‘El maestro y Margarita’ y la censura
La obra de Bulgákov habría sido considerada peligrosa para el régimen comandado por Stalin, puesto que satirizaba muchas de las realidades de la Unión Soviética en esos años. La entrada ‘El maestro y Margarita’ y la censura se publicó primero en Ethic.
El maestro y Margarita es una novela alegórica escrita entre 1928 y 1940 por Mijaíl Bulgákov, escritor ruso, además de médico y dramaturgo. Añadido al hecho de haber sido escrita durante un larguísimo periodo de tiempo (doce años, nada menos), la novela no fue publicada como libro hasta 1967, 17 años después de la muerte de Bulgákov (y no fue entonces divulgada en Rusia, sino en Francia). La publicación fue materializada gracias a los desvelos de la viuda del autor, Elena, quien también participó en la escritura de la obra. Existió, a su vez, en esos años una versión rusa clandestina que había sido previamente «amputada» por los censores soviéticos. A pesar de las dificultades e interferencias oficiales, con los años, El maestro y Margarita ha sido traducida a diferentes idiomas.
La trama del libro retrata una visita del diablo y su séquito a la Unión Soviética. El diablo, encarnado en un tal profesor Woland, desafía las creencias ateas de los ciudadanos soviéticos hacia la religión, condenando su comportamiento a lo largo del libro. En este sentido, la novela nos recuerda en algunos de sus planteamientos al inmortal Criticón, del español Baltasar Gracián.
La conducta del diablo en este caso contradice la célebre sentencia de Baudelaire: «El mejor truco del diablo es hacernos creer que no existe». El Maestro y Margarita es una obra difícil de catalogar: combina elementos sobrenaturales con comedia negra satírica y filosofía cristiana; además, contiene elementos autobiográficos. Muchos críticos la estiman como una de las mejores novelas del siglo XX, y sin duda, una de las más sobresalientes sátiras soviéticas. Como otros libros rusos de su época y, al igual que otras obras del propio Bulgákov, El Maestro y Margarita fue objeto de censuras oficiales, algunas de las cuales fueron prohibidas directamente por Joseph Stalin.
La presión ejercida por la censura acabó provocando que Bulgákov quisiera emigrar
La situación en Rusia para Bulgákov, una vez que varias de sus obras fueron vetadas y cuando ya había comenzado la escritura de la novela, se tornó desesperada. En 1930, cuando se prohibieron sus obras de teatro, Bulgákov sintió que la situación le superaba. Escribió una carta al gobierno central y pidió permiso para emigrar, puesto que la presión ejercida por la censura le resultaba opresiva e interfería con la posibilidad de ejercer su profesión. El propio Stalin contestó a su carta y, poco tiempo después, fue contratado por el Teatro de Arte de Moscú, como ayudante de dirección y asesor literario. Mientras tanto, durante la década de los treinta Bulgákov siguió trabajando en el manuscrito de El maestro y Margarita, cuya sola existencia podría haberle costado la vida.
La obra de Bulgákov habría sido considerada peligrosa para el régimen comandado por Stalin, puesto que satirizaba muchas de las realidades de la Unión Soviética en esos años. La crítica realizada por Bulgákov por medio de su novela era fundamentalmente religiosa. La obra cuestiona lo que el autor consideraba propaganda atea emanada desde ciertos sectores del régimen soviético, propaganda que negaba la existencia histórica de Jesús. Vemos, en este sentido, que toda crítica a un régimen o Estado opresor no es necesariamente «objetiva», en el sentido de un cuestionamiento que afecta a toda la población, sino, a menudo, a sectores muy concretos de la misma (en este caso, a la comunidad de cristianos creyentes). De este modo, la crítica a un estado de cosas dado puede llegar desde multitud de frentes. La censura, por tanto, no es necesariamente contraria a un único punto de vista. Por poner un ejemplo, muchos de los críticos con Stalin y su régimen no eran precisamente cristianos, ni se veían ofendidos por el hecho de que la ideología oficial del Estado fuese atea. Es por esto por lo que la libertad de expresión debe operar en relación a todos los puntos de vista, no exclusivamente a unos pocos.
La crítica realizada por la novela era fundamentalmente religiosa
Por otro lado, esta célebre novela ha sido interpretada como reflejo de los problemas psicológicos del propio Bulgákov, algunos de ellos fruto de la opresiva situación que vivía como autor en un país carente de libertad. La opresión que ejercía la censura sobre su potencial creativo generaba en él toda una serie de epifenómenos psicológicos dolorosos e incómodos. A su vez, la obra es reminiscente del trabajo en teología que realizó el padre del autor durante su etapa como profesor en la Academia Teológica de Kiev, algo muy presente en los enfoques religiosos del texto. Como ocurre a menudo en el ámbito de la ficción literaria, realidad e imaginación son amalgamadas para generar una novela que es ofrecida al lector como presente.
El tratamiento de esta obra desde las instituciones es un clásico caso de censura. Debemos llamar la atención sobre el hecho de que, hoy en día, este tipo de intromisión ajena en lo que refiere al contenido de un texto literario no suele darse desde las instituciones, sino que es ejercida por amplios sectores de la población, es decir, por la propia ciudadanía. De este modo, la obra de Bulgákov y la realidad política e ideológica en la que se vio inmersa (desde su escritura hasta su publicación) sirven para alertarnos, por medio del contraste, sobre la censura y el impulso a ejercerla, que, aunque mute en sus formas y manifestaciones, no deja de imponerse ante algunos discursos, planteamientos y enfoques disidentes del discurso oficial (ya sea este institucional, popular o mediático).
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