Una madre logra que su hijo pueda comer vegano en el colegio y moviliza a la Administración: "Es un éxito para el colectivo"
Su experiencia ha reabierto el debate en torno a la inclusión alimentaria en los colegios y ha llevado al Govern balear a impulsar un grupo de trabajo para estudiar la posibilidad de introducir la alimentación cien por cien vegetal en los comedores. "El veganismo no es una moda pasajera", subrayan los animalistas“Mi hijo no quiere comer animales”: la batalla de una madre para que el colegio le ofrezca un menú vegano La batalla de una madre por que su hijo pueda comer en el colegio una alimentación libre de crueldad animal ha dado sus frutos. Su experiencia ha reabierto el debate en torno a la inclusión alimentaria en las escuelas en un contexto en el que cada vez más familias adoptan una forma de vida vegana ya sea por motivos éticos, de salud o medioambientales y, tras más de un año, Gracia Osuna ha logrado que el menor, de cuatro años, pueda llevar sus propias fiambreras al CEIP Rafal Vell (Palma) -donde estudia- con un menú adaptado para él. Un éxito que, además, ha llevado al Govern balear a poner en marcha un grupo de trabajo, integrado por las Consellerias de Educación, Agricultura y Salud, dirigido a estudiar la posibilidad de introducir alternativas cien por cien vegetales en los colegios escolares. De acuerdo con los datos que maneja la asociación Feumve (Familias Unidas por un Menú Vegano), este tipo de menú únicamente se encuentra reconocido en dos comunidades autónomas: Catalunya y la Comunitat Valenciana. De hecho, tampoco existe una ley estatal que establezca que los centros escolares, sean estos públicos o concertados, incluyan la opción de un menú vegano. En Balears, los pliegos de contratación de los comedores recogen que sí que deben modificarse los menús por motivos sanitarios, así como por “motivos culturales”, sin hacer mención en este caso al veganismo. La normativa no obliga, por tanto, a cambiar el menú escolar en caso de que un vegano así lo solicite. Ahora, después de un año de seguimiento diario del bienestar del niño durante el servicio de comedor escolar y de consultas con Comedores Escolares y Seguridad Alimentaria, el CEIP Rafal Vell, que hasta el momento había ofrecido únicamente la opción del menú musulmán (sustituyendo el cerdo por otro tipo de carne), ha accedido finalmente a permitirle que pueda llevar sus propios tapers con alimentos elaborados en casa. “Es un éxito para el colectivo vegano”, celebra Osuna, quien, en declaraciones a elDiario.es, se muestra visiblemente satisfecha con el acuerdo alcanzado con el centro educativo: “Mi máximo interés era encontrar una solución para mi hijo. Agradezco que el centro escolar haya decidido dar un paso adelante hacia la diversidad”. Mi máximo interés era encontrar una solución para mi hijo. Agradezco que el centro escolar haya decidido dar un paso adelante hacia la diversidad Gracia Osuna — Madre del niño vegano Tal como explica -y ha confirmado el propio colegio a este medio-, el centro le ha ofrecido dos alternativas: elegir el menú escolar y poner la carne aparte o llevar un táper con comida cien por cien vegetal. “Nosotros queríamos que el niño siguiera comiendo del comedor, porque le gusta la comida del cole, pero sin carne. Al final, viendo que un día había canelones y no le iban a poder retirar la carne, o que otro día iba a haber pasta boloñesa, me dijeron que podía llevar su propia fiambrera sin problema”, explica Gracia. La madre del menor ya explicó a este diario que su hijo “tiene contacto directo con especies de animales que se usan para consumo humano desde su nacimiento”: “Desde las vacaciones de Navidad decía que no quería comer animales (como varias referentes en su familia y entorno cercano), y salía del cole confundido porque no había podido quitar toda la carne de la boloñesa de la pasta o porque había tomado caldo de pescado”. Sin embargo, a pesar de la creciente demanda y de la concienciación existente en torno a ello, numerosos centros educativos se muestran reacios a incorporar en sus comedores una alimentación cien por cien vegetal escudándose en la baja demanda o en la imposibilidad de procurar un menú equilibrado utilizando únicamente ingredientes veganos. El colegio alega que su comedor “no permite diversificar los menús” Tras la decisión adoptada por la familia del niño, desde la Asociación de Familias de Alumnos (AFA) del Rafal Vell aseguran a elDiario.es que respetan “absolutamente el veganismo o el vegetarianismo”, si bien las condiciones de su comedor no permiten diversificar los menús más allá de lo previsto por la normativa. La Ley 17/2011, de 5 de julio, de seguridad alimentaria y nutrición prevé que, en caso de que un comedor no pueda hacer una adaptación concreta por motivaciones de salud, se pueda optar por que lleve una fiambrera de casa. “A pesar de que el veganismo no entra
Su experiencia ha reabierto el debate en torno a la inclusión alimentaria en los colegios y ha llevado al Govern balear a impulsar un grupo de trabajo para estudiar la posibilidad de introducir la alimentación cien por cien vegetal en los comedores. "El veganismo no es una moda pasajera", subrayan los animalistas
“Mi hijo no quiere comer animales”: la batalla de una madre para que el colegio le ofrezca un menú vegano
La batalla de una madre por que su hijo pueda comer en el colegio una alimentación libre de crueldad animal ha dado sus frutos. Su experiencia ha reabierto el debate en torno a la inclusión alimentaria en las escuelas en un contexto en el que cada vez más familias adoptan una forma de vida vegana ya sea por motivos éticos, de salud o medioambientales y, tras más de un año, Gracia Osuna ha logrado que el menor, de cuatro años, pueda llevar sus propias fiambreras al CEIP Rafal Vell (Palma) -donde estudia- con un menú adaptado para él. Un éxito que, además, ha llevado al Govern balear a poner en marcha un grupo de trabajo, integrado por las Consellerias de Educación, Agricultura y Salud, dirigido a estudiar la posibilidad de introducir alternativas cien por cien vegetales en los colegios escolares.
