Parece ser que el último grito en temas de bienestar y salud entre los gurús de Silicon Valley y otros tech bros en busca del Shangri-La físico y mental consiste en sumergirse, de buena mañana, en un cubo de agua helada. Así, sin pensárselo demasiado, gente aparentemente funcional se mete hasta la barbilla de manera voluntaria en un tanque de agua congelada para arrancar el día en plenitud de facultades. Se supone que los beneficios para la salud de esta práctica son múltiples: el cuerpo, al verse en una situación de alerta, acude al rescate activando distintos mecanismos, reduciendo así la inflamación, mejorando el flujo sanguíneo y activando la grasa parda. Por si madrugar no fuera ya suficientemente duro, el...
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