El supuesto ‘saludo romano’ de Elon Musk jamás existió

Medios ligados al magnate tecnológico han argumentado que su polémico gesto no emulaba el saludo nazi sino un saludo romano, pero en la antigua Roma no existió ningún tipo de saludo con el brazo extendido en altoCon el brazo en alto: Elon Musk celebra la investidura de Trump con un gesto como el saludo nazi Todos los medios de comunicación y redes sociales del mundo han recogido las imágenes del saludo que realizó Elon Musk el pasado lunes, día de la toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos. Se podría argumentar que se trata de un ángulo de la cámara, pero los vídeos recogen claramente el gesto, repetido en dos ocasiones, de llevarse la mano al corazón y extender el brazo en alto. Medios ligados a Musk han argumentado que se trató en realidad de un saludo romano, no un saludo nazi. Pero ¿existió alguna vez un saludo romano? El debate sobre este gesto proviene de la fascinación incesante que la antigua Roma ha provocado a lo largo de los siglos. Donald Trump habló en su discurso de una nueva era dorada, como si fuera un Augusto redivivo. Elon Musk ha admitido su pasión por la antigua Roma y, en numerosas ocasiones, ha justificado sus ideas políticas basándose en una visión errónea de esta civilización, afirmando que la baja natalidad o los bárbaros provocaron el fin de Roma. De hecho, ha sostenido públicamente que considera a EE. UU. la Nueva Roma. Mandar callar a la romana Sin embargo, el saludo romano es una mera invención histórica del siglo XVIII. En la antigua Roma, no existió ningún tipo de saludo análogo, con el brazo extendido en alto. Probablemente, la confusión parte de imágenes como el Arringatore o El orador, una estatua etrusca datada a comienzos del siglo I a. e. c. que representa a un notable local llamado Aulo Metelo. El Arringatore. Pero este no está realizando ningún saludo, sino que extiende el brazo en un gesto habitual en la oratoria romana que se empleaba para indicar al público que el orador iba a comenzar a hablar y reclamar así silencio. De hecho, el maestro de retórica Quintiliano, que vivió en el siglo I, apuntaba que el brazo no tenía que levantarse por encima de los ojos ni por debajo del estómago. Es decir, se trata de un gesto muy estereotipado y que se enseñaba a los jóvenes aprendices de orador. Una segunda estatua, el Augusto de Prima Porta, muestra una representación del emperador Augusto (27 a. e. c.-14), en la que aparentemente puede estar realizando un saludo (la mano está reconstruida, así que son conjeturas). Sin embargo, se trata de una adlocutio o discurso a las tropas, en la que el general extiende el brazo para dirigirse a ellas, como símbolo de autoridad y para pedir silencio. No olvidemos que no existían los micrófonos, con lo que los emperadores tenían que servirse sólo de su voz para hacerse oír. La famosa escena del Sermón de la Montaña de La vida de Brian ilustra de algo muy habitual: los que estaban situados en la parte trasera no escuchaban prácticamente nada. En esa tesitura, los gestos eran importantes. Vemos una escena muy similar en una moneda del emperador Nerón (54-68), en la que se dirige a un grupo de soldados, y en la estatua ecuestre del emperador Marco Aurelio (161-180).

Jan 22, 2025 - 13:18
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El supuesto ‘saludo romano’ de Elon Musk jamás existió

El supuesto ‘saludo romano’ de Elon Musk jamás existió

Medios ligados al magnate tecnológico han argumentado que su polémico gesto no emulaba el saludo nazi sino un saludo romano, pero en la antigua Roma no existió ningún tipo de saludo con el brazo extendido en alto

Con el brazo en alto: Elon Musk celebra la investidura de Trump con un gesto como el saludo nazi

Todos los medios de comunicación y redes sociales del mundo han recogido las imágenes del saludo que realizó Elon Musk el pasado lunes, día de la toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos.

Se podría argumentar que se trata de un ángulo de la cámara, pero los vídeos recogen claramente el gesto, repetido en dos ocasiones, de llevarse la mano al corazón y extender el brazo en alto. Medios ligados a Musk han argumentado que se trató en realidad de un saludo romano, no un saludo nazi. Pero ¿existió alguna vez un saludo romano?

El debate sobre este gesto proviene de la fascinación incesante que la antigua Roma ha provocado a lo largo de los siglos. Donald Trump habló en su discurso de una nueva era dorada, como si fuera un Augusto redivivo. Elon Musk ha admitido su pasión por la antigua Roma y, en numerosas ocasiones, ha justificado sus ideas políticas basándose en una visión errónea de esta civilización, afirmando que la baja natalidad o los bárbaros provocaron el fin de Roma. De hecho, ha sostenido públicamente que considera a EE. UU. la Nueva Roma.

Mandar callar a la romana

Sin embargo, el saludo romano es una mera invención histórica del siglo XVIII. En la antigua Roma, no existió ningún tipo de saludo análogo, con el brazo extendido en alto.

Probablemente, la confusión parte de imágenes como el Arringatore o El orador, una estatua etrusca datada a comienzos del siglo I a. e. c. que representa a un notable local llamado Aulo Metelo.

El Arringatore.

Pero este no está realizando ningún saludo, sino que extiende el brazo en un gesto habitual en la oratoria romana que se empleaba para indicar al público que el orador iba a comenzar a hablar y reclamar así silencio.

