Una IA "nacional" que simplifique los trámites burocráticos es una excelente idea. El problema es si España puede implementarla

Imaginemos por un momento una IA que... Comprenda la diferencia entre un certificado de residencia y uno de empadronamiento. Sepa por qué seguimos necesitando el libro de familia aunque ya no se emita. Entienda la diferencia entre una vida laboral y un informe de bases de cotización. O por qué a veces necesitamos una fe de vida y otras un certificado de defunción. Y pueda explicarnos si necesitamos un poder notarial o basta con una autorización simple. En definitiva: que pueda guiarnos a través del laberinto de formularios, plazos y requisitos que conforman nuestra deprimente burocracia. ALIA, el nuevo modelo de IA del Gobierno, promete exactamente eso. Un sistema entrenado con documentación administrativa española para ayudarnos con nuestros trámites. La teoría es impecable. La práctica, preocupante. El presupuesto inicial es de 10 millones de euros. Es decor, lo que las grandes tecnológicas gastan en IA en dos días. Tener el superordenador MareNostrum 5 en Barcelona ayuda, pero desarrollar IA requiere mucho más que potencia de cómputo. En Xataka El Ministerio de Ciencia ha cancelado las ayudas para desarrollar la IA. Los científicos exigen una explicación Los tropiezos en el lanzamiento son síntomas preocupantes. El código es "abierto" pero inaccesible. La web falla en algunos aspectos básicos, como un captcha que no aparece. Son detalles técnicos, cierto, pero en tecnología los detalles importan. Son síntomas de una implementación apresurada. Los casos piloto elegidos también generan dudas. Un chatbot para la Agencia Tributaria. Tiene mucho sentido algo que nos ayude a entender mejor nuestras obligaciones fiscales, pero necesitamos saber exactamente con qué está siendo entrenado y cómo. Una IA alimentada exclusivamente con documentación administrativa puede perpetuar la misma complejidad burocrática que pretende simplificar. Un sistema de diagnóstico cardíaco. Suena prometedor, pero es complicado entender por qué empezar por algo tan delicado y complejo en lugar de hacerlo con tareas más básicas y menos arriesgadas. El potencial es innegable. Imagina preguntar "¿Qué ayudas puedo solicitar para rehabilitar mi vivienda?" y recibir un análisis completo de todas las subvenciones disponibles –europeas, estatales, autonómicas y municipales– considerando tu situación específica y los requisitos técnicos. O mejor: que te alerte cuando seas elegible para ayudas que desconocías y te guíe paso a paso por el proceso de solicitud, explicando cada término técnico y anticipando la documentación que necesitarás. Pero la historia de innovación tecnológica en la administración española exige cautela. Una mala implementación en IA no solo desperdicia recursos: genera frustración y desconfianza. Hacia la administración y hacia la IA. El éxito de ALIA dependerá de tres factores críticos: Una inversión realista (los 150 millones adicionales anunciados para el sector empresarial son un comienzo, pero probablemente se necesite más). Una implementación gradual y cuidadosa que priorice casos de uso básicos antes de aventurarse en aplicaciones complejas. Una transparencia total sobre datos de entrenamiento y resultados. Una IA que simplifique nuestra burocracia no es un lujo, a estas alturas es casi una necesidad. Pero solo si la implementación está a la altura de la idea. En Xataka | Barcelona se ha convertido en un inesperado e inquietante hub tecnológico. Uno lleno de startups de spyware Imagen destacada | ALIA, Xataka con Mockuuups Studio - La noticia Una IA "nacional" que simplifique los trámites burocráticos es una excelente idea. El problema es si España puede implementarla fue publicada originalmente en Xataka por Javier Lacort .

Jan 21, 2025 - 10:55
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Una IA "nacional" que simplifique los trámites burocráticos es una excelente idea. El problema es si España puede implementarla

Una IA "nacional" que simplifique los trámites burocráticos es una excelente idea. El problema es si España puede implementarla

Imaginemos por un momento una IA que...

  • Comprenda la diferencia entre un certificado de residencia y uno de empadronamiento.
  • Sepa por qué seguimos necesitando el libro de familia aunque ya no se emita.
  • Entienda la diferencia entre una vida laboral y un informe de bases de cotización.
  • O por qué a veces necesitamos una fe de vida y otras un certificado de defunción.
  • Y pueda explicarnos si necesitamos un poder notarial o basta con una autorización simple.

En definitiva: que pueda guiarnos a través del laberinto de formularios, plazos y requisitos que conforman nuestra deprimente burocracia.

ALIA, el nuevo modelo de IA del Gobierno, promete exactamente eso. Un sistema entrenado con documentación administrativa española para ayudarnos con nuestros trámites. La teoría es impecable. La práctica, preocupante.

El presupuesto inicial es de 10 millones de euros. Es decor, lo que las grandes tecnológicas gastan en IA en dos días. Tener el superordenador MareNostrum 5 en Barcelona ayuda, pero desarrollar IA requiere mucho más que potencia de cómputo.

Los tropiezos en el lanzamiento son síntomas preocupantes. El código es "abierto" pero inaccesible. La web falla en algunos aspectos básicos, como un captcha que no aparece. Son detalles técnicos, cierto, pero en tecnología los detalles importan. Son síntomas de una implementación apresurada.

Los casos piloto elegidos también generan dudas.

  1. Un chatbot para la Agencia Tributaria. Tiene mucho sentido algo que nos ayude a entender mejor nuestras obligaciones fiscales, pero necesitamos saber exactamente con qué está siendo entrenado y cómo. Una IA alimentada exclusivamente con documentación administrativa puede perpetuar la misma complejidad burocrática que pretende simplificar.
  2. Un sistema de diagnóstico cardíaco. Suena prometedor, pero es complicado entender por qué empezar por algo tan delicado y complejo en lugar de hacerlo con tareas más básicas y menos arriesgadas.

El potencial es innegable. Imagina preguntar "¿Qué ayudas puedo solicitar para rehabilitar mi vivienda?" y recibir un análisis completo de todas las subvenciones disponibles –europeas, estatales, autonómicas y municipales– considerando tu situación específica y los requisitos técnicos. O mejor: que te alerte cuando seas elegible para ayudas que desconocías y te guíe paso a paso por el proceso de solicitud, explicando cada término técnico y anticipando la documentación que necesitarás.

Pero la historia de innovación tecnológica en la administración española exige cautela. Una mala implementación en IA no solo desperdicia recursos: genera frustración y desconfianza. Hacia la administración y hacia la IA.

El éxito de ALIA dependerá de tres factores críticos:

  1. Una inversión realista (los 150 millones adicionales anunciados para el sector empresarial son un comienzo, pero probablemente se necesite más).
  2. Una implementación gradual y cuidadosa que priorice casos de uso básicos antes de aventurarse en aplicaciones complejas.
  3. Una transparencia total sobre datos de entrenamiento y resultados.

Una IA que simplifique nuestra burocracia no es un lujo, a estas alturas es casi una necesidad. Pero solo si la implementación está a la altura de la idea.

En Xataka | Barcelona se ha convertido en un inesperado e inquietante hub tecnológico. Uno lleno de startups de spyware

Imagen destacada | ALIA, Xataka con Mockuuups Studio

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