De acuerdo con los datos que maneja la asociación Feumve (Familias Unidas por un Menú Vegano), este tipo de menú únicamente se encuentra reconocido en dos comunidades autónomas: Catalunya y la Comunitat Valenciana. De hecho, tampoco existe una ley estatal que establezca que los centros escolares, sean estos públicos o concertados, incluyan la opción de un menú vegano. En Balears, los pliegos de contratación de los comedores recogen que sí que deben modificarse los menús por motivos sanitarios, así como por “motivos culturales”, sin hacer mención en este caso al veganismo. La normativa no obliga, por tanto, a cambiar el menú escolar en caso de que un vegano así lo solicite.
Ahora, después de un año de seguimiento diario del bienestar del niño durante el servicio de comedor escolar y de consultas con Comedores Escolares y Seguridad Alimentaria, el CEIP Rafal Vell, que hasta el momento había ofrecido únicamente la opción del menú musulmán (sustituyendo el cerdo por otro tipo de carne), ha accedido finalmente a permitirle que pueda llevar sus propios tapers con alimentos elaborados en casa. “Es un éxito para el colectivo vegano”, celebra Osuna, quien, en declaraciones a elDiario.es, se muestra visiblemente satisfecha con el acuerdo alcanzado con el centro educativo: “Mi máximo interés era encontrar una solución para mi hijo. Agradezco que el centro escolar haya decidido dar un paso adelante hacia la diversidad”.
Mi máximo interés era encontrar una solución para mi hijo. Agradezco que el centro escolar haya decidido dar un paso adelante hacia la diversidad
Tal como explica -y ha confirmado el propio colegio a este medio-, el centro le ha ofrecido dos alternativas: elegir el menú escolar y poner la carne aparte o llevar un táper con comida cien por cien vegetal. “Nosotros queríamos que el niño siguiera comiendo del comedor, porque le gusta la comida del cole, pero sin carne. Al final, viendo que un día había canelones y no le iban a poder retirar la carne, o que otro día iba a haber pasta boloñesa, me dijeron que podía llevar su propia fiambrera sin problema”, explica Gracia.
La madre del menor ya explicó a este diario que su hijo “tiene contacto directo con especies de animales que se usan para consumo humano desde su nacimiento”: “Desde las vacaciones de Navidad decía que no quería comer animales (como varias referentes en su familia y entorno cercano), y salía del cole confundido porque no había podido quitar toda la carne de la boloñesa de la pasta o porque había tomado caldo de pescado”. Sin embargo, a pesar de la creciente demanda y de la concienciación existente en torno a ello, numerosos centros educativos se muestran reacios a incorporar en sus comedores una alimentación cien por cien vegetal escudándose en la baja demanda o en la imposibilidad de procurar un menú equilibrado utilizando únicamente ingredientes veganos.
El colegio alega que su comedor “no permite diversificar los menús”
Tras la decisión adoptada por la familia del niño, desde la Asociación de Familias de Alumnos (AFA) del Rafal Vell aseguran a elDiario.es que respetan “absolutamente el veganismo o el vegetarianismo”, si bien las condiciones de su comedor no permiten diversificar los menús más allá de lo previsto por la normativa. La Ley 17/2011, de 5 de julio, de seguridad alimentaria y nutrición prevé que, en caso de que un comedor no pueda hacer una adaptación concreta por motivaciones de salud, se pueda optar por que lleve una fiambrera de casa. “A pesar de que el veganismo no entra dentro de estas motivaciones, hemos consultado con Seguridad Alimentaria, que nos ha respondido que era posible optar por esta solución”, subrayan.