De hecho, el maestro de retórica Quintiliano, que vivió en el siglo I, apuntaba que el brazo no tenía que levantarse por encima de los ojos ni por debajo del estómago. Es decir, se trata de un gesto muy estereotipado y que se enseñaba a los jóvenes aprendices de orador.

Una segunda estatua, el Augusto de Prima Porta, muestra una representación del emperador Augusto (27 a. e. c.-14), en la que aparentemente puede estar realizando un saludo (la mano está reconstruida, así que son conjeturas).

Sin embargo, se trata de una adlocutio o discurso a las tropas, en la que el general extiende el brazo para dirigirse a ellas, como símbolo de autoridad y para pedir silencio. No olvidemos que no existían los micrófonos, con lo que los emperadores tenían que servirse sólo de su voz para hacerse oír. La famosa escena del Sermón de la Montaña de La vida de Brian ilustra de algo muy habitual: los que estaban situados en la parte trasera no escuchaban prácticamente nada.

En esa tesitura, los gestos eran importantes. Vemos una escena muy similar en una moneda del emperador Nerón (54-68), en la que se dirige a un grupo de soldados, y en la estatua ecuestre del emperador Marco Aurelio (161-180).

Moneda de Nerón que representa el adlocutio.

Hay que destacar además que no hay ni una sola fuente literaria antigua que mencione ningún tipo de saludo con el brazo extendido en alto.

Orígenes de un mito

El supuesto “saludo romano” es una invención del pintor Jacques-Louis David (1748-1825) que comenzó su carrera poco antes del inicio de la Revolución francesa, en pleno neoclasicismo, es decir, un momento artístico inspirado en la antigua Roma, sobre todo ligado a las primeras excavaciones en Pompeya y Herculano.

En su cuadro el Juramento de los Horacios (1784), David representa a los tres héroes homónimos con el brazo extendido en un supuesto saludo como símbolo de unión. El artista se inventó este saludo que, de hecho, aparecerá en otros cuadros suyos, como el inacabado Juramento del Juego de Pelota (1790-1794), en el que muestra a los diputados franceses del tercer estado jurando no separarse hasta conseguir dotar a Francia de una constitución.

La historia del saludo romano tiene un segundo jalón fundamental en 1892. En ese momento se inventa el Juramento de Lealtad a la bandera de EE. UU. acompañado de ese mismo saludo (conocido como saludo Bellamy, por Francis Bellamy, la persona que lo ideó en este contexto).

Escolares haciendo el saludo Bellamy en Estados Unidos, 1915.

Fuera de este contexto, ese gesto se popularizó también gracias al teatro y al cine. En 1899 se estrenó en Broadway una versión teatral de la novela Ben-Hur, que tuvo un éxito tremendo. Varias fotografías de la representación muestran a los personajes realizando el saludo romano según había sido ideado por David.

Los actores Julia Herne, Stephen Wright, William Kelly y Rose Anthon en una representación de Ben-Hur en 1903.

La apropiación del saludo

Sin embargo, el momento determinante en este proceso es el estreno de la película muda italiana Cabiria (1914), ambientada en la segunda guerra púnica. En ella, tanto romanos como cartagineses emplean frecuentemente ese tipo de saludo. Hay que destacar la participación en ella del poeta e ideólogo Gabriele d’Annunzio (1863-1938), que escribió los títulos y dio nombre a los personajes.

La película, de hecho, es una llamada a resucitar el papel de Italia en el mundo y a exaltar su espíritu de conquista. La estética propugnada por d’Annunzio, entre la cual figura el saludo romano, fue tomada como inspiración por el líder fascista Benito Mussolini (1883-1945), quien ya en 1923 lo impuso en las escuelas italianas para saludar a la bandera. En Alemania, el partido nazi lo impuso de manera interna en 1926, a pesar de las protestas que consideraban que era una copia del saludo fascista italiano y que, por lo tanto, no era suficientemente germánico.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el saludo Bellamy se convirtió en problemático en EE. UU. ya que, si la bandera no se veía o quedaba fuera de la imagen, el gesto era exactamente igual al saludo nazi y fascista. Por lo tanto, en 1942 el Congreso de EE. UU. modificó la ley para especificar que el saludo a la bandera había que realizarlo obligatoriamente con la mano en el corazón.

El saludo desapareció de la vida política, pero no del cine. De hecho lo vemos en casi todas las películas de romanos de la segunda mitad del siglo XX: Quo Vadis (1951), Ben-Hur (1959), Espartaco (1960) y Cleopatra (1963), entre otras, como una manera de representar a Roma como un Estado militarista y autoritario. Es significativo que este tipo de saludo no aparezca en Gladiator (2000).

Tuviera lo que tuviera Elon Musk en mente el lunes, ese gesto no era un saludo romano. Saludo Bellamy, saludo fascista, saludo nazi… todos están basados en una interpretación errónea de lo que la Antigüedad romana fue y, especialmente los dos últimos, tienen unas connotaciones políticas muy claras. Aunque lo hayamos visto mil veces en el cine asociado a los romanos, se trata de un gesto moderno e históricamente incorrecto.

Cristina Rosillo López es catedrática de Historia Antigua de la Universidad Pablo de Olavide

The Conversation

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Puedes leerlo aquí.

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