Poeta, profeta, contemplativo y revolucionario, ese fue el conocido autorretrato con que Ernesto Cardenal se trataba de definir a sí mismo. Esas son las distintas o complementarias caras que cada uno de los que se acerca a su figura o a su obra tiende a destacar. Para unos fue sobre todo un activista político de izquierdas, uno de los más carismáticos de un tiempo lleno de grandes carismas; para otros un sacerdote que propugnó la teología de la liberación y ante el que se arrodilló algún obispo, como si estuviera delante de un santo; hubo otros para los que no solo fue un poeta, sino uno de los más grandes del siglo XX en español; y otros, en fin, prefieren...
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