La AFA especifica, de este modo, que ha ofrecido dos alternativas a la familia. La primera, dar al niño la opción de elegir, separando siempre que fuera posible los elementos de origen animal del resto de alimentos para facilitar que “la elige de forma consciente”. “Hay que tener en cuenta que tiene cuatro años y así le permitimos elegir, como nos pidió en principio la familia. Surge de la constatación de que el niño come bien en nuestro servicio, a menudo repite de aquello que elige comer y queda satisfecho y contento, así como de la idea de que un niño tan pequeño puede aún vacilar en sus decisiones morales”, señalan.
La otra opción es la finalmente elegida por la familia: llevar una fiambrera a la escuela. “Entendemos en este caso que es un uso excepcional, justificado por un informe psicológico que nos informa sobre el estado particular de este niño y que responsabiliza a la familia de la comida, así como de la calidad alimentaria y la variación de menús, que se tiene que adecuar en la medida posible al de la escuela”, señalan desde la AFA. En concreto, hace referencia al dictamen que aportó la madre del menor, elaborado por una psicóloga especializada, que determinó que el veganismo “no está teniendo un impacto en la salud mental” del menor, como sí podría tenerlo el hecho de que no se le respete. “Él ya ha comenzado a verbalizar que no quiere comer animales y, forzarle a comerlos, siendo consciente de lo que implica, puede ser traumático”, asevera la psicóloga.
El hecho de que el niño lleve una fiambrera significa, según las familias de los alumnos, que el centro educativo se responsabilice de refrigerar y calentar la comida, así como de controlar durante el servicio (el niño cursa P4, es decir, infantil de 4 años) que “no haya ningún tipo de contaminación cruzada entre esta comida (que no pasa por los controles de trazabilidad, etc., del centro) y lo que consume el resto de niños”.
“Entendemos que el uso de fiambreras en el comedor escolar tiene que ser siempre excepcional, dado que rompe con la equidad del servicio y su integración dentro del modelo de escuela, pero en este caso es fruto de una elección de la familia ante un caso particular”, aclaran, aseverando que el comedor del CEIP Rafal Vell es “un caso especial” por varios motivos: desde su creación hace 40 años está “plenamente integrado en el proyecto educativo de centro y, por lo tanto, no es solo un dispensador de comer”; está gestionado por las familias, que contratan a los profesionales que se hacen cargo, entre ellos la nutricionista, y hacen seguimiento de los menús, proyectos, etc, además de dar cobertura diaria a más de 250 niños, “frente a la mayoría de escuelas públicas, que tienen números mucho más bajos de comensales”.
Entendemos que el uso de fiambreras en el comedor escolar tiene que ser siempre excepcional, dado que rompe con la equidad del servicio y su integración dentro del modelo de escuela, pero en este caso es fruto de una elección de la familia ante un caso particular
“Se trata de un proyecto indispensable para la escuela, que forma parte de la identidad misma del centro, y muy bien valorado por las familias y los exalumnos”, incide el centro acerca de su comedor. Una especificidad, recalca, que “hace más compleja la diversificación de menús no previstos en la normativa”. Para contextualizar este hecho, la Asociación considera que es importante conocer bien qué son los comedores escolares. “En Balears, como en muchas otras comunidades, la mayoría de comedores dependen de grandes empresas de catering. Estas ofrecen más variación de menús que las cocinas particulares in situ. En el CEIP Rafal Vell se opta por un servicio de comedor con cocina in situ gestionado por profesionales contratados directamente por la Asociación de Familias”. Un servicio alternativo al modelo industrial, recalcan, pero que “permite integrar el servicio de comedor y otros servicios complementarios en el proyecto educativo de centro”.
Frente a la postura del centro acerca de las dificultades de adaptar sus menús, Enrique Gimeno, representante del colectivo animalista Satya Animal, admite “sorpresa”: “No entendemos la dificultad técnica de sustituir carne o pescado por unos garbanzos o lentejas. Y nos gustaría que nos explicasen qué instalaciones y qué maquinaria están solicitando específicamente para compararlo con las cocinas de otros centros similares en los que sirven menús basados en plantas sin ninguna dificultad”, apunta en declaraciones a elDiario.es. “Realmente nos suena a un argumento muy similar al de que es más caro un menú vegano”, incide, matizando que los vegetales, las legumbres y el propio tofu “son más baratos que cualquier otra carne o pescado. Entendemos que no deja de ser un argumento fácil de debatir y que no, no aceptamos como válido”.
Inclusión del veganismo en los comedores escolares
El caso de Gracia Osuna ha llevado a la Administración balear a plantear la posibilidad de introducir el veganismo como “motivo cultural” para poder modificar los menús a petición de las familias, para lo cual ha puesto en marcha una mesa en la que participan las Consellerias de Educación, Agricultura y Salud, tal como anunció este lunes el secretario autonómico de Desarrollo Educativo, Mateu Súñer. Al ser preguntado en rueda de prensa sobre el acuerdo alcanzado en el CEIP Rafal Vell, Súñer aseveró que se trata de un caso “muy concreto y muy puntual” en el que se ha podido aplicar la normativa sanitaria, que “permite llevar fiambreras en casos excepcionales”, un hecho que, además, debe autorizar el propio centro.
Con todo, el secretario autonómico afirma que el nuevo grupo de trabajo discutirá todo lo relacionado con los comedores escolares y, entre otros aspectos, estudiará modificar la normativa que prevé que se puedan modificar los menús por “motivos culturales” para introducir el veganismo como una de esas excepciones. Súñer señala que, el hecho de que este apartado de la Ley esté redactado de forma genérica “da lugar a muchas interpretaciones”. “En su momento se hizo más enfocado a aspectos religiosos, pero ahora sí que debe valorarse, junto a Sanidad y Agricultura”, perfilar y detallar cuáles son esos aspectos culturales. Es el trabajo que haremos. Debemos avanzar en encontrar una solución“, sentencia.
El Govern balear ha impulsado un grupo de trabajo que discutirá todo lo relacionado con los comedores escolares y, entre otros aspectos, estudiará modificar la normativa que prevé que se puedan cambiar los menús por “motivos culturales” para introducir el veganismo como una de esas excepciones. "En su momento se hizo más enfocado a aspectos religiosos, pero ahora sí que debe valorarse, junto a Sanidad y Agricultura, perfilar y detallar cuáles son esos aspectos culturales", señala el secretario autonómico de Desarrollo Educativo, Mateu Súñer
Satya Animal, a favor de un entorno escolar “inclusivo”
En este sentido, Satya Animal aboga por incluir el veganismo como motivo cultural en la alimentación escolar y considera un éxito colectivo animalista el hecho de que la Conselleria de Educación haya comenzado a considerar la posibilidad de establecer menús cien por cien vegetales en los colegios. “Aunque [el logro de Osuna] se ha visto como un caso aislado, representa un avance significativo para el colectivo animalista y vegano, que ha ido creciendo en las últimas décadas debido a la creciente conciencia sobre el bienestar animal”, señalan desde el colectivo.
La entidad considera “crucial” considerar el veganismo, “al menos, al mismo nivel que una cuestión religiosa”, debido a que “ambas decisiones alimentarias vienen dadas por motivaciones voluntarias derivadas del libre pensamiento y creencias personales”. Asimismo, asevera que en el caso del veganismo “cabe destacar la evidencia científica” así como también el hecho de que “organismos como la OMS reconocen este tipo de dieta como equilibrada y saludable”.
Aunque [el logro de Osuna] se ha visto como un caso aislado, representa un avance significativo para el colectivo animalista y vegano, que ha ido creciendo en las últimas décadas debido a la creciente conciencia sobre el bienestar animal
Este enfoque, añaden desde el colectivo animalista, “no solo beneficia a los niños que no comen productos animales por motivos éticos, sino que también promueve un entorno escolar inclusivo que respeta la diversidad de convicciones y estilos de vida”, dado que, subrayan, la inclusión del veganismo en el ámbito escolar “refleja un cambio en la percepción social hacia la alimentación basada en plantas, que es cada vez más valorada por su impacto positivo en los animales, la salud y el medio ambiente”.
Por este motivo, consideran “muy valorable” que Educación, Salud y Agricultura hayan decidido estudiar la implementación de medidas que aseguren que el veganismo sea reconocido como un motivo cultural, toda vez que consideran que permitir que las familias puedan llevar fiambreras con alimentos adaptados sólo bajo la elección del centro escolar “es un inicio, pero no debe ser la única solución viable”. Satya Animal confía en que las instituciones recojan el testigo de esta propuesta y trabajen en introducir opciones veganas en todos los centros educativos, transformando la alimentación en “un espacio de respeto y diversidad”. “El veganismo no es una moda pasajera, sino un movimiento creciente que busca generar conciencia sobre la importancia de una alimentación ética y sostenible”, sentencian.