la escena de la cerveza artesanal de Liubliana toma el relevo. En Pritličje, un café-bar-centro cultural, estudiantes y profesionales se mezclan tomando pintas de cervecerías locales como Tektonik y Loo-blah-nah, esta última bautizada con descaro para ayudar a los visitantes a pronunciar el nombre de la ciudad (en inglés, fonéticamente suena igual). Pide la hamburguesa de la casa con ajvar (un condimento a base de pimiento rojo) para comprobar el modo en que Liubliana mezcla tradición con la cocina internacional. Un DJ nocturno pincha hasta las 2 de la madrugada. Para un ambiente más animado, dirígete a Metelkova, un antiguo cuartel militar transformado en un centro cultural salpicado de grafitis donde el arte callejero, los bares y las actuaciones musicales atraen a una mezcla de público tanto homosexual como heterosexual.
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Dónde alojarse
Si planeas visitar Liubliana, los viajeros a los que le gusten los entornos lujosos deberían alojarse en el Intercontinental Ljubljana, de cinco estrellas y 165 habitaciones, con vistas a los Alpes y una ubicación céntrica privilegiada. Si lo que buscas es encanto a pequeña escala, el Vander Urbani, de 16 habitaciones y situado en el casco antiguo, cuenta con una piscina en la azotea y un ambiente de boutique.
April1550 ejemplifica la escala íntima y el toque personal de Liubliana. Ubicado en uno de los edificios más antiguos de la ciudad (data de 1550, como sugiere su nombre), este hotel boutique de ocho habitaciones combina las vigas de madera y las paredes de piedra originales con comodidades contemporáneas.
Situado en Stari trg (Plaza Vieja), en el corazón de Liubliana, cada habitación presenta una decoración única que combina la artesanía eslovena con el diseño moderno. Y los huéspedes duermen a pierna suelta. La mayoría de los coches están prohibidos en el distrito central de Liubliana, lo que no es de extrañar en una nación nombrada por National Geographic como uno de los países más sostenibles del mundo.
“Estás en el centro de la ciudad, donde las pisadas suenan más que los motores”, dice Skubic. “Es como viajar en el tiempo a algo más sencillo. Sin prisas. Tómate tu tiempo. Siéntate junto al río y pide un café o un vino, no te juzgaremos. Liubliana tiene el corazón de una gran ciudad, pero el alma de un pueblo pequeño”.