¿Por qué Beethoven?

Aclamado como el nuevo Mozart, Beethoven se reafirmó como dueño de sí mismo; un compositor que escribía a su antojo, no para agradar. La entrada ¿Por qué Beethoven? se publicó primero en Ethic.

Jan 15, 2025 - 15:40
¿Por qué Beethoven?

No hay mucho que contar. Nació en Bonn a mediados de diciembre de 1770 (posiblemente el 16; fue bautizado al día siguiente). Su padre, tenor en la capilla del elector y profesor de violín, era un hombre rústico y desgraciado, propenso a la bebida y a la violencia. Tras la muerte de su madre, Maria Magdalena, Beethoven se trasladó a Viena. Aclamado como el nuevo Mozart, se reafirmó como dueño de sí mismo; un compositor que escribía a su antojo, no para agradar.

Patrocinado por los ricos, se enamoraba sin suerte de sus hijas. No era mal parecido. Los retratos muestran a un hombre de estatura mediana (en torno a un metro sesenta y cinco), de constitución fuerte, frente amplia y cabello abundante, oscuro y entrecano. Las mujeres le temían por su intensidad. Nunca se casó.

Beethoven es un perpetuum mobile, una propulsión continua que se lanza en múltiples direcciones

A los treinta y un años se quedó sordo y pensó en suicidarse. Desperdició tres de sus mejores años en una batalla por la custodia de un sobrino que no le proporcionaba ninguna alegría. En su creciente aislamiento, llevó la música más allá de los límites conocidos. La música, decía, «es la mediadora entre la vida espiritual y la sensual», un puente entre el cielo y la tierra. Murió a los cincuenta y seis años, en la tormentosa tarde del 26 de marzo de 1827. Su funeral congregó a la mayor multitud que Viena había visto jamás.

Beethoven: su música

Beethoven vive en sus obras. Sobre el papel nos encontramos con un creador que cuenta chistes malos y deja de escribir cuando se aburre: así decide, por ejemplo, que siete minutos son suficientes para una sonata para piano. Convierte un rutinario susurro de cuerdas en el allegretto de su Séptima Sinfonía. Una cuarta parte de sus obras más importantes son para piano solo, desde las bagatelas —literalmente, «dulces naderías»— hasta los chocantes ritmos asimétricos de su última sonata. Es un maestro de la sorpresa. El oyente, por muy familiarizado que esté con su obra, nunca está preparado para lo que sigue a continuación.

La rabia sube y baja por los pentagramas. El Concierto para violín es la guerra de una voz contra la autoridad. La «Hammerklavier» rompe pianos. El Cuarteto n.o 14, en siete movimientos, destroza la perfecta simetría de Haydn. Cada obra revela algo de la vida interior de Beethoven, desde la elevada Missa Solemnis hasta la ligera cancioncilla «Tierno amor». Partitura a partitura, nos adentramos en su inconsciente. Beethoven es un perpetuum mobile, una propulsión continua que se lanza en múltiples direcciones. Déjate sorprender, nos dice. No estés preparado.

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Si Beethoven importa, hay que contemplarlo a través del mundo de las ideas y la perpetua evolución de la interpretación.


Este texto es un fragmento de ‘¿Por qué Beethoven?‘ (Alianza Editorial), de Norman Lebrecht. 